Detalle. Los republicanos moderados culpan del insuficiente desempeño electoral a la influencia del expresidente Donald Trump (2017-2021).
Agencias
Washington, EE.UU.
Hace 100 años que no ocurría: la nueva Cámara de Representantes de Estados Unidos levantó la sesión ayer martes sin lograr elegir a su presidente debido a tensiones entre los republicanos.
El republicano Kevin McCarthy, el gran favorito para sustituir a la demócrata Nancy Pelosi, no logró calmar la revuelta de un grupo de partidarios del expresidente Donald Trump, que lo consideran demasiado moderado.
Los congresistas decidieron levantar la sesión hasta el miércoles por la mañana para darse tiempo para negociar entre bastidores.
Los republicanos, que obtuvieron una ligera mayoría de los escaños de la Cámara Baja en las elecciones legislativas de noviembre, se proponen usar su contrapoder para abrir una serie de investigaciones sobre el presidente estadounidense, el demócrata Joe Biden, por ejemplo sobre la forma en la que gestionó la pandemia de covid-19.
Pero antes tienen que ponerse de acuerdo sobre quién presidirá la Cámara de Representantes para que los congresistas puedan prestar juramento.
218 votos
La elección del titular de la Cámara Baja, conocido como “speaker”, la tercera figura más importante de la política estadounidense después del presidente y el vicepresidente, requiere una mayoría de 218 votos.
Una cifra que McCarthy no ha logrado alcanzar por el momento, después de tres rondas, debido a la oposición de una veintena de congresistas afines a Trump que han decidido aguarle la fiesta.
Y eso que la candidatura de McCarthy cuenta con un amplio apoyo dentro de su partido. De hecho, el anuncio de su nominación el martes en el hemiciclo fue recibido con una gran ovación de pie en las filas republicanas.
Al comienzo de la tercera ronda se palpaba cierto malestar. Los republicanos más moderados pedían a sus colegas que apoyaran a McCarthy. “Vinimos aquí para hacer cosas”, afirmó el líder del grupo republicano Steve Scalise, lo que despertó risas entre los demócratas.
A lo largo de las votaciones, el partido de Biden se ha unido en torno a la candidatura del líder demócrata Hakeem Jeffries, aplaudiéndole al son de “¡Hakeem, Hakeem, Hakeem!”. Pero carece de votos suficientes para salir elegido.
Horas o semanas
La elección de un presidente de la Cámara de Representantes podría decidirse en horas o semanas. En 1856 se tardó dos meses.
McCarthy parece dispuesto a hacer concesiones a los más conservadores para evitar que la historia se repita ya que en 2015 el ala derecha del partido ya le impidió ocupar el cargo.
Pero tampoco puede darse el lujo de ponerse en contra a los republicanos moderados.
Aunque su margen de maniobra es reducido, por el momento no tiene un rival fuerte. Como posible alternativa solo circula el nombre de Jim Jordan.
Beneficia a Biden
Con la Cámara Baja bajo control de los republicanos, Biden no podrá impulsar grandes proyectos, pero el campo contrario tampoco porque el Senado sigue en manos de los demócratas.
Para que se atrincheren en una oposición sistemática tendrían que estar unidos y en la votación del presupuesto en diciembre se vio que algunos republicanos votaron con los demócratas.
Con la elección del “speaker” la desunión salta de nuevo a la vista. Y una Cámara hostil incluso podría beneficiarle si Biden confirma su intención de presentarse de nuevo a las elecciones presidenciales de 2024.
El presidente se cuida de comentar las divisiones republicanas. Su portavoz, Karine Jean-Pierre, aseguró que el líder demócrata no “se entrometerá en este proceso”.
En caso de parálisis legislativa culpará del bloqueo, muy probablemente, a los republicanos, con la esperanza de beneficiarse políticamente.
Es la primera vez desde 1923, hace exactamente un siglo, que la Cámara Baja no logra nombrar a su presidente en una primera votación.
Los congresistas ultraconservadores reprochan a McCarthy no haber negociado con ellos una reforma del reglamento de los debates ni los nombres para liderar los comités del Congreso en la nueva legislatura.
El líder de la Cámara Baja es la tercera autoridad de Estados Unidos, después del presidente, Joe Biden, y de la vicepresidenta, Kamala Harris, quien también preside el Senado.
Aunque los republicanos ganaron las elecciones a la Cámara de Representantes del 8 de noviembre pasado y podrán complicar las cosas a Biden, la victoria de los conservadores fue mucho menor de la que muchos preveían.