Tras la explosión en San Cristóbal, los residentes colindantes al epicentro del estallido han comenzado a quejarse del persistente y desagradable mal olor que se ha propagado por toda la zona afectada.
Los comunitarios consideran el olor a putrefacción como “insoportable”, el cual genera malestar y preocupación entre ellos, debido a que “nos podemos enfermar”.
Mal olor
La fetidez que emana de la zona impactada es tan intenso que ha obligado a muchos residentes a cerrar sus puertas y ventanas, incluso a utilizar mascarillas para tratar de evitarlo.
Sin embargo, la hediondez logra penetrar en los hogares, creando un ambiente opresivo y desagradable.
Las personas se quejan de que la peste se adhiere a su ropa y pertenencias, resultando difícil deshacerse de él.
Gusanos
Además, la presencia de gusanos en algunos puntos ha aumentado aún más el nivel de “incomodidad” y “asco” en la comunidad, llegando, incluso, a alejar clientes de los comercios que se encuentran cerca.
Las larvas en los alrededores de la explosión ha añadido un elemento aún más perturbador a la situación.
Estos organismos se han multiplicado rápidamente debido a las condiciones propicias generadas por el incidente, quienes aseguran que han salido producto de un alimento para animales que ha caducado.