El fiscal general de Brasil, Augusto Aras, pidió este miércoles a la Corte Suprema abrir una investigación al ministro de Educación, Milton Ribeiro, por supuestamente favorecer a pastores evangélicos en el reparto de recursos públicos.
Aras quiere esclarecer si los líderes evangélicos Gilmar Santos y Arilton Moura, ambos cercanos al presidente Jair Bolsonaro y sin ningún cargo oficial en el Gobierno, actuaban en pro de “la liberación de recursos” vinculados al Ministerio de Educación.
En el documento remitido al Supremo, el fiscal apunta la posibilidad de que se hayan cometido crímenes de corrupción pasiva, prevaricación y tráfico de influencias, entre otros.
La solicitud del Ministerio Público se fundamenta en reportajes periodísticos publicados esta semana y que revelan la existencia de un “gabinete paralelo” dentro del Ministerio de Educación, el cual sería comandado por pastores evangélicos.
“De acuerdo con los reportajes, los líderes religiosos mantienen una proximidad con el ministro Ribeiro y serían responsables por llevarle demandas de municipios sobre recursos y obras”, señaló en una nota la Fiscalía, que también pretende investigar a los dos pastores mencionados.
El escándalo tomó una nueva dimensión después de que el diario Folha de Sao Paulo filtrara un audio en el que el ministro, quien también es un pastor presbiteriano, asegura que los presupuestos de Educación tienen entre sus prioridades impulsar proyectos de esas iglesias evangélicas afines al Gobierno.
“Mi prioridad es atender, primero, a los municipios que más lo necesitan y, en segundo lugar, atender a todos los que son amigos del pastor Gilmar”, manifestó Ribeiro en la conversación grabada, en la que afirma que esa estrategia responde a “un pedido especial” que le hizo el propio “presidente de la República”.
Asimismo, el periódico O Estado de Sao Paulo divulgó que Gilmar Santos le pidió a un alcalde una cantidad indeterminada de dinero para “protocolar” sus demandas en el Ministerio de Educación y que, una vez liberados los recursos, debería pagarle “un kilo de oro”.
En paralelo, el Tribunal de Cuentas, órgano que fiscaliza el Estado brasileño, aprobó realizar sus propias pesquisas para identificar posibles irregularidades en el reparto de los recursos del Ministerio de Educación.
Pese a las crecientes presiones de grupos parlamentarios y entidades educativas, Ribeiro se mantiene, por el momento, al frente de Educación, cargo que ocupa desde julio de 2020.
En una entrevista a CNN Brasil, el ministro reconoció hoy haber recibido a los dos pastores evangélicos a petición de Bolsonaro, aunque poco después, en declaraciones a la emisora Jovem Pan, dijo que el presidente “nunca” le pidió “absolutamente nada” al respecto.
También subrayó que, con anterioridad, denunció a al menos uno de los religiosos a la Contraloría General del Estado para que lo investigara por la posible “práctica de pedidos e intermediaciones” irregulares.
Ribeiro, que es el cuarto ministro de Educación desde que el ultraderechista Bolsonaro asumió el poder, en 2019, responde ya ante el Supremo por un supuesto delito de homofobia, tras declarar públicamente que los homosexuales son “producto de familias desajustadas”.