El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, apareció ayer miércoles ante el Consejo de Seguridad de la ONU, en mitad de un debate sobre la guerra en Ucrania, y defendió el derecho de su país a usar el veto en las resoluciones del Consejo en un momento en que ese derecho es más contestado internacionalmente.
“El derecho de veto es un instrumento absolutamente legítimo, estipulado en la carta de las Naciones Unidas para evitar la adopción de decisiones que pueden dividir a la organización”, razonó Lavrov, recién llegado a Nueva York para tomar parte en los trabajos de la Asamblea General.
Lavrov defendió el derecho de veto de Rusia -que lo tiene junto a otras cuatro grandes potencias: EE.UU., China, Francia y Reino Unido- en un día en que los diez miembros no permanentes del Consejo pidieron restringirlo y posteriormente el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, sugirió un mecanismo para dejarlo sin efecto en determinadas ocasiones.
El ruso, con casi 20 años al frente de la diplomacia de su país, aludió a “una agresiva camarilla occidental que saca el tema del abuso al derecho de veto y pone el foco de forma incorrecta en ciertos miembros de la ONU”, en clara alusión a su propio país, que es con mucha diferencia el que más lo ha usado para frenar resoluciones en el Consejo de Seguridad.
Afirmó además que Estados Unidos y sus aliados “abiertamente y sin subterfugios tratan de privatizar el Secretariado (General) de la ONU (porque creen) tener el derecho de acusar a los que por una u otra razón son inconvenientes para Washington”.
GUIÑO A PAÍSES DEL TERCER MUNDO
Lavrov terminó su discurso lanzando un guiño a los países del tercer mundo -muchos de ellos surgidos de golpes de Estado- que son objeto de sanciones pronunciadas por el Consejo de Seguridad.
“Hay que considerar limitaciones humanitarias a las sanciones, pues deberían ir acompañadas de consideraciones de las agencias de la ONU sobre sus consecuencias humanitarias, en lugar de venir acompañadas de exhortaciones demagógicas de los colegas de Occidente. Tan simple como esto: que la gente común no sufra”.
Aunque no citó a ninguno en concreto, gran parte de los países sometidos a sanciones son aliados de Rusia, como Siria, Irán, Corea del Norte, Cuba, Venezuela y Mali.
Lavrov se refirió largamente a la guerra en Ucrania, limitándose a repetir los argumentos de que el gobierno de Zelenski discrimina y maltrata a los rusohablantes, y que su país es favorable a una negociación con Ucrania pero sin condiciones previas.