Las barriadas de la zona norte del Distrito Nacional tienen las mismas quejas, los altos precios de la canasta básica siguen exprimiendo los bolsillos de los hogares y la inseguridad ciudadana mantiene a las personas en una constante intranquilidad.
Varios lideres de esas comunidades señalan que la delincuencia está representada en jóvenes que desertan de las escuelas y el lastre de la falta de centros.
Por ello, la comunitaria Fior Guzmán, de la Coordinadora de Organizaciones Barriales Don Bosco (Codonbosco), denuncia la necesidad de instalar un liceo politécnico en el 27 de Febrero, y la carencia de escuelas en Gualey, La Zurza y Los Guandules.
“No tenemos las suficientes infraestructuras escolares en la comunidad, y eso lleva a que los jóvenes no estén estudiando y que no se agregan programas que sean eficientes…”, dijo a este diario luego de una reunión de organizaciones.
Una demanda que no es exclusiva suya, pues la comparte Pedro Antonio Viloria, coordinador del Foro Inter Barrial Permanente, quien ve en la violencia que ejercen tanto la ciudadanía como las autoridades, la principal problemática de las localidades.
Olas de delincuencia que tienen nombres propios, obedeciendo a la desigualdad social y la falta de oportunidades, representada en quienes terminan ocupando la condición de “ninis”, aquellos que ni estudian, ni trabajan.
“Ellos parten siempre de querer militarizar a los barrios y a nuestras comunidades, pero, sin embargo, no se van a elaborar políticas públicas porque la (ausencia de) seguridad tiene sus consecuencias…”, critica Manuel María Mercedes, presidente nacional de la Comisión de los Derechos Humanos.
Considera que los últimos gobernantes “no han dado pie con bola” en manejar estos temas, viendo que “los esquemas que han querido implementar están al margen de la realidad social, económica y política que atraviesa la sociedad mundial”. A lo mismo le añade: “están implementando una política pública al margen de las consecuencias que genera la inseguridad”.
Canasta básica les exprime
Sin embargo, la delincuencia no es lo único que mantiene estos barrios en estado de desasosiego. Asimismo, sufren los altos precios de los alimentos, con aumentos del arroz, aceite y pollo.
“Las amas de casa constantemente están exprimiendo el dinero para poder acceder a los principales productos de la canasta básica”, dijo Guzmán. “Imagínate, en una vivienda donde hay cinco personas, no pueden almorzar con menos de 500 pesos al día”.
La denuncia que, igualmente, pone Viloria en la mesa, notando que los alimentos “cada día están más caros y no hay manera de que el gobierno trace una política o un control que permita comprar los productos básicos a precios asequibles”.
Para los líderes barriales, las precariedades de estos sectores se circunscriben en el limitado acceso al agua, apagones prolongados, desempleo y necesidad de mejora en los servicios de salud.
“Hay una tasa muy alta de desempleo en la población. Eso también repercute en la alimentación, repercute también en la violencia. Muchos jóvenes que deberían estar o trabajando o estudiando…”, manifestó Viloria.
De ahí que “se dedican a hacer actos indebidos, al robo, a hacer actos que tienen que ver con las drogas y ese tipo de cosas. Todo eso genera violencia e inseguridad en la ciudadanía…”, según comentó.