CAROLINA ÁLVAREZ PEÑAFIEL
Chile, GDA
“Informe tras informe, incluido el último informe de evaluación de la ONU (el primer Balance Global), muestran que el mundo no va por buen camino”, recalca el excanciller neerlandés Wopke Hoekstra, el nuevo comisario para la Acción Climática de la Unión Europea (UE), quien promete que el bloque comunitario “trabajará para conseguir el mayor nivel de ambición posible en Dubai”, donde la próxima semana comienza la COP28, que ha sido considerada como la cumbre climática más relevantes después de la de París.
Nombrado hace un mes y medio en reemplazo de su compatriota Frans Timmermans (quien volvió al país para competir en las elecciones de esta semana), Hoekstra ya visitó una docena de países, incluyendo latinoamericanos, para preparar el terreno de lo que serán debates complejos: cómo descarbonizar las economías y cómo financiar las medidas de mitigación y adaptación, las mismas que según el informe del que habla el comisario (el Global Stocktake o Balance Global) avanzan demasiado lento.
“En la COP28, la Unión Europea tratará de movilizar el apoyo de nuestros socios para adoptar la transición hacia una energía limpia y eliminar progresivamente los combustibles fósiles. Para continuar con los objetivos climáticos que todos acordamos en París (en la COP de 2015) y dejar un planeta habitable a las próximas generaciones, debemos avanzar hacia un mundo esencialmente libre de combustibles fósiles. Queremos avanzar en este camino en Dubai, impulsando un doble objetivo de triplicar la capacidad instalada de energías renovables y de duplicar el ahorro energético a nivel mundial”, comenta en esta entrevista por escrito con el Grupo de Diarios América.
Hoekstra asevera que “la UE se toma en serio la acción climática y está cumpliendo sus promesas”. La muestra de ello —acota— es que, en el marco de su Pacto Verde, el bloque avanza en la reducción de sus emisiones “al menos un 55% de aquí a 2030”, impulsando energías renovables de producción propia y mejorando su eficiencia. “Nuestros modelos de proyección muestran que la UE podría reducir sus emisiones netas en torno a un 57% respecto a 1990”, añade.
Y aunque admite que en el marco de la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania en 2022 se utilizó en el bloque “algo más de carbón para sustituir al gas” ruso (que dejó de comprar), fue una medida “de corto plazo” que no afectó a las metas nacionales respecto de la eliminación del carbón.
Más bien, dice, “hemos convertido la crisis energética en una oportunidad para acelerar la transición hacia energías limpias”, que han crecido “más rápido de lo que se creía posible”, por ejemplo, en paneles solares (60% más que en 2021) y en energía eólica (que aumentó 45%); mientras que los esfuerzos de “ciudadanos e industrias” resultaron en una caída en la demanda de gas en 18%. “Al mismo tiempo, hemos trabajado para diversificar nuestras importaciones de energía, tanto para el gas que necesitamos a corto plazo como para las materias primas y el hidrógeno que necesitaremos a largo plazo. Con Chile, por ejemplo, firmamos recientemente un acuerdo de cooperación sobre materias primas sostenibles”, indica.
—Los combustibles fósiles y la influencia de las industrias del sector han sido objeto de polémica, después de todo, el presidente designado de la cumbre pertenece a esa industria. Usted mismo, hace algunos años atrás trabajó en ese sector. Pero quizás de esos cuestionamientos salga una oportunidad para trabajar con la industria que más aporta a la generación de emisiones (y que también otorga importantes ingresos para varios países de América Latina). ¿Qué le parece exigible y qué compromisos esperaría sacar de eso?
“Muchos ojos están puestos en los Emiratos Árabes Unidos y en el Dr. Sultan al Jaber por su rol de Presidencia de la COP28. Hay grandes expectativas puestas en esta COP, y con razón, porque el margen para limitar a 1,5ºC el aumento de la temperatura se está cerrando rápidamente (…).
Hace poco me reuní con el Dr. Sultan al Jaber y su equipo, y creo que son muy conscientes de la presión que hay para que cumplan las expectativas. Esto es cierto para todos los temas que se debaten en Dubai, y quizás aún más para la mitigación o reducción de emisiones. El mundo necesita una COP exitosa, que no deje a ningún país atrás y que nos ponga a todos en el buen camino hacia la implementación del Acuerdo de París. Eso significa reducir las emisiones, y rápido.
Aquí es donde entran en juego los combustibles fósiles; que deben pasar a la historia y cuanto antes, mejor. Algunas grandes petroleras conocen desde hace tiempo las implicancias directas de sus actividades contaminantes sobre el cambio climático y han tratado de ocultar las pruebas. Si acaso, esto aumenta aún más su responsabilidad de contribuir a resolver la crisis climática.
Creo que deberíamos involucrar a la industria de los combustibles fósiles precisamente en este sentido. Cuando me reúno con ellos, quiero oír soluciones, no excusas. Y sé que tienen soluciones, porque sus conocimientos en el campo de la energía son extremadamente útiles en la transición energética mundial.
Creo que esto también es aplicable al Presidente de la COP28. Como alguien del sector de la energía, realmente puede hacer entender a sus homólogos que esta industria necesita adaptarse a la nueva realidad: salir de los combustibles fósiles y apostar por las energías renovables”.
—Otro punto clave en la cumbre será el financiamiento para la adaptación y mitigación climática, una demanda crucial de los países en desarrollo, como los de América Latina. ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar la UE en este aspecto, cuyas bases generales quedaron establecidas en la COP27?
“La UE contribuyó decisivamente a crear el Fondo para Pérdidas y Daños que se estableció el año pasado (en la COP27 de Sharm el Sheij) ; y este año queremos asegurarnos que entre en funcionamiento. Es importante que el fondo apoye a los más vulnerables y que todos los países que puedan contribuir a él lo hagan. A principios de noviembre, los negociadores lograron un importante avance que lo hace posible.
Como representante de la UE, estoy preparando el terreno para conseguir apoyos que ayuden a lanzar este fondo en la COP28. Pero también tengo que ser franco. No podemos irnos de Dubai sin una mayor ambición en materia de mitigación del cambio climático; por el simple hecho de que no existe una cantidad de dinero que pueda pagar el daño que se causaría si sobrepasamos los objetivos del Acuerdo de París. Solo hay que ver lo que ya está ocurriendo con el aumento de la temperatura global de 1,2ºC grados”.
—Respecto de la relación con América Latina, ¿en qué sectores o de qué forma le interesa a la UE cooperar en asuntos climáticos en la región? ¿Le parecen beneficiosos los alicientes económicos como impulsar incentivos fiscales, financieros o incluso de canje de deuda a cambio de que se ejecuten medidas concretas de descarbonización?
“América Latina y la Unión Europea son socios naturales en materia de clima. He estado recientemente en Brasil y Chile, y también me he reunido con otros ministros, como el de Costa Rica, por ejemplo. Puedo decir sinceramente que no hay ningún continente que piense de manera más similar a nosotros. Por tanto, quiero que trabajemos muy estrechamente, e impulsemos juntos una mayor ambición y una acción climática más rápida.
También somos socios en la transición hacia una energía limpia y en la protección y conservación de la biodiversidad. Ya he mencionado la asociación de materias primas críticas con Chile, también estamos colaborando en el desarrollo de hidrógeno renovable, y la UE se dispone a aportar 20 millones de euros al Fondo Amazonia. A través de Global Gateway, nuestro plan de inversión internacional, la Unión Europea invertirá 10.000 millones de euros en América Latina y el Caribe, gran parte de los cuales se destinarán a proyectos que apoyen la transición ecológica. Los canjes de deuda no son nuestra primera opción, pero sin duda forman parte de las posibilidades, como se evidencia en el reciente acuerdo entre Barbados, la Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones”.
—En los últimos años hemos vivido en distintas partes del mundo fenómenos climáticos extremos, que han tenido un correlato en asuntos como migraciones o seguridad alimentaria. ¿Cree que el componente de riesgo geopolítico está lo suficientemente bien calibrado en la conversación global? ¿Cómo lo está abordando la UE?
“Los efectos del cambio climático ya están aquí, y cada vez son más intensos. No importa dónde vivas, todo el mundo está sintiendo el impacto (…). La ciencia nos dice que el riesgo seguirá aumentando durante las próximas dos décadas.
Todo esto significa que, además de reducir las emisiones, tenemos que prepararnos para los crecientes impactos del cambio climático. Este verano presentamos un análisis de cómo los fenómenos climáticos extremos y la escasez de agua amenazan la salud y el bienestar de la humanidad, y cómo a su vez pueden generar mayores desplazamientos, movimientos migratorios o afectar la seguridad alimentaria. A principios del año que viene presentaremos una Evaluación Europea de Riesgos Climáticos, para analizar la exposición de las personas, de nuestra economía y de nuestra naturaleza a los riesgos climáticos.
Donde ya existan soluciones, ya sean basadas en la naturaleza o de otro tipo, tendremos que incrementarlas tan rápido como podamos. Donde aún no las tengamos, tendremos que redoblar esfuerzos y encontrarlas. En todo el mundo, apoyaremos a nuestros socios para que hagan lo mismo: la mitad de la financiación climática que aportan la Unión Europea y sus Estados miembros ya se destina a la adaptación. Seguiremos en esa línea y buscaremos dónde podemos aumentar nuestro apoyo”.
RÉCORD DE APORTES A FONDOS DE FINANCIAMIENTO CLIMÁTICO
El aporte total de la UE y sus países miembro para financiamiento climático en 2022 superó los 40 mil millones de euros (unos 44 mil millones de dólares) en 2022, para ayudar a los países en desarrollo a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los impactos del cambio climático, informó ayer viernes el Consejo Europeo, que aprobó las cifras, en vistas de la COP28.
El monto —que supone un avance importante respecto de años anteriores, según el Consejo— es parte de las contribuciones para financiamiento climático comprometidas por los países desarrollados, que esperan alcanzar el objetivo colectivo de movilizar 100.000 millones de dólares al año, aplicable hasta 2025.
De la cifra global, 28.500 millones de euros salieron de fuentes públicas, más de 54% del cual se dedicó a la adaptación climática o a acciones transversales (iniciativas de mitigación y adaptación), y casi 49% en forma de subvenciones, según datos recopilados por la Comisión Europea.
Los 11.900 millones de euros adicionales fueron movilizados vía financiación privada.