Cada uno de los personajes que aquí tratamos pues de una forma u otra han hecho historia, cada uno en sus renglones en todos los puntos de la vida, Syngman Rhee el primer presidente de Corea del Sur, cada uno de ellos en su momento jugó su papel.
Hijo de un importante miembro de la aristocracia local, su familia se trasladó a Seúl al poco tiempo de nacer Syngman. De pequeño recibió una educación basada en los principios de la filosofía de Confucio, hasta que en 1894 ingresó en la escuela metodista de Paejae Haktang. Sus estudios se centraron en el aprendizaje del inglés y de las teorías políticas occidentales. Nació en él una fuerte oposición a la presencia de poderes extranjeros en el país y, siendo todavía estudiante, en 1896 se afilió al movimiento independentista de Kyong-su.
Esta organización abogaba por la modernización política y económica del país, la expulsión de los poderes extranjeros y la promoción de la cultura coreana. En 1897, Rhee fundó Independence, el primer diario de Corea. Desde sus páginas dirigió a la figura del emperador continuos ataques que le llevaron a ser encarcelado en 1898, bajo la acusación de haber promovido un intento de derrocar a la monarquía; permaneció en la cárcel hasta 1904. Durante su encierro se convirtió al cristianismo y escribió la obra fundamental de su pensamiento político: Espíritu de la Independencia.
Tras ser puesto en libertad, Syngman Rhee viajó a Estados Unidos y se doctoró en Ciencias Políticas por la Universidad de Princeton en 1910. Ese mismo año los japoneses se anexionaron oficialmente Corea. A su regreso a Corea trabajó durante dos años como profesor en una escuela del YMCA, ocupación que simultaneaba con la labor de catequista en una misión metodista. Las autoridades coloniales japonesas le expulsaron en 1912 y tuvo que regresar a los Estados Unidos, donde fundó el Instituto Cristiano Coreano y comenzó a editar el Korean Pacific Magazine.
Los coreanos declararon la independencia de su país el 1 de marzo de 1919. Rhee fue nombrado presidente del Gobierno provisional en el exilio, cuya sede se encontraba en Shanghai. Los siguientes años trató de que las principales potencias reconocieran la independencia de Corea, lo que le llevó en 1933 a presentarse en Ginebra ante la Liga de Naciones. Pero sus miembros, temerosos de la reacción de Japón, no hicieron caso de sus peticiones.
Estas y otras informaciones fueron dadas por el comunicador del día de hoy en el programa DEMOCRACIA TV.
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