Agencia AFP Ciudad de Panamá, Panamá
Cincuenta y cinco migrantes han muerto este año en la selva panameña del Darién, donde la cifra de viajeros rumbo a Estados Unidos ha caído 41% a un mes de que asuma el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ha prometido deportaciones masivas.
Esta selva situada en la frontera entre Colombia y Panamá se ha convertido en un corredor para miles de migrantes que, desde Sudamérica, tratan de llegar a Estados Unidos. Desde 2010, la han atravesado 1,3 millones de personas, casi dos terceras partes en los dos últimos años, según cifras oficiales.
En su mayoría son migrantes venezolanos, aunque también hay colombianos, ecuatorianos, haitianos y chinos, entre otros. Una quinta parte son niños, algunos de los cuales viajan solos.
“55 personas han fallecido en el 2024 en la ruta del Darién”, dijo este jueves el presidente panameño, José Raúl Mulino.
En esa travesía, los migrantes enfrentan peligros como ríos caudalosos, animales salvajes y grupos criminales que les roban, violan y matan, según organismos internacionales.
En lo que va de año, 300.000 migrantes han atravesado el Darién, 41% menos que en 2023, cuando un récord de 520.000 personas hicieron este peligroso recorrido.
Llegada de Trump
El descenso de migrantes en el Darién se registra a un mes de que Trump, quien ha prometido deportaciones masivas, asuma el mando el 20 de enero.
El gobierno panameño atribuye este descenso al cierre de algunos senderos en la selva y a la ayuda de Washington, que paga los vuelos de repatriación de migrantes, tras un acuerdo firmado en julio entre Panamá y Estados Unidos.
Con este programa, que contempla un aporte estadounidense de seis millones de dólares, Panamá ha deportado a más de 1.500 migrantes en una cuarentena de vuelos hacia Colombia, Ecuador e India.
Sin embargo, esa medida no incluye a venezolanos, a los que Panamá deja seguir hacia Estados Unidos, ya que Caracas no permite la llegada de vuelos procedentes del país centroamericano.
“Rifarte la vida 20 ó 21 días caminando por ahí para que te agarren y te monten en un avión y vas para atrás a donde empezaste, yo siento que eso ha sido un factor de disuasión”, afirmó Mulino.
El mandatario panameño se ha mostrado confiado en mantener una estrecha relación con Trump para combatir la migración por el Darién.
“Creo que este es un punto de coincidencia con el presidente (electo) Trump, ojalá pueda yo tener la ocasión más temprano que tarde de poder tener una conversación con él”, porque “es para allá (Estados Unidos) donde van”, añadió Mulino.
Sin embargo, organizaciones internacionales han advertido que las medidas restrictivas no terminarán con la migración por el Darién.
“La evidencia y la experiencia demuestran que las medidas restrictivas al movimiento y al acceso al refugio no reducen el número de personas que huyen de crisis graves de derechos humanos, como las que enfrentan Venezuela, Haití o Ecuador”, dijo a la AFP Juanita Goebertus, directora de la división de las Américas de la ONG Human Rights Watch.
“Las familias quieren esperar”
En Venezuela, el presidente venezolano Nicolás Maduro asumirá un nuevo mandato el 10 de enero, pese a que gran parte de la comunidad internacional desconoce su victoria electoral.
A la vez. el opositor Edmundo González Urrutia, que asegura haber ganado las elecciones de julio, ha anunciado que ese día estará en Venezuela para juramentarse como nuevo presidente.
“Probablemente muchas familias quieren esperar a ver qué medidas adopta la administración Trump en los EEUU y qué ocurrirá el 10 de enero, día de toma de posesión en Venezuela”, declaró Goebertus.
Mulino ha dicho en varias ocasiones que mientras no se resuelva la crisis política y social en Venezuela, la crisis migratoria por el Darién continuará.
“Para las familias que van en tránsito este tipo de cambios generan incertidumbre, ansiedad y preocupación porque mucho de sus esfuerzos en movilizarse y buscar un mejor estatus pueden verse truncados”, indicó a la AFP Diana Romero, especialista en emergencias de Unicef en Panamá.