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Gobierno mantuvo constancia en sus llamados a intervención en Haití

Apartir de octubre de 2022, cuando el primer ministro haitiano Ariel Henry pidió a la ONU la intervención de una fuerza armada multinacional para hacer frente a la grave crisis de seguridad en ese país, el gobierno dominicano estuvo al frente de los llamados a ejecutar este paso, sin demora.

Días después, el secretario general del ente, Antonio Guterres, respondió a ese pedido de auxilio, proponiendo el despliegue de una fuerza de acción rápida, compuesta por militares y liderada por uno o más Estados miembros. 

El 22 de diciembre de ese año, dos meses después del pedido del premier de Haití y la respuesta del titular de la ONU, el canciller Roberto Álvarez precisó que el despliegue de una fuerza militar era “el único camino viable”.

En su opinión, se había ya cruzado “el umbral de las buenas intenciones”, considerando que el Consejo de Seguridad de la ONU estaba “conminado a concretizar cuanto antes la propuesta” del gobierno de Haití.

De ahí en adelante, las reseñas periodísticas recogen frecuentes intervenciones y llamados del gobierno de Luis Abinader, tanto a escala nacional como en la arena internacional, urgiendo a actuar rápido para sacar a Haití del caos y evitar mayores tragedias provocadas por las pandillas.

A lo largo de este año 2023, el mandatario mantuvo una línea consistente de llamamientos a la comunidad internacional para que interviniera en el caso haitiano.

El pasado 20 de septiembre, el jefe de Estado habló ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, donde exhortó a redoblar los esfuerzos por lograr el despliegue inmediato de la fuerza multinacional, bajo la advertencia de que “el tiempo se agotó”.

La misión autorizada para operar en Haití estará liderada por Kenia, un país del este africano con una vasta experiencia en estas jornadas pacificadoras.

La ONU ha estado presente en Haití desde 1994, y todas sus misiones han estado plagadas de irregularidades, abusos, agresiones e impunidad.

Un reporte de AP establece que desde principios de la década de 1900 ha habido tres grandes intervenciones militares en Haití dirigidas por Estados Unidos y las Naciones Unidas, que ocupó por primera vez a ese país de 1915 a 1934.

Casi 60 años después, la ONU lanzó una misión de mantenimiento de la paz en 1993, seguida de la llegada de soldados estadounidenses en 1994.

Otra intervención se produjo en 2004. La primera de esas fue para restaurar al presidente Jean-Bertrand Aristide en el poder. La segunda ocurrió luego de una rebelión que lo destituyó de nuevo.

EL MISMO PROBLEMA: INESTABILIDAD

Las misiones de paz que han sido enviadas a Haití se producen en momentos de gran inestabilidad política.

Siete presidentes haitianos fueron destituidos o asesinados de 1911 a 1915, provocando que el presidente estadounidense Woodrow Wilson enviara una fuerza de intervención.

La ocupación formal de Estados Unidos comenzó en julio de 1915 y duró hasta agosto de 1934. En septiembre de 1994, envió más de 20.000 soldados y dos aviones a Haití como parte de un operativo llamado “Restaurar la Democracia”, durante la presidencia de Bill Clinton.

El objetivo era restaurar en el poder a Aristide, quien había sido derrocado por un golpe de Estado en 1991.

Aristide se había convertido en el primer presidente de Haití elegido de manera democrática un año antes. Un contingente más pequeño de soldados estadounidenses se quedó en Haití hasta principios del 2000.

Una labor de mantenimiento de paz paralela de la ONU fue lanzada en septiembre de 1993 y estuvo operando hasta el 2000. Aristide volvió a ser destituido en febrero de 2004 en una rebelión emprendida originalmente por una pandilla callejera.

Estados Unidos, que lo había presionado para que renunciara, sacó a Aristide del país y envió soldados, así como lo hicieron Canadá, Francia y Chile.

TIEMPOS DE LA MINUSTAH

Al poco tiempo fueron reemplazados por soldados de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití, que duró hasta 2017.

La ocupación, que se extendió desde 1915 a 1934, creó un ejército haitiano unificado, que fue la fuerza dominante del país hasta el régimen dictatorial de François Duvalier y después de su hijo, Jean-Claude Duvalier, de 1957 a 1986.

La segunda intervención de 1994 fue más popular porque ayudó a restituir al carismático Aristide, un antiguo sacerdote que alguna vez trabajó en comunidades pobres. La invasión condujo a la creación de la Policía Nacional de Haití, que reemplazó al ejército haitiano que fue disuelto en 1995.

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