Un impacto importante en la salud cardiovascular dejó como secuela la pandemia del Covid-19 en la salud de la población, presentándose incluso, casos de pacientes que quedaron con daños cardíacos temporales y permanentes.
Así lo aseguró el cardiólogo Pedro Ureña, al señalar que hay buena data epidemiológica sobre el impacto del Covid-19 en el riesgo cardiovascular y que se ha notado una secuela cardiovascular importante, sobre todo en lo referente a enfermedad coronaria y fallo cardíaco.
Dijo que se han visto algunos casos de personas que tuvieron Covid-leve y que se le afectó la salud cardiovascular luego de tener la enfermedad, y que en su práctica médica, tiene casos de atletas, de personas jóvenes, que desarrollaron cardiopatías por Covid-19. La mayoría, explicó, se recuperaron, pero hay otros que quedaron con afección permanente.
El especialista recordó que cuando se presentó ese brote inicial de Covid-19, se tuvo un porcentaje importante de personas que hicieron Covid- grave que quedaron con secuelas importantes, porque el corazón se debilitaba o se ponía muy rígido. Por eso, agregó, siempre insistió en que el Covid-19 no podía verse como una enfermedad pulmonar, sino cardiopulmonar.
Otro impacto
Destacó que la pandemia tuvo un impacto adicional, porque se debe recordar que en el 2020 hubo un pánico total, nadie quería ir al médico, lo que conllevó a que se registraran casos de infartos y de muertes súbitas en las casas o que llegaban a las emergencias muy afectados, lo cual prevaleció a nivel mundial.
Dijo que en definitiva hubo secuelas del Covid-19 a nivel cardiovascular fruto de la enfermedad y del ambiente que se vivió en los meses iniciales de la pandemia.
En otro orden, el reconocido cardiólogo dijo que lamentablemente el país está muy mal en el manejo del infarto, que es un evento que necesita de una intervención rápida, efectiva y oportuna. Señaló que el país no tiene a nivel nacional una red apropiada para tratar esos pacientes, que en su mayoría llegan en etapa tardía cuando ya hay un daño importante.
Recordó que en cardiología se habla de seis horas doradas, que es el tiempo ideal para tratar al paciente, sea con un medicamento que destape la arteria o a través de un procedimiento de cateterismo para destaparla, lo que garantiza que el daño sea mínimo.
“Tenemos una tasa importante de infartos no reperfundidos a tiempo lo que lleva a secuelas como insuficiencia cardiaca y arritmia cardiaca, incluso en personas jóvenes”, dijo.
Entiende que se requiere recursos y voluntad política para establecer una verdadera red de atención al infarto a nivel nacional, que permita tener medicamentos trombolíticos en las emergencias hospitalarias y contar con personal de emergenciología entrenado en su uso, antes de proceder al traslado a un centro especializado. Recordó que el infarto cardíaco sigue siendo la causa número uno de mortalidad y morbilidad.