“Yo no estaba en el lodo, yo tenía un negocio y se me fue con todo y ahora tengo que andar en el lodo, todo eso es caballada, eso nos enseñó la vida ahora”. Fue la frase con la que Santa Sierra inició el recorrido que guía hasta a su casa en Los Macos, de Los Guarícanos, en el municipio Santo Domingo Norte.
En efecto, Santa es una de los tantos afectados de la localidad, que producto de las torrenciales lluvias registradas el pasado sábado en el país, quedó en la nada, tras perderlo prácticamente todo, luego de que la corriente de agua se elevara hasta el techo de la vivienda.
La dama, de unos 37 años, tenía una tienda de ropa de medio uso en su casa de zink y madera, en la calle Las Flores, ropa que ahora se ve en la obligación de tirar a la basura, resultado del lodo y daños que recibieron.
“Todo el tiempo a mí me ha gustado vender, pero ahora es que lo tengo mejor y ahora yo pensé que iba a estar mejor, pero mira…”, contó consternada al ver su mercancía perdida aun en perchas, llenas de lodo y a la espera de ir al zafacón.
Y es que con está perdida, Santa ve tirado a la basura el esfuerzo de su trabajo limpiando en casas y los ahorros que ha logrado con tanto esmero.
“Eso era con mi esfuerzo, yo trabajo, yo te limpio una casa y hago de todo para ganarme mi dinero y eso yo lo invierto en mi negocio (….) Limpiar, lavar, lo que sea, que no sea cosa mala hay que hacerlo”, contó orgullosa de valerse de su trabajo honesto, aunque ahora no sabe cómo recuperará lo perdido de su negocio establecido en un pequeño espacio de su humilde vivienda.
“Yo no tengo donde dormir”
Más que perder la mercancía de su pequeño negocio, Santa vio en las ocho horas de lluvias, como su trabajo de años fue arrastrado por las feroces aguas, que aun el martes hacían charcos en el interior de la vivienda enlodada y oliente a mocato.
“Yo no tengo donde dormir, yo tenía un negocio y eso ahora es botando, todavía ese cuarto tiene agua (…) Aquí yo no puedo dormir, las camas están afuera, por allí tú las ves, porque aquí yo no puedo dormir, yo estoy en una casa durmiendo, aquí no quedo nada”, repetía consternada.
A pesar de las pérdidas materiales que sufrió su casa y la de su madre, justo al frente de donde vive Santa, agradece a Dios estar con vida y confiada en que todos los bienes perdidos, los podrá conseguir otra vez.
“Pero la gloria es de Dios, con la vida yo consigo eso y más”, manifestó confiada.
La dama expresó que ni a ella ni a sus vecinos les ha llegado ayuda de las autoridades competentes, aunque aseveró que “no es una funda que uno necesita, ni 100 pesos”, A ella lo que realmente le gustaría es un trabajo con el que pueda subsistir junto a su hija de 16 años, quien tiene un niño de siete meses.
“Yo te voy a decir la verdad, ojalá yo conseguir un trabajo bueno”, agregó.
Entre el lodo
El amarillo del lodo cubriendo el negro del asfaltado de las calles de Los Macos, en Los Guarícanos de Santo Domingo Norte, hace la entrada al sector, que mantiene a sus moradores aun viviendo los estragos de las torrenciales lluvias registradas el pasado sábado en gran parte del país.
Colchones, gaveteros, lavadoras, estufas, televisores y una gran cantidad de ropa, se suman a la incontable lista de daños que relataron sus moradores tener, con la crecida de la cañada próxima al sector, que cubrió sus ahora inhabitables casas hasta el techo.
Ezequiel Rosario, de 50 años, contó con pesar estar durmiendo en el suelo, ya que la base y colchón de lo que era su cama, aguarda en el patio de su casa, aun secándose, producto de las inundaciones, que cubrieron toda la vivienda.
“Si usted quiere entre, venga a ver dónde tengo el colchón en el patio, mire como yo estoy, mi cama, ahí tengo todo virado en el suelo, yo estoy durmiendo en el suelo”, narró consternado.
El caballero ahora se siente a la deriva, debido a que desempeña labores como plomero, sin embargo, no está trabajando por el momento.
“No estoy empleado, soy plomero pero no estoy trabajando ahora ni nada y mire como estoy ahora, yo estoy durmiendo en el suelo”, manifestó.
“Aquí se dañó todo, estufa, televisores, todo”, fue lo que relató uno de los moradores que prefirió no identificarse.
Marianyi Yang, de 44 años, residente en la calle 8, también fue una de las afectadas, y aunque el lodo ya no empaña el piso de la casa, los colchones, muebles y gaveteros en la acera de la casa, adelantan los daños que sufren desde la tarde del sábado.
“Aquí casi no quedó nada”, contó la dama a un equipo de LISTÍN DIARIO, mientras enumeraba los bienes materiales dañados.