RFI / AFPFrancia
Francia está en vías de convertirse en el próximo país europeo en el que se legalice la eutanasia, aunque el Gobierno prefiere usar el término “muerte asistida” para enfermos adultos con una patología grave e incurable.
Los pacientes mayores de edad que sean “capaces de discernimiento pleno y completo”, padezcan una “enfermedad incurable” con “pronóstico vital a corto o medio plazo” y padezcan un sufrimiento “intratable” (que no pueda aliviarse) podrán “pedir que se les ayude a morir”, declaró el jefe del Estado a los diarios La Croix y Libération. Quedarán excluidos, por tanto, los menores de edad y los pacientes que padezcan enfermedades psiquiátricas o neurodegenerativas que alteren el discernimiento, como el Alzheimer.
Si el equipo médico emite un dictamen favorable, se prescribirá al paciente una sustancia letal, que podrá administrarse él mismo, o con la ayuda de un tercero si “no está en condiciones físicas de hacerlo”. Este tercero podrá ser “una persona voluntaria designada por la persona cuando no existan condicionantes técnicos que lo impidan”, o “el médico o enfermero que acompañe a la persona”, según el texto, que debe enviarse al Consejo de Estado en los próximos diez días. La administración podrá tener lugar en el domicilio, en residencias o en un centro asistencial.
EL ‘CONSENTIMIENTO’, UNA CONDICIÓN INDISPENSABLE
Tras la solicitud del paciente, “hay un plazo mínimo de espera de dos días para comprobar la firmeza de la voluntad del paciente”, explica Emmanuel Macron.
“Después, debe darse una respuesta en un plazo máximo de dos semanas. Si la decisión es favorable, la prescripción es válida durante tres meses, durante los cuales el paciente puede, por supuesto, retirarse en cualquier momento”, añade. Si la decisión es desfavorable, el paciente puede “acudir a otro equipo médico” o “recurrir” la decisión.
Aunque este acto podría asimilarse a una forma de suicidio asistido, el presidente insiste en que ha querido evitar este término, o el de eutanasia, porque el “consentimiento” del paciente es esencial y “la decisión médica tiene su papel que jugar”, “con criterios precisos”.