AGENCIA EFE
Dajabón, República Dominicana
Lejos de la violencia que asola a Haití, el mercado binacional en el límite con República Dominicana ha mantenido cierta normalidad, pese a los momentos de tensión que han afectado la frontera por donde pasan a diario cientos de haitianos.
Una marea humana se aglomera en el portón del control fronterizo de Dajabón: son ciudadanos haitianos intentando pasar a empujones para realizar compras en este mercado que funciona dos veces por semana, unos 200 km al noreste de la capital Puerto Príncipe.
Allí, donde se comercian desde alimentos, ropa, juguetes y hasta electrodomésticos usados, el gobierno dominicano ordenó reforzar la habitual presencia de militares armados y afirmó estar “alerta”.
Aunque el mercado binacional sigue funcionando, autoridades y comerciantes temen por la caída de la demanda tras el agravamiento de la crisis en Haití por ataques de pandilleros, que controlan amplias áreas del país, incluida la capital.
“El mercado ha tenido una merma” en el último mes, porque los clientes “tienen miedo de comprar un gran volumen de mercancías” y perderlas en la carretera, dice a la AFP Noel Fernández, presidente de la asociación de comerciantes.
“Las bandas de allá (Haití) se las quitan”, explica Fernández.
“Pero gracias a Dios, aunque no sea un 100%, el mercado está abierto y está fluyendo”, añade este hombre de 36 años que ha dedicado su vida al comercio en la zona.
Los grupos pandilleros de Haití han mantenido un pulso violento contra el gobierno del primer ministro Ariel Henry exigiendo su salida.
Haití, el país más pobre de América Latina, no celebra elecciones desde 2016 y Henry quedó en el mando tras el asesinato del presidente Jovenel Möise en julio de 2021.
El primer ministro debió dejar el poder a inicios de febrero, pero llegó a un acuerdo con la oposición hasta que se celebren nuevas elecciones.
Los disturbios para exigir su salida se han incrementado en la última semana y las autoridades extendieron el estado de emergencia declarado el lunes tras la fuga de miles de presos en un ataque de las pandillas.
Control reforzado
El gobierno dominicano construye desde 2022 un muro de 174 kilómetros en la frontera con Haití para frenar la migración, que fue restringida en septiembre pasado.
En Dajabón cientos cruzan los portones limítrofes cuando los lunes y los viernes se libera el paso por el mercado binacional.
Como parte de las medidas de control, las autoridades dominicanas también han habilitado corredores separados para el ingreso de mujeres y hombres al mercado.
Con un sistema biométrico, verifican la identidad de los haitianos que ingresan.
Estas medidas adicionales “se han implementado debido a un perfil que se persigue con respecto a un tema que vive actualmente nuestro vecino país”, comenta el teniente Morlin Fabian Tolentino, comandante de la base operacional del Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront) en la zona.
Los comerciantes dominicanos dicen sentirse seguros y destacan que hasta ahora no ha habido “ningún inconveniente”.
“La seguridad va bien” porque se está realizando un control “riguroso”, sostiene el comerciante de 42 años Juan Osoria.
A la gente en Dajabón “le preocupa más el tema del comercio”, añade por su parte el alcalde Santiago Riverón, que también se refiere a una baja en la demanda tras el conflicto en Haití, aunque no ofrece cifras oficiales.
Los haitianos continúan paseando por el mercado cargando carretillas y grandes cestas coloridas en búsqueda de mercancía.
Los comerciantes dominicanos lo agradecen, porque mantiene vivo negocio.
“Gracias a Dios se está dando, nos permite buscar nuestro sustento”, dice el vendedor de frutas Arcadio Ramírez, de 45 años.