María Gómez, conocida como @merigopsico en redes sociales, aporta con su libro ‘La buena compañía’ una guía para entender mejor nuestros vínculos
«Ir al psicólogo no es un signo de debilidad, sino de valentía y compromiso con uno mismo»
La psicóloga María Gómez, @mericopsico en Instagram PLANETA
22/02/2024
Actualizado a las 19:41h.
¿Por qué te sientes tan bien después de un abrazo? ¿Qué es lo que te hace dudar de una decisión después de recibir una crítica negativa? ¿Dudarías de un resultado matemático si todos tus amigos te asegurasen que dos más dos es igual a cinco? Nuestras relaciones personales nos influyen más de lo que creemos pues, aunque a veces se nos olvide, somos «seres sociales», según recuerda la psicóloga María Gómez (@merigopsico en Instagram, TikTok y YouTube).
Por eso en su libro ‘La buena compañía’ (Temas de hoy) pone el acento en la importancia de entender nuestros vínculos y aprender a mejorarlos desde el autocuidado.
Tu forma cercana de divulgar en las redes sociales hace que muchos de tus seguidores sean muy jóvenes, ¿Qué es lo que más les preocupa?
La preocupación por el futuro es la más frecuente y la desesperanza es el sentimiento más común, así como la frustración ante estos tiempos de incertidumbre. También interesa todo lo que hay alrededor de las redes sociales, desde cómo afecta a la autoestima compararse continuamente hasta los problemas de atención y de concentración que se tienen debido al uso del móvil.
Precisamente dedicas un capítulo de tu ‘La buena compañía’ a cómo influye en la autoestima esa relación que se tiene con la tecnología…
Sí y esto también tiene que ver con la rapidez del mundo en el que vivimos. Los vídeos son cada vez más cortos y eso hace que se vea demasiada información en poco tiempo. Y aunque sea de forma inconsciente esa información se procesa y eso hace que continuamente comparemos vidas, cuerpos, bellezas, planes… Todo eso afecta a la atención y a la concentración. De hecho siembre digo que somos la sociedad ‘multitasking’ o multitarea y que hacemos muchas cosas a la vez pero eso no quiere decir que seamos más efectivos. Cuando el cerebro tiene que hacer mucho esfuerzo y tiene que dar lugar a cambios continuos hay más coste que beneficio. Y en el caso del uso del móvil eso se ve muy claro porque su uso interrumpe constantemente las tareas.
Cuando haces referencia a las redes sociales apelas a un valor que no es frecuente en este tipo de planteamientos que es el uso desde la bondad, ¿a qué te refieres?
Me gusta dar mensajes esperanzadores en este sentido porque si lo que impera es que esto está fatal y que qué va a ser de los jóvenes, ¿qué podemos hacer con eso? A menudo tenemos en este sentido un sesgo hacia lo negativo y pensamos siempre en lo malo. Pero las redes sociales tienen una parte positiva que a veces se nos olvida. Es un espacio de refugio para mucha gente y es un lugar en el que puedes encontrar a personas a las que le gustan las mismas cosas que a ti, puedes hacer amigos, puedes aprender muchas cosas… He aprendido con internet más que con algunos profesores. Y eso le pasa a mucha gente.
Hay que encontrar, por tanto, la parte positiva de las redes sociales y nunca decir en ellas algo que a ti no te gustaría leer sobre ti. De alguna manera debemos entender que esas personas que escriben cosas tan malas en realidad son personas que no están bien. No hablo de justificar el comportamiento, sino de entender lo que están proyectando desde su interior.NOTICIA RELACIONADA
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En tu libro nos invitas a entender que somos «absolutamente sociales» y que «no somos sin los otros» pero muchas personas aseguran que como mejor se sienten es «estando solos», ¿Qué puede haber detrás de esto?
Es cierto que tenemos que aprender a estar solos y que eso está genial. De hecho entre las generaciones más jóvenes tienen valor creencias como «estar soltera no es estar sola», «doy valor a mis amigas pero también a mis planes»… Y eso es muy positivo.
La soledad no elegida es un problema de salud pública en algunos países que son más individualistas. Pero es cierto que en España damos mucho valor a la socialización y que a menudo la relacionamos con el bienestar. La idea, por tanto, es poner el foco en que nuestro bienestar está en relacionarnos y que, aunque esté bien aprender a estar solo, debemos ser conscientes de que si realmente estamos disfrutando de una soledad elegida es porque contamos con una red segura de amigos, de pareja o de familia a la que podemos acudir cuando queramos.
Es utópico pensar en estar solo en la vida. Y no sólo hablo a nivel de pareja romántica, sino que me refiero a la necesidad de contar con nuestra propia red segura, la red de «tu gente». Y de ahí precisamente es de donde sale el título del libro, «la buena compañía».
«Nuestro bienestar está en relacionarnos y aunque esté bien aprender a estar solos, debemos ser conscientes de que si realmente disfrutamos con una soledad elegida es porque contamos con una red segura de amigos, de pareja o de familia a la que podemos acudir cuando queramos»
María Gómez
Psicóloga y divulgadora
¿Cómo podemos saber si la presión social está mermando nuestra capacidad crítica?
Partiendo de la base de que necesitamos formar parte de un grupo podemos sentir esa presión social, sí. Pero el pensamiento crítico es importante, sobre todo si tenemos en cuenta que en las redes sociales se pueden encontrar opiniones rápidas, categóricas y hostiles que dejan poco espacio para el debate o la duda. Pero el debate y la duda son importantes. Hay que huir de la gente que nos dice cómo deberíamos pensar, cómo deberíamos sentirnos y que intentan aportar supuestas fórmulas mágicas que, desgraciadamente, son frecuentes en el ámbito de la psicología, el crecimiento personal y la autoayuda.
La psicología no da consejos ni opiniones ni juicios sino que es una ciencia que estudia cómo pensamos: cada terapia es individual y lo que le sirve a uno no no tiene por qué servirle a otro. Queda más bonito decir que tengo un método perfecto con el que cualquiera que lo aplique va a ser feliz pero eso no es verdad.
¿Crees que han cambiado en este sentido las ideas tradicionales sobre lo que es la familia?
Si, de hecho hay gente que no tiene la suerte de tener una familia que le acompañe como le gustaría y eso hace que al final se elija a las personas que realmente quieres tener a tu alrededor.
¿Cómo evoluciona nuestra forma de relacionarnos con los demás a lo largo de la vida?
No paramos de aprender. Cuanto más sabes sobre el amor o la felicidad, más vives y más vas entendiendo. De hecho eso te ayuda a empatizar pues cuando no las has vivido tiendes a juzgarlas pero si las has vivido puedes entenderlo de otra manera.
Una de las etapas más claves para formar la identidad es la adolescencia porque es cuando más presión de grupo hay. Necesitas formar parte de un grupo y además es cuando se da un sesgo que se llama «fábula personal» que les lleva a pensar que son únicos, que nadie les entiende y que lo que están viviendo es algo súper especial que nunca van a entender los mayores.
Pero también se puede dar en esta etapa una parte muy positiva y es que se muestran receptivos a los temas relacionados con la salud mental pues se dan cuenta de que hay cosas que se repiten, que no son tan raros y que no sólo la gente de su edad ha vivido cosas parecidas sino que también los padres han podido pasar por situaciones similares, así que a medida que se van soltando y van hablando, van entendiendo lo que les pasa que, por cierto, no es tan distinto de lo que les pasa a los otros, ni siquiera de lo que les pasaba a sus padres.
¿Alguna vez te has sentido juzgada por ser tan joven y tener tanto éxito en la divulgación de temas relacionados con la salud mental y con la psicología?
Si y aquí me gustaría poner el acento de que a menudo se nos dice que escuchemos a los mayores y en eso estoy muy de acuerdo, pero también creo que los mayores tienen que escuchar más a los jóvenes. Y eso implica escucharles de verdad, genuinamente, no para reñirles o juzgarles. Quizá hay que dejar de preguntar qué quieren ser de mayores y darse cuenta de que ya son lo que son y hay que interesarse por lo que son ahora.NOTICIA RELACIONADA
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Cuando hablas de la infancia explicas que influye en lo que vivimos de adultos, pero también nos explica que podemos cambiar muchas cosas, que no estamos marcados por ella, ¿cómo?
La infancia nos marca el punto de partida, pero somos aprendizaje. Todo lo que pensamos, hacemos y sentimos lo hemos aprendido, así que es esperanzador y positivo saber que se puede desaprender o reaprender. No hay que quedarse con una etiqueta sobre cómo eres supuestamente.
Con respecto a las etiquetas que a menudo ponemos o nos ponen explicas que todos solemos tener un rol dentro del grupo pero, ¿Qué pasa si no nos gusta o no nos sentimos identificados con él?
Esto está muy relacionado con las expectativas que tienen los demás hacia ti que hacen que las acabes cumpliendo y que llevan a entrar en un rol del que al final no puedes salir. Y también está relacionado con los límites pues sucede que algunas personas que nunca se quejaban de nada de repente llega un momento en el que marcan un límite y eso no siempre está bien visto. Pero marcar esos límites es difícil pero necesario para no quedarse con el rol que de alguna manera te han impuesto.
Poner límites puede ser difícil, sí, especialmente en el contexto familiar. Antes era impensable hablar de conceptos como padres tóxicos o familia tóxica…
A nivel social están cambiando muchas cosas para bien de modo que cada uno pueda elegir su camino y no haya tantas ideas preestablecidas en el imaginario social sobre normas de las que no nos podamos salir.
Uno de los valores que defiendes es que las creencias y los actos deben ir de la mano, ¿Qué señales indican una falta de coherencia entre ellos?
Hay que aceptar que somos humanos y que la sociedad es contradictoria. Pero además hay que hablar de lo que se siente porque eso disminuye un poco el malestar. Aceptar cosas cotidianas como la envidia del éxito de una amiga, por ejemplo, o de la culpa o de sentirse mal por pensar mal de alguien, pero todas estas son emociones muy humanas de las que no se habla tanto porque parece que se lleva es hablar es de estar bien y proyectarlo a través de las redes sociales. Pero las otras emociones se dan porque somos humanos y hay que ser más compasivo con uno mismo.
«La psicología no da consejos ni opiniones ni juicios sino que es una ciencia que estudia cómo pensamos: cada terapia es individual y lo que le sirve a uno no no tiene por qué servirle a otro»
María Gómez
Pero el malo, ¿nace o se hace?
Es un debate filosófico pero es una mezcla de cosa pero lo que sí que hacemos es pensar más que una persona buena se puede convertir en mala y no pensamos tanto en que una mala se puede convertir en buena. Pero en vez de categorizar a toda la persona tendríamos que hablar más de las conductas. Podemos decir que lo que ha hecho tal persona está mal pero somos mucho más que lo que hemos hecho, que nuestro trabajo, que nuestro cuerpo, que nuestras ideas… Y así con todo.
En cuanto a las relaciones de pareja, ¿Qué señales identifican a una relación sana?
Las dos claves son la comunicación y la confianza. Y también es importante que por separado ambos sean personas independientes y tengan otra vida más allá de la vida de pareja. Y esto es algo que también están consiguiendo las generaciones más jóvenes: ahora no nos encerramos solo en una persona y buscamos tener una vida social más allá de la pareja.
Fuente: abc