PABLO SAN ROMAN/AFP
La justicia británica decide este lunes si otorga a Julian Assange un último recurso para evitar su extradición a Estados Unidos, país que debe antes ofrecer garantías sobre el trato que recibiría el fundador de Wikileaks.
El pasado 26 de marzo, los jueces británicos pidieron a las autoridades estadounidenses que garanticen que el australiano de 52 años, en caso de ser extraditado, podrá acogerse a la Primera Enmienda de la Constitución, que protege la libertad de expresión, y que no será condenado a la pena de muerte.
En caso de que la respuesta norteamericana no convenza al Tribunal Supremo de Londres, Assange podrá apelar la extradición aceptada en junio de 2022 por las autoridades y la justicia británicas.
En caso de que las garantías estadounidenses sean consideradas satisfactorias este lunes por el tribunal británico, Assange todavía podría presentar un último recurso el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH).
El fundador de WikiLeaks dispondría de un plazo de dos semanas para presentar este recurso ante la corte europea antes de hacerse efectiva la extradición, según sus abogados.
Assange se enfrenta en Estados Unidos a 175 años de prisión por publicar desde 2010 más de 700.000 documentos clasificados sobre actividades militares y diplomáticas estadounidenses, particularmente relacionadas con Irak y Afganistán.
Entre ellos se encuentra un video que muestra a civiles muertos por disparos de un helicóptero de combate estadounidense en Irak, en julio de 2007.
DESCONFIANZA DE SUS ALLEGADOS
El actual redactor jefe de Wikileaks, Kristinn Hrafnsson, afirmó la semana pasada que los procesos judiciales británicos relacionados con la extradición de Assange son “corruptos” y están “amañados”.
“Sé que estas son palabras duras que solemos usar para los tribunales de países no europeos, no de países occidentales, pero he llegado a la conclusión de que es absolutamente el caso. Esto es corrupción institucional, a nivel judicial. Julian Assange es un prisionero político, está muy claro”, señaló el islandés.
La mujer de Julian Assange, Stella, no desdijo al redactor jefe de Wikileaks.
“No espero un resultado racional de los tribunales. ¿Tengo alguna esperanza de que hagan lo correcto y que Julian gane al final? Por supuesto que tengo que tener cierta fe en el hecho de que eso puede suceder. Y espero que así sea. Pero he observado lo que ha sucedido durante los últimos cinco años (desde su encarcelamiento en Reino Unido) y creo que el análisis de Kristinn es sólido”, explicó Stella Assange.
El pasado 10 de abril se abrió una ventana de esperanza para Assange, cuando el presidente estadounidense, Joe Biden, dijo que su país “examina” la solicitud de Australia de que retire los cargos de espionaje contra el fundador de WikiLeaks.
“Lo estamos considerando”, respondió Joe Biden a la pregunta de un periodista sobre si habría una respuesta estadounidense a la petición australiana, sin dar más detalles.
RIESGO DE SUICIDIO
Assange fue arrestado por la policía británica en 2019, tras pasar siete años en la embajada ecuatoriana de Londres para evitar su extradición a Suecia por un caso de presunta violación desestimado ese mismo año.
Para los partidarios de Assange, el australiano expuso irregularidades en el ejército estadounidense y su batalla legal representa una lucha por la libertad de prensa.
Por su parte, Washington argumenta que Assange y WikiLeaks pusieron vidas en peligro al publicar documentos que incluían nombres de fuentes de inteligencia.
En las últimas semanas, los familiares y allegados de Assange, recluido durante cinco años en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, en Londres, han alertado del deterioro de su salud.
“Todas las pruebas psiquiátricas concluyeron que existe un riesgo de suicidio”, señaló su esposa Stella el miércoles pasado.
Su defensa también advirtió durante las diferentes vistas sobre el riesgo de suicidio en caso de extradición.