AFP
Buenos Aires, Argentina
“Queridísima Hebe, Madre de Plaza de Mayo, símbolo mundial de la lucha por los Derechos Humanos, orgullo de la Argentina. Dios te llamó el día de la Soberanía Nacional… no debe ser casualidad. Simplemente gracias y hasta siempre”, escribió en un tuit sobre las 11H00 locales (14H00 GMT) la vicepresidenta Cristina Fernández, la primera en difundir la noticia. Poco después, Alejandra Bonafini, hija de la activista, informó a través de un comunicado que su madre murió a las 09H20 en el Hospital Italiano de la ciudad de La Plata, en la provincia de Buenos Aires, donde se encontraba internada desde hacía algunos días. “Son momentos muy difíciles y de profunda tristeza y comprendemos el amor del pueblo por Hebe, pero en este momento tenemos la necesidad de llorar (…) en la intimidad”, indicó, antes de aclarar que a partir del lunes informarán cuáles serán los espacios para los homenajes y recordatorios.
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, también despidió “con profundo dolor y respeto” a la “luchadora incansable por los derechos humanos”, decretando tres días de duelo nacional, en un comunicado.
“El gobierno y el pueblo argentino reconocemos en ella un símbolo internacional de la búsqueda de memoria, verdad y justicia por los treinta mil desaparecidos”, añadió.
La organización que presidió durante más de cuatro décadas informó que “sus cenizas descansarán en la Plaza de Mayo”, advirtiendo que en los próximos días darán más detalles al respecto.
Condolencias
A nivel internacional, los gobiernos izquierdistas de Venezuela, Cuba, Bolivia y Perú expresaron sus condolencias por el deceso en redes sociales. “La Patria Grande honra a una valiosa mujer, luchadora y profundamente revolucionaria que hoy 20Nov, se hace eterna. ¡Grande Hebe de Bonafini! Estarás por siempre en los corazones del pueblo venezolano y latinoamericano”, escribió en Twitter el presidente venezolano, Nicolás Maduro.
Sepa Más
Historia
Con dos hijos y su nuera desaparecidos durante la dictadura, Bonafini fue una de las fundadoras del mítico grupo de madres que en 1977 comenzó a reunirse en la Plaza de Mayo, frente a la casa de gobierno en Buenos Aires, para reclamar información sobre el paradero de sus hijos. Con los meses comenzaron a identificarse con un pañuelo blanco en la cabeza, el cual pronto se convirtió en un símbolo de la organización.