Cuándo los hombres les toca la oportunidad y entran los países en crisis o entran las instituciones en crisis, entonces de ese tipo de gente casi no se habla se habla del que hace, y uno que hizo mucho yo me aprovecho porque Miguel no está aquí, Luis XIV su fecha 5 de septiembre 1638, 1 de septiembre 1715, famoso rey francés que mucho le llaman el rey sol porque le tocó un reinado juvenil desde los 5 años.
Luis XIV fue declarado mayor de edad en 1651, y el 7 de junio de 1654, una vez pasado el huracán de las Frondas, fue coronado rey de Francia en la catedral de Reims. A partir de ese momento, su formación política y su preparación en el arte de gobernar se intensificaron. Diariamente despachaba con Mazarino y examinaban juntos los asuntos de Estado. Se dio cuenta de que iba a sacrificar toda su vida a la política, pero no le importó: “El oficio de rey es grande, noble y delicioso cuando uno se siente digno y capaz de realizar todas las cosas a las cuales se ha comprometido.”
No es de extrañar, pues, que comprendiese perfectamente su obligación de casarse con la infanta española María Teresa de Austria, hija de Felipe IV de España, porque así lo exigían los intereses de Francia. Según la Paz de los Pirineos, tratado firmado en 1659 entre ambos países, la dote de la princesa debía pagarse en un plazo determinado. Si no se efectuaba el pago, la infanta conservaría su derecho al trono español. El astuto Mazarino sabía que España estaba prácticamente arruinada y que iba a ser muy difícil cobrar la dote, con lo que Luis XIV podría reclamar, a través de su esposa, los Países Bajos españoles e incluso el trono de España. Al soberano nunca le satisfizo aquella reina en exceso devota y remilgada, pero cumplió con los compromisos adquiridos y con todas sus obligaciones como esposo. Al menos, durante los primeros años de su matrimonio.
Con sus palabras, Luis XIV acababa de fundar la monarquía absoluta en Francia, según un concepto cuya difusión aseguraría: el del despotismo por derecho divino. La omnipotencia ministerial que desde 1624, con Richelieu y Mazarino, había sentado las bases del poderío francés, quedaba ahora subsumida en la autoridad real. Desde entonces, ni la reina madre ni otros dignatarios volvieron a ser convocados a ninguna reunión de los consejos de Estado. El monarca invitaba sólo a la tríada ministerial formada por Jean-Baptiste Colbert, François-Michel Le Tellier, marqués de Louvais, y Hugues de Lionne. Inseparables del rey, se reunían dos o tres veces por semana en los consejos reservados que éste presidía, demostrando que poseía una personalidad y firmeza suficientes para controlar los órganos centrales de gobierno. Así, el año 1661 marcó el advenimiento de una nueva era en Francia y en Europa, la de la monarquía absoluta.
El otro gran golpe de efecto de Luis XIV en ese año fue el arresto de Nicolas Fouquet, superintendente de Finanzas de Mazarino, a quien el rey consideraba demasiado rico y poderoso, y capaz por ello de convertirse en sucesor del cardenal. En un acto de teatral afirmación del poder, le hizo arrestar en Nantes, el 5 de septiembre, bajo la acusación de malversar fondos públicos. Condenado a prisión perpetua en la fortaleza de Pinerolo, Fouquet fue desde entonces una advertencia para los que servían o dejaban de servir al rey. De esta forma la autoridad real se elevó más aún, otorgándole la plenitud de poderes que tuvo Richelieu por delegación de Luis XIII: el rey se veía a sí mismo como un representante de Dios sobre la tierra y como un ser infalible, puesto que su poder le venía de Dios.
Estas y otras informaciones fueron dadas por el comunicador del día de hoy en el programa DEMOCRACIA TV.
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