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El último día del “Generalísimo”, una crónica del trayecto hacia la muerte de Rafael Trujillo Molina

El 30 de mayo de 1961 fue martes. El día en Ciudad Trujillo amaneció como cualquier otro para Rafael Leonidas Trujillo Molina. Nada en el aire sugería que el dictador, que por más de 30 años gobernó República Dominicana con mano de hierro, estaba viviendo sus últimas horas. Nadie, excepto un grupo de conspiradores, sabía que ese día cambiaría la historia del país.

Fotografía panorámica de la llamada Ciudad Trujillo, nombre que le puso el dictador Rafael Leonidas Trujillo a la capital dominicana.
Fotografía panorámica de la llamada Ciudad Trujillo, nombre que le puso el dictador Rafael Leonidas Trujillo a la capital dominicana.Archivo General de la Nación (AGN)

Trujillo se levantó temprano como era de costumbre.

Trujillo era una persona muy disciplinada en sus actividades y tenía una rutina diaria. Ese día, como cualquier otro día, se levantó cerca de las 5:00 de la madrugada. Eso era casi una costumbre”, relató el historiador Juan Daniel Balcácer en entrevista con LISTÍN DIARIO, por el 64 aniversario del ajusticiamiento del tirano.

El generalísimo revisó los informes que diariamente le suministraba su servicio de inteligencia militar en su residencia oficial, conocida como la Estancia Rhadamés, ubicada en lo que hoy es la Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte, donde más tarde se construiría la Biblioteca Nacional.

Luego, se dirigió al Palacio Nacional.

Fotografía muestra el Palacio Nacional, de Ciudad Trujillo, época del dictador Rafael Leonidas Trujillo.
Fotografía muestra el Palacio Nacional, de Ciudad Trujillo, época del dictador Rafael Leonidas Trujillo.Archivo General de la Nación (AGN)

A las 9:00 de la mañana, el “Benefactor de la Patria”, despachaba asuntos de Estado y recibió para una reunión a Virgilio Álvarez Pina, mejor conocido como “Don Chucho”, un colaborador muy cercano y que había ocupado distintos cargos como el de Tesoro y Comercio, en 1941. Además, fue presidente de la Junta Central Directiva del Partido Dominicano, la única organización política que existió durante la dictadura.

Fotografía muestra a Virgilio "Chucho Álvarez Pina" junto al dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.
Fotografía muestra a Virgilio “Chucho Álvarez Pina” junto al dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.

Contó Balcácer que a las 10:00 de la mañana, Trujillo partió hacia la “Aviación”, hoy Base Aérea de San Isidro, acompañado del entonces jefe de la Policía, el coronel Marcos Jorge Moreno.

“De esa mañana él está registrado documentalmente que cerca de la media mañana fue a la Base Aérea… entonces le decían la Aviación, hizo una inspección y regresó a Palacio”, confirmó el historiador Balcácer.

Fotografía muestra a la "Aviación", hoy Base Aérea de San Isidro, en los años 60 cuando aún estaba en el gobierno el dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.
Fotografía muestra a la “Aviación”, hoy Base Aérea de San Isidro, en los años 60 cuando aún estaba en el gobierno el dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.Fuerza Aérea de República Dominicana (FARD)

Al mediodía, cuando concluyó en la Base Aérea, “El Jefe” almorzaba en el Palacio Nacional con varios colaboradores.

“Almorzó en Palacio. Era rutinario de él, pero tenía un invitado estadounidense que era un amigo, o sea, que era un almuerzo de trabajo, no era nada extraordinario”, comentó el historiador Balcácer.

Indicó que uno de los colaboradores que participó en el almuerzo se enteró que iba esa noche para San Cristóbal.

“Y ese colaborador se llamaba Miguel Ángel Báez Díaz, servidor público, político y conspirador encubierto”, indicó.

Fotografía muestra al complotado Miguel Ángel Báez Díaz.
Fotografía muestra al complotado Miguel Ángel Báez Díaz.sustraída del libro “El complot que Tumbó al Jefe”, del autor Eduardo García Michel

Balcácer dijo que a las 1:30 de la tarde, Trujillo se paseó por la Estancia Ramfis, entre la avenida Independencia y la avenida George Washington, en el Malecón. Actualmente, la propiedad es sede de la Cancillería.

Fotografía muestra la entrada a la Estancia Ranfis, hoy sede de la Cancillería dominicana.
Fotografía muestra la entrada a la Estancia Ranfis, en la época del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina. Hoy es sede de la Cancillería Dominicana.Archivo General de la Nación (AGN)
Fotografía muestra el interior de la Estancia Ranfis, en la época del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.
Fotografía muestra el interior de la Estancia Ranfis, en la época del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.Archivo General de la Nación (AGN)

Más tarde, a las 5:00, el dictador estaba de vuelta en el Palacio Nacional. Según Balcácer sostuvo una reunión con Joaquín Balaguer. Además, llamó a su colaborador cercano Álvarez Pina, quien quedó con el conocimiento de que en la noche se trasladaría hacia la Hacienda Fundación.

Fotografía muestra a Joaquín Balaguer, cuando era secretario de Estado del Dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.
Fotografía muestra al doctor Joaquín Balaguer, cuando era secretario de Estado de la Presidencia en el gobierno del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.Archivo General de la Nación (AGN)

“Balaguer se refiere a ese episodio y hablaban de cosas rutinarias. Era, imagínese, 30 años gobernando, no había ningún peligro inminente de invasión ni nada por el estilo, como decían ellos. El régimen se tambaleaba, quizás él, Trujillo, suponía que podía salir airoso porque estaba sometido a unas sanciones económicas y políticas de parte de la Organización de Estados Americanos (OEA), luego del escándalo del atentado contra Rómulo Betancourt, en Venezuela. Y el país pasaba por estrecheces económicas notables, la población lo sentía. Pero en Un Cortesano en la Era de Trujillo, Balaguer se refiere a esa conversación y dice que fue una conversación rutinaria. Sin embargo, da a entender que habiendo sido esa su última conversación con Trujillo, advirtió él cierta actituddigamos como de despedida, si se quiere. Pero eso son reflexiones que solemos hacer los seres humanos cuando ya el otro no está y entonces uno comienza a atar cabos”, explicó Balcácer.

A las 5:00 de la tarde, Báez Díaz llamó por teléfono a Antonio de la Maza, uno de los principales conspiradores, para informarle del inminente viaje del tirano. Fue el impulso que los conjurados necesitaban: reunirían al grupo esa misma tarde para ejecutar el plan.

“Desde que Antonio de la Maza recibió esa información, a las 5:00 de la tarde, comenzó a reunir a todo el que estuviera en la capital para llevar a cabo el ajusticiamiento”, dijo Balcácer.

Fotografía muestra conjurado Antonio de la Maza.
Fotografía muestra conjurado Antonio de la Maza.sustraída del libro “El complot que Tumbó al Jefe”, del autor Eduardo García Michel

Trujillo, ajeno al destino que le aguardaba, mantuvo su rutina. A las 7:00 de la noche, visitó a su madre, Julia Molina, en su residencia de la avenida Máximo Gómez con México, donde hoy funciona la Universidad APEC, realizando posteriormente su caminata habitual de las tardes, según Balcácer.

Fotografía muestra la casa de la madre del dictador Trujillo, doña Julia Molina. Hoy es sede de la Universidad Apec.
Fotografía muestra la casa de la madre del dictador Trujillo, doña Julia Molina. Hoy es sede de la Universidad Apec.Archivo General de la Nación (AGN)

“Ya cerca de las 7:00 de la noche acostumbraba a visitar a su madre Julia Molina que vivía en una casa en la Máximo Gómez esquina México. Desde esa casa, después de visitar a su mamá, bajó caminando desde la Máximo Gómez con México hasta la avenida George Washington. Era su caminata habitual que hacía en las noches varias veces a la semana en compañía también de algunos colaboradores y amigos. No solamente se trataba de una caminata que él habitualmente hacía, sino que ahí también aprovechaba, intercambiaba opiniones y recibía informes porque Trujillo se mantenía siempre informado de todo cuanto sucedía en el país. Se dice, bueno, bajaron toda la Máximo Gómez, se sentaron un momento en el área ahí de Güibia y de ahí caminaron también hacia el Obelisco”, puntualizó Balcácer.

Fotografía muestra la avenida Máximo Gómez de la Ciudad Trujillo.
Fotografía muestra la avenida Máximo Gómez de Ciudad Trujillo.Archivo General de la Nación (AGN)
Fotografía de la avenida George Washington en la época de Trujillo.
Fotografía de la avenida George Washington en la época de Trujillo.Archivo General de la Nación (AGN)
Fotografía muestra avenida George Washington de Ciudad Trujillo.
Fotografía muestra avenida George Washington de Ciudad Trujillo.Archivo General de la Nación (AGN)

Posteriormente, El Jefe decidió volver a la Base Aérea de San Isidro y le acompañaron el secretario de las Fuerzas Armadas, José René Román, conocido como “Pupo Román” y, nueva vez, el coronel Jorge Moreno. De regreso, volvió a su casa, la Estancia Radhamés, hoy Biblioteca Nacional y visitó a su hija Angelita Trujillo, donde en la actualidad funciona el Teatro Nacional. También notificó a su chofer Zacarías de la Cruz que preparara el viaje a San Cristóbal.

Fotografía muestra al coronel Marcos Jorge Moreno.
Fotografía muestra al coronel Marcos Jorge Moreno.Ejercito de República Dominicana (ERD)

“La Base Aérea era un territorio exclusivo de su hijo Ramfis. Lo que pasa que Ramfis estaba fuera del país, tenía varias semanas ya fuera en París, participando junto con su hermano y sus amigos en un torneo de Polo, me parece, una competencia. Y se dice que él, Trujillo, cuando fue a la base aérea en la mañana detectó una anomalía en una tubería de agua. Nada, y en la tardecita fue de nuevo y dicen que increpó de una manera agresiva al secretario de la Fuerzas Armadas por ese desperfecto que había ahí, lo cual parece una cuestión de niños porque el secretario de la Fuerza Armada no era el responsable de un escape de agua… para eso están los encargados de una institución castrense. Y además con el reinado de su hijo no se metía nadie, nada más que él. Lo cierto es que él volvió, pero volvió para otras cosas y entre esas le llamó la atención al general Pupo Román y regresaron a tal punto que dicen que cuando ya llegaba a la ciudad le dijo que se saliera del carro. Son cosas que no tienen sentido y que realmente no alteran el curso de la historia”, contó.

El Jefe ya tenía colocado su uniforme de militar verde-olivo, el traje que indicaba que iba para su hacienda en su pueblo natal, de acuerdo con el historiador.

“Trujillo acostumbraba cuando iba a San Cristóbal vestirse de militar en verde-olivo. Y ese día él estaba vestido de civil en la mañana, en la tarde y, luego, antes de ir donde su madre, ya se había vestido. Cuando él baja a la avenida caminando, ya va vestido de verde-olivo. Y ellos entonces, los complotados, comprobaron que la información era cierta, fidedigna”, narró Balcácer.

Después de que “El Padre de la Patria Nueva”, otra denominación que el sátrapa utilizaba, sale de la casa de Angelita, se va en su carro Chevrolet Velt Air azul celeste hacia San Cristóbal por el Malecón con destino a Fundación, pero específicamente a La Caoba, según Balcácer. Va en compañía de su chofer Zacarías.

Fotografía muestra a Angelita Trujillo, hija del sátrapa.
Fotografía muestra a Angelita Trujillo, hija del sátrapa.Archivo General de la Nación (AGN)

“Él había dado instrucciones de que cuando iba solo a San Cristóbal no hubiera dispositivo de seguridad. Por eso ellos enterados de esa disposición fue que planificaron emboscarlo cuando él iba a San Cristóbal. Precisamente, uno de los motivos por lo que Ramfis Trujillo le reprochó a Abel García fue que por qué no andaba su papá protegido. Y él le dijo, bueno, es que El Jefe ordenó que no lo protegiera, usted sabe que las órdenes del jefe había que cumplirlas. Entonces le dijo, mi deber era proteger al jefe de sus enemigos, no de sus amigos”, externó Balcácer.

De la Maza, uno de los líderes de la conspiración, logró convocar a seis: Antonio Imbert Barrera, empleado de una concretera, de 41 años de edad, Salvador Estrella Sadhalá, contratista, de 42 años de edad; Amado García Guerrero, quien era teniente del Ejército dominicano, con 30 años de edad; Huáscar Tejeda, un ingeniero, con 35 años y Pedro Livio Cedeño, también ingeniero, de 50 y Roberto Pastoriza, un ingeniero, de 35 años.

En la primera línea: Tejeda, Cedeño y Amado; en la segunda línea: Sadhalá, Pastoriza e Imbert.
En la primera línea: Tejeda, Cedeño y Amado; en la segunda línea: Sadhalá, Pastoriza e Imbert.Archivo General de la Nación (AGN)

Pasadas las 5:30 de la tarde, mientras Trujillo lleva acabo su rutina, los conjurados iban resolviendo sus trámites: García Guerrero se comunica por teléfono con el ingeniero Pastoriza y le asegura que el hombre va. Según Balcácer, Pastoriza, a su vez, debió contactar a su íntimo amigo, el ingeniero Tejeda, que había sido localizado por De la Maza y así sucesivamente.

Aproximadamente a las 8:00 de la noche, los conjurados estaban en la autopista con una pistola calibre 45, una escopeta Browing recortada calibre 12 y tres carabinas M-1 en tres vehículos.

En un carro Chevrolet negro, propiedad de De la Maza, estacionado en las proximidades del Teatro Agua y Luz, estaban los complotados Imbert Barrera, a quien se le asigna la tarea de conducir el vehículo, Antonio de la Maza, quien ocupaba el asiento derecho delantero; Sadhalá y García Guerrero, en el asiento trasero.

Fotografía muestra Teatro Agua y Luz Angelita Trujillo.
Fotografía muestra Teatro Agua y Luz Angelita Trujillo.Archivo General de la Nación (AGN)

En el segundo auto, un Odsmobile negro, propiedad de De la Maza, estacionado a 4 kilómetros de la Feria Ganadera, lo tenían Tejeda y Cedeño. En tanto que, en un Mercury, propiedad de Sadhalá, aguardaba Pastoriza en el kilómetro 9 de la autopista en dirección hacia San Cristóbal.

Fotografía muestra vehículo Odsmobile donde iban complotados Tejeda y Cedeño.
Fotografía muestra vehículo Odsmobile negro donde iban complotados Tejeda y Cedeño.Sustraída del libro “La transición hacia la democrácia”, autoría de la Fundación Hermanos de la Maza.

Ante los movimientos del Generalísimo, que postergaban el momento crucial y aumentaban la tensión del grupo que llevaba ya más de una hora aguardando, debido a que Trujillo decidió hacer la visita a su hija Angelita, Báez Díaz fue hasta donde estaban ellos para tranquilizarlos. Les aseguró que ya faltaba poco.

Fotografía muestra a el dictador Rafael Leonidas Trujillo y su hijo Ramfis. La fotografía no es del día de su ajusticiamiento, pero es cómo estaba el tirano en edad para ese entonces.
Fotografía muestra a el dictador Rafael Leonidas Trujillo y su hijo Ramfis. La fotografía no es del día de su ajusticiamiento, pero es cómo estaba el tirano en edad para ese entonces.Archivo General de la Nación (AGN)

Faltando apenas diez minutos para las 10:00 de la noche del 30 de mayo de 1961, Balcácer relató que Trujillo fue visto en la avenida George Washington al pasar frente al Teatro Agua y Luz. De la Maza, Imbert Barrera, García Guerrero y Sadhalá pretendían que hablaban y en cuanto el carro del dictador cruzó frente a ellos, iniciaron la persecución.

Balcácer especificó que Trujillo viajaba en el asiento trasero contiguo a la puerta posterior derecha.

En el momento en que el vehículo conducido por Imbert Barrera se colocó paralelo al de Trujillo, De la Maza y García Guerrero dispararon. Con el disparo de De la Maza, a las 10:00 de la noche, aproximadamente, el enfrentamiento empezó y un proyectil impactó el cuerpo del mal llamado Benefactor de la Patria.

Balcácer contó que tras el ataque, el chofer de Trujillo frenó bruscamente provocando que el automóvil manejado por Imbert lo rebasara velozmente. Imbert tuvo que girar en “U”, situándose a 15 metros del carro del dictador.

Se desmontaron e iniciaron un tiroteo que, de acuerdo a los archivos periodísticos duró aproximadamente diez minutos.

El historiador dejó claro que Trujillo y su chofer salieron del vehículo, que estaba en diagonal debido a que De la Cruz quiso intentar un giro a la izquierda para regresar a la capital.

Imágenes de las condiciones en que quedó el vehículo en que se traladaba Trujillo.
Imágenes de las condiciones en que quedó el vehículo en que se traladaba Trujillo.

Imbert y De la Maza pidieron a Sadhalá y García Guerrero que los cubrieran, ya que se iban a acercar al carro de Trujilllo para terminar rápidamente el enfrentamiento.

“De la Maza logró deslizarse por el pavimento hasta posicionarse detrás del vehículo de Trujillo, mientras que Imbert lo hizo por la parte delantera”, contó Balcácer.

En medio de la lluvia de proyectiles, los conjurados se percataron de que el chofer se fue de la escena hacia los matorrales, mientras que Imbert notó que una persona se tambaleaba frente al vehículo.

“Era Trujillo y se quejaba de las heridas recibidas”, dijo Balcácer.

Antonio Imbert Barrera relató a este diario en 2008 que: “Cuando vi al tirano tambaleante, dije: “Se va a escapar”. De la Maza gritó: “¡Tocayo, ahí va!”. Yo disparé”.

De acuerdo con la declaración jurada notarialmente en 1964, en Madrid, De la Cruz dijo: “Inmediatamente me rebasó un carro color negro por el lado derecho del jefe. Al rebasar sus ocupantes volvieron a dispararnos. En ese momento, el jefe me dijo Zacarías, yo me siento herido. Traté de apresurar la marcha, pero inmediatamente se me cruzó el carro que me perseguía, lo que dio lugar a que me viera precisado a frenar, para no estrellarnos contra el vehículo asaltante, evitando que esta colisión dificultara el posterior funcionamiento de nuestro vehículo y nuestra posible salida mediante el mismo de la fatal encerrona. Al cruzárseme el carro, el jefe me dijo, coge la ametralladora, vamos a pelear que estoy herido. Le conteste Jefe, son muchos, vamos a tratar de escaparnos a ver si lo salvo, pero cuando traté de continuar la marcha, inmediatamente el jefe abrió la puerta trasera derecha y se tiró fuera del vehículo, lo que dio motivo a que me viese precisado a detenerme. Tan pronto como desmontó cogí el riflecito M-1 que llevaba yo en el asiento delantero y empecé a dispararle a los asaltantes, mientras el jefe caminó hacia delante, situándose en el guardalodos derecho delantero de nuestro vehículo. Allí les dio el frente a los enemigos. El jefe cayó a lo largo del pavimento con la cabeza orientada hacia el vehículo que ocupábamos, boca abajo. Consideré que su caída era mortal, porque no lo vi moverse más. Seguí disparándoles a los enemigos y estos a su vez me disparaban también”.

Imbert disparó una bala que Trujillo recibió en el pecho. De la Maza se acercó al cuerpo del dictador, que estaba con la cabeza en dirección a Haina, y le un tiro al tiempo que exclamó: “¡Este guaraguao no come más pollos!”.

La ejecución del tirano se efectuó en este tramo de la autopista hoy conocida como 30 de Mayo.
La ejecución del tirano se efectuó en este tramo de la autopista hoy conocida como 30 de Mayo.Archivo General de la Nación (AGN)

Otros conjurados llegaron en apoyo. Cedeño fue herido en el abdomen. Según los archivos periodísticos de LISTÍN DIARIO, hubo confusión: Sadhalá disparó a los recién llegados pensando que eran los Trujillo o refuerzos del régimen.

“Cuando los otros vinieron a dar cuenta y llegaron y llegó Cedeño y Huáscar, ya Trujillo estaba muerto. Y Pastoriza, el vehículo que llevaba no encendió. Entonces, ellos se acercaron a la escena, pero ya había pasado”, narró Balcácer.

A las 10:10 de la noche, del martes 30 de mayo de 1961, ya El Jefe estaba muerto.

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