Hoy día, con espantosa frialdad y simplicidad, asesinos de varias personalidades como Micky Bretón, Canserbero y Selena Quintanilla, que alcanzaron notoriedad, además de acabar con su existencia, han buscado apoderarse de los vestigios de esta popularidad y han compartido con el público sus miserias, desde entrevistas, series de televisión y declaraciones de cómo sucedieron estos hechos sangrientos que terminaron marcando la sociedad.
Tal parece que los difuntos, a quienes les arrebataron la vida a destiempo no encontrarán aún la paz eterna que merecen.
Se trata de un espectáculo de la incivilización, de la cultura del morbo que a veces impera en la sociedad y que encuentra un público buitre capaz de alimentarse de estos casos lamentables.
A nivel local en estos días sucede con el caso de Micky Bretón, de quien su confeso asesino, Jean Luis Valdez, detalló en una entrevista cómo terminó con la vida del productor televisivo y cineasta.
Quienes se sirvieron de este relato estremecedor volvieron a propinar otra estocada directamente al alma y al corazón, ocasionándole una segunda muerte a Juan Miguel Bretón Mieses (nombre real de Micky Bretón).
Contrario a 14 años atrás cuando Micky Bretón fue asesinado y las plataformas digitales estaban en crecimiento de audiencias, en la actualidad el caso se encontró con unos espectadores más ávidos de sangre y morbosidad, airados por las redes sociales que lo permiten sin ningun control.
Ante lo expuesto sin tapujos, sin pensar en sus familiares, amigos y allegados de Bretón, como la periodista Nuria Piera y la comunicadora Mabel Henríquez, quienes condenaron la afrenta de Jean Luis Valdez, quien se encuentra en libertad condicional, y a quien pidieron una revisión del beneficio obtenido luego de cumplir diez años de prisión por el hecho.
Piera condenó las declaraciones del confeso asesino de su amigo, el productor de televisión Micky Bretón, asesinado el 31 de octubre de 2009.
Valdez Flores, quien fue condenado en 2010 a 20 años de prisión por el crimen, logró en agosto del pasado año su libertad condicional luego de que el Tribunal de Ejecución de la Pena del Departamento Judicial de La Vega, Manuel Ramón González Espinal, le varió la medida a medio libre.
SELENA QUINTANILLA
A nivel internacional, en estos días volvió a la palestra la muerte de la cantante Selena Quintanilla, a manos de su entonces mánager, Yolanda Saldívar.
Esta muerte ha generado un negocio. Desde la entrevista desde la cárcel a la asesina, Saldívar, publicación de libros, películas y series de televisión han tratado la vida y el crimen de la desaparecida cantante.
Yolanda Saldívar no solo apagó, en 1995, la estrella del éxito que iba marcando la cantante Selena Quintanilla, también se llevó la ilusión de sus fanáticos que vieron con estupor la desaparición de una joven que había ganado fama en la música del género tex mex.
Esta semana tanto la familia de la artista como de aquellos que amaron a Selena ha recibido con un sentimiento de rechazo el estreno de la docuserie “Selena & Yolanda: The Secrets Between Them”, en la que Saldívar ha dado a conocer ‘su verdad’ acerca de su relación con la cantante.
En el proyecto audiovisual, que se estrenó el 17 de febrero por Oxygen y que consta de tres episodios, Saldívar confesó, desde el centro penitenciario Patrick O’Daniel Unit, que su intención no era hacerle daño a la cantante.
“No supe cuándo se disparó mi arma. No supe que le había dado porque pensé que simplemente había huido”, dijo al hacer referencia de lo ocurrido el 31 de marzo de 1995, cuando le disparó a la intérprete.
Ante las desafortunadas revelaciones de Saldívar, Abraham Quintanilla, padre de la cantante, expresó que deja en claro que él y el “resto de la familia de Selena no están involucrados ni apoyan el proyecto de ninguna manera o forma”.
Además el padre de la intérprete de “Como la flor” añadió que no quiere tener “absolutamente nada que ver con Yolanda”.
CANSERBERO
Las fiestas navideñas del 2023 trajeron las escalofriantes confesiones de los verdaderos asesinos del rapero venezolano Canserbero, ocurrida en enero de 2015. Ese día los hechos dieron un impactante giro que conmocionó a los seguidores del artista y que los medios de comunicación se sirvieron con “la cuchara grande”, sobre el sangriento suceso.
La investigación de los fiscales arrojó que el cantante Tyrone González conocido como Canserbero, murió a la edad de 26 años al caer desde el décimo piso de un edificio de departamentos en Maracay, en el norte de Venezuela.
Los hermanos Natalia y Guillermo Améstica, identificados por la fiscalía de Venezuela, como los reales asesinos del artista, relataron los hechos del crimen.
El Ministerio Público reabrió el caso en noviembre pasado y la exhumación del cuerpo del cantante, nuevas investigaciones descartaron la primera versión oficial, según la cual Canserbero se había suicidado después de matar en una pelea en ese lugar a su amigo Carlos Molnar.
El fiscal general, Tarek William Saab, presentó en una declaración a la prensa videos de confesiones de los “dos homicidas” del rapero.
En uno de los clips, que se hizo viral rápidamente en las redes sociales, se pudo ver a la mujer, con las manos atadas y frente a la cámara cuando narraba con detalles lo ocurrido.
JOHN LENNON
Mark David Chapman trastornó la vida de mucha gente cuando el ocho de diciembre de 1980 le arrebató la vida al ex Beatle John Lennon ( 9 de octubre de 1940- 8 de diciembre de 1980).
Esta historia no solo recogió el mínimo detalle del asesinato de una de las figuras más icónica de la música anglosajona, sino, que trajo con ella la historia de un hombre que se había inspirado en un libro para cometer el hecho.
La novela “El Guardián entre el centeno” (The Catcher in the Rye, 1951), J. D. Salinger, recoge la historia de Holden Caulfield, un adolescente de 16 años solitario e incomprendido, que no entendía el mundo y no podía disociar su idealización de la realidad, que cuestiona la superficialidad, la hipocresía, el cine y a los talentosos. En definitiva, este joven habitaba una dualidad: odiaba a la sociedad y, al mismo tiempo, buscaba desesperadamente conectar con ella. Cuando Mark Chapman le disparó a Lennon no huyó del lugar del crimen, conservaba el revólver con el que le había disparado y llevaba con el ejemplar de su libro de cabecera: “El guardián entre el centeno”. Lo estaba leyendo por decimosexta vez: “Léanlo, allí están todas las respuestas. Léanlo y lo comprenderán todo”, dijo mientras era arrestado.
De acuerdo con varias agencias de información que tuvieron acceso a las declaraciones juradas de Chapman, el sujeto reveló que estaba consciente de que lo pretendía hacer (matar a Lennon) era incorrecto, pero era tanto su deseo por sobresalir que estaba dispuesto a cualquier cosa:
“Quería tanto la fama que estaba dispuesto a darlo todo y quitar una vida humana. No voy a culpar a nada más ni a nadie más por traerme hasta aquí”, dijo.