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La búsqueda del Titán fue “como ir al espacio”

Los rescatistas que buscaron el pequeño sumergible que desapareció en el océano Atlántico cuando se dirigía a visitar los restos del Titanic se enfrentaron a una tarea gigantesca que puso a prueba los límites del conocimiento técnico, afirman expertos.

Equipos internacionales trabajaron contra reloj para localizar la embarcación con cinco personas antes de que se acabara el oxígeno en menos de dos días.

Pero barrer un área oceánica de 20,000 km2 con profundidades de cerca de cuatro kilómetros no era fácil.

MUY OSCURO Y FRÍO

“Está muy oscuro ahí abajo. Hace mucho frío. El lecho marino es barro y está ondulado. No puedes verte la mano delante de la cara”, dijo el experto sobre el Titanic, Tim Maltin, en declaraciones a NBC News Now.

“Realmente se asemeja un poco a ser un astronauta en una misión hacia el espacio”.

OceanGate Expeditions, la empresa a cargo del sumergible Titán, cobra 250,000 dólares por puesto en sus excursiones hacia el famoso naufragio.

La embarcación llevaba a bordo tres turistas cuando desapareció el domingo: el multimillonario británico Hamish Harding, el empresario paquistaní Shahzada Dawood y su hijo Suleman.

También iban a bordo Stockton Rush, director ejecutivo de la compañía, y el operador de submarinos francés Paul-Henri Nargeolet, apodado de “Señor Titanic” por sus frecuentes expediciones hacia los restos del barco.

Jamie Frederick, capitán del servicio de Guardacostas estadounidense, informó a los medios de comunicación el martes que la agencia coordinaba la misión de búsqueda y rescate.

Pero agregó que era increíblemente difícil, y una operación mucho más ambiciosa de lo que la guardia costera usualmente hace.

“El servicio de Guardacostas de Estados Unidos asumió el rol de coordinar la misión de búsqueda y rescate, pero no tenemos la experiencia necesaria y el equipo requerido en una operación de esta magnitud”, dijo.

“Es un esfuerzo complejo de búsqueda que requiere el trabajo de múltiples agencias con experiencia en el área y equipo especializado”.

Explicó que los rescatistas estuvieron usando diversos métodos a medida que peinaban la vasta área en busca del Titán, de 6.5 metros de longitud, que perdió contacto con su buque madre horas después de sumergirse en las inmediaciones del lugar donde están los restos del Titanic.

“Los esfuerzos de búsqueda se centraron tanto en la superficie con aviones C-130 que buscan a simple vista y con radar, como en la subsuperficie con aviones P3, con los que se pudo lanzar y monitorizar boyas sonar”, dijo Frederick.

VEHÍCULO A CONTROL REMOTO

La búsqueda se vio reforzada el martes por un enorme buque que cuenta con un vehículo operado por control remoto (ROV) que esperaban poder desplegar en la última posición conocida del Titan.

El investigador Jules Jaffe, quien formó parte del equipo que desarrolló el sistema óptico usado para encontrar el Titanic en 1985 dijo que los rescatistas debieron buscar en tres lugares.

“[El Titán] está en el lecho marino, en algún lugar de la columna de agua o en la superficie”, dijo a ABC10 en San Diego, California.

“Podría estar en la columna de agua. Creo que es lo más probable”.

“Para encontrarlo hay que usar el tipo de sonares que usamos para mapear el lecho marino”, que de acuerdo con él mostraría la embarcación como un reflejo brillante.

DIFÍCIL DETECTARLO

Jamie Pringle, profesor de ciencias geográficas forenses en la Universidad británica de Keele, dijo que si el submarino se hubiera asentado en el fondo del océano, podría ser muy difícil de detectar.

“El fondo del océano no es plano, hay un montón de colinas y cañones”, dijo Pringle a NBC.

La enorme presión a cuatro kilómetros de profundidad, unas 400 veces superior a lo que es en la superficie, dificulta el desafío en este complicado paisaje marino.

Una presión de tal fuerza ejerce una enorme carga en el equipo, y no hay muchas embarcaciones de fabricación humana que puedan aguantar en esas profundidades.

Los submarinos nucleares, como los utilizados por agencias militares, generalmente operan a unos 300 metros de profundidad, de acuerdo con el Instituto Oceanográfico Woods Hole.

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