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Londres
El ex primer ministro británico Boris Johnson —que se vio obligado a dejar el puesto por escándalos de ética hace sólo tres meses— competía el viernes para regresar al puesto en sustitución de Liz Truss, cuya rápida caída sumió al país en el desconcierto en un momento de grandes desafíos económicos.
El Partido Conservador ordenó una contienda sumamente veloz en la que se pretende concluir con las nominaciones el lunes e instalar en cuestión de una semana a un nuevo primer ministro, el tercero este año.
Johnson no ha declarado públicamente que desee postularse, pero un aliado político que habló con él le dijo a Sky News que él está “dispuesto”, y los corredores de apuestas lo consideran uno de los favoritos para ganar la contienda.
Si Johnson regresa, representaría una recuperación sorprendente para una figura polarizante que se vio obligada a dejar el puesto por un maremágnum de escándalos de ética. Los opositores dicen que darle otra oportunidad sólo conducirá a más controversias y decepciones.
La incertidumbre en el liderazgo del país ocurre en un momento de crecimiento económico débil en el que millones de personas pasan apuros debido a un incremento en el costo de los préstamos y en los precios de los alimentos, el combustible y otros artículos básicos. Una creciente ola de huelgas por parte de trabajadores ferroviarios y postales, abogados y otros ha sacado a relucir un creciente descontento con la economía, la cual enfrenta una amenaza de recesión.
Truss renunció el jueves luego de 45 días turbulentos, reconociendo que no podía implementar su paquete económico que se basaba en recortes fiscales, el cual se vio obligada a abandonar después de que generó agitación en los mercados financieros.
La presidenta de la Cámara de los Comunes, Penny Mordaunt, fue la primera candidata en anunciar públicamente que se postularía para reemplazar a Truss. Mordaunt tuiteó que ella representa un “nuevo comienzo”.
Mordaunt, una reservista de la Real Armada de 49 años, de hablar franco y que se desempeñó brevemente como secretaria de Defensa en 2019, es la tercera favorita de los corredores de apuestas. Fuera de los círculos conservadores, tal vez es mejor conocida por haber participado en el reality show televisivo “Splash!”, sobre clavados.
El que encabeza al grupo en cuanto a apoyo de los legisladores, aunque no se ha postulado públicamente, es el exsecretario del Tesoro Rishi Sunak, que previamente quedó en segundo lugar frente a Truss.
Sunak, de 42 años, le había advertido repetidas veces a los conservadores que los planes de recortes fiscales de Truss serían desastrosos, como a la postre fueron. Los partidarios de Sunak, un exadministrador de fondos de cobertura, consideran que él tiene mano firme para manejar una economía en problemas.
El popular secretario de Defensa Ben Wallace, del que se hablaba como posible contendiente, se descartó el viernes.
El factor impredecible es Johnson, que se vio obligado a dejar el puesto en julio y aún enfrenta una indagación sobre si le mintió al Parlamento cuando aún era primer ministro, lo que podría llevar a su suspensión como legislador.
Sus aliados en el Parlamento están trabajando con el fin de recabar apoyo para una campaña de “Yo respaldo a Boris”. Uno de ellos, el legislador James Duddridge, le dijo a Sky News que el expremier volaría de regreso desde el Caribe, donde se encuentra de vacaciones, para participar en la contienda por el puesto y que estaba “dispuesto”.
Johnson, de 58 años, aún es tenido en alta estima por algunos conservadores, que lo consideran una persona capaz de ganar votos con un inusual toque de hombre común, mismo que llevó al partido a un gran triunfo electoral en 2019. Es más popular entre las bases del partido que entre los legisladores, y algunos lo desprecian por el caos y los escándalos que afectaron su mandato.
“El tener a un triunfador es lo que el partido necesita para sobrevivir”, dijo Nadine Dorries, aliada de Johnson, a Sky News.
Johnson logró sacudirse fallas que habrían hundido a muchos políticos. Sobrevivió incluso después de que la policía lo multó por acudir a una serie de fiestas ilegales en edificios gubernamentales mientras Gran Bretaña se encontraba bajo confinamiento durante la pandemia de COVID-19, hasta que finalmente renunció luego de acumular muchos escándalos.
El ex dirigente conservador Michael Howard imploró al partido que no vuelva al “psicodrama” de la era Johnson.
“Ha tenido su oportunidad y no ha funcionado”, dijo Howard. Algunos legisladores conservadores han amenazado incluso con abandonar el partido si Johnson vuelve a ser líder.