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La sonrisa, una de las máscaras de la depresión

La primera vez que Alma visitó mi consulta, hace ya unos dos años, lo primero que me dijo con una sonrisa en su rostro, justo antes de que yo iniciara la sesión, fue: “Yo he pasado un tiempo en el que todo me parecía perfecto por fuera. Siempre tenía una sonrisa que podía iluminar una habitación, un círculo de amigos que pensaban que lo tenía todo bajo control y logros que llamaban la admiración de los demás”.

Ante este comentario me quedo en silencio observándola y Alma continúa con su relato:

“En realidad, detrás de esta sonrisa existe una historia diferente. Cada día me parece una actuación y los aplausos que recibo por mis logros externos sólo aumentan mi soledad. Es como si estuviera viviendo una doble vida: una en la que muestro felicidad y éxito al mundo y otra en la que lucho contra una sensación constante de vacío y tristeza”.

“Hay momentos del día en las que el peso de todo me golpea como el más fuerte de los ciclones. Al final del día siempre me encuentro sola en mi habitación, con lágrimas corriendo por mi rostro, preguntándome por qué no puedo deshacerme de estos sentimientos. Lucho contra la culpa: culpable por no poder apreciar plenamente las bendiciones de mi vida, culpable por no ser tan feliz como parecía, culpable por sentirme que estoy engañando a quienes se preocupaban por mí”.

¿Cómo puedo explicarles a los demás que la sonrisa que ven no siempre es un reflejo real de mi mundo interior? 

Alma estaba preocupada por que sus luchas fueran recibidas con confusión o incredulidad. Entonces, por esta razón continuó usando la máscara, apareciendo con una sonrisa y manteniendo sus emociones ocultas. Si estás pasando por algo similar, debes saber que no estás solo en esta experiencia, a la cual llamo “depresión sonriente”.

Hablar de tus emociones en terapia te brindará herramientas para navegar por las complejidades de las emociones, las cuales son válidas, y poco a poco podrás quitarte las capas de la máscara y encontrar formas saludables de afrontar los altibajos.

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