La cañada de Bonavides, en el sector distrital de La Ciénaga, ahora Nuevo Domingo Savio, sufrió un colapso durante las fuertes lluvias ocurridas a mediados de noviembre de 2023 y, a día de hoy, por falta de intervención de las autoridades, aún se da el lujo de mantener en vilo a los residentes del área, principalmente aquellos que fueron afectados por la subida desmesurada del agua contaminada.
Preocupados, quienes sufrieron daños en sus hogares por el desborde, mantienen sus puertas y verjas cubiertas con blocks, lonas y materiales que impidan el paso del agua, si un hecho igual vuelve a ocurrir.
“Mientras esa cañada se mantenga así, abierta, nosotros no estamos seguros y como esta casita es lo único que yo tengo, prefiero mantenerla así”, confesó José Cohén a periodistas del LISTÍN DIARIO que alcanzaron a verlo detrás de los telones que cubren la galería de su casa, así como tablas y varios bloques de concreto que aseguran su puerta.
La gran abertura
La cañada de Bonavides, donde se observa un aviso de la Corporación de Acueductos y Alcantarillados de Santo Domingo (CAASD), que se supone debería ser la encargada de su intervención, mantiene un extenso pedazo, que antes estaba cubierto en su totalidad, completamente hueco.
La abertura es preocupante y resulta peligrosa para niños, adultos y todo el que se desplace por ahí, considerando que la obstrucción que provocó el desbordamiento continúa igual y para otros peor.
“Es asustados que vivimos. Esa agua subió aquí y dañó la nevera, la lavadora, los muebles, la cama. Todo”, afirmó Rosa Santos, quien refirió que a pesar de estar junto a su familia, ella, su esposo y una bisnieta de cinco años con la que residen, las festividades navideñas no fueron tan alegres como deberían.
En su caso particular, cuando el agua empezó a subir y notaron que corría peligro, salieron junto a la menor hacia la casa de una vecina, sin tiempo, por el miedo, de salvaguardar algún ajuar de la casa.
En Las 800
En el sector Las 800, en Los Ríos del Distrito Nacional, también continúan sintiendo los efectos de las torrenciales lluvias del pasado 18 de noviembre; incluso, de las personas que vivían en las casas que colindan con la cañada quedan pocas, debido a que tras perderlo todo, y según la medida de sus posibilidades, han buscado viviendas lo más alejadas posibles para alquilar.
No es la primera vez que ocurre el desborde de la cañada de Las 800, en el año 2022, precisamente en noviembre, el agua del desaguadero subió con tanta furia que incluso cobró la vida de un residente. En esta ocasión, aunque no hubo fallecidos, las pérdidas materiales también fueron cuantiosas.
Considerando esto, con el miedo de que vuelva a pasar, a lo que entra en consideración que la hondonada está siendo intervenida, sin avances que ellos mismos reconozcan, desde hace más de un año, algunos vecinos con posibilidades se han ido retirando, según contaron moradores a reporteros de LISTÍN DIARIO.
Quienes quedan en el área que podría señalarse como de peligro, en gran medida, son los adultos mayores que no residen alquilados, sino que han reclamado esos espacios como suyos, construyendo ranchos que les hacen sentir en casa y que, además carecen de la posibilidad de conseguir algún espacio que les brinde mejores condiciones de vida.