Cada día, desde la página oficial del Vaticano, se difunden enseñanzas basadas en las Santas Escrituras, buscando guiar a los adeptos de la fe en su caminar espiritual. Estas reflexiones proponen versículos bíblicos y temas que invitan a los creyentes a meditar y a fortalecer su fe en Dios.
Durante este jueves, 5 de septiembre de 2024, el Papa Francisco predicó sobre la importancia de no dejarse vencer por la derrota y la decepción, destacando la capacidad de Dios para transformar nuestras limitaciones en oportunidades para anunciar su mensaje de amor y misericordia.
La prédica del papa Francisco para este jueves
El papa Francisco ofreció una prédica en la que destacó la importancia de no dejarse vencer por la derrota y la decepción. Utilizando la metáfora de la pesca, el pontífice señaló que muchas veces nos sentimos frustrados cuando nuestros esfuerzos no dan resultados.
Sin embargo, el Papa resaltó que en esos momentos es cuando el Señor elige subirse a nuestra barca, incluso cuando nos sentimos vacíos e incapaces. Francisco afirmó: “El Señor es el Señor de las sorpresas, de los milagros en las sorpresas; subir a la barca de nuestra vida cuando no tenemos nada que ofrecerle; entrar en nuestros vacíos y llenarlos con su presencia; servirse de nuestra pobreza para proclamar su riqueza, de nuestras miserias para proclamar su misericordia“.
Con estas palabras, el Papa destacó la capacidad de Dios para transformar nuestras limitaciones en oportunidades para anunciar su mensaje de amor y misericordia. El pontífice también alentó a no ceder al miedo ni a la resignación, tanto en la vida personal como en la vida de la Iglesia y la sociedad. “Con Jesús se navega por el mar de la vida sin miedo, sin ceder a la decepción cuando no se pesca nada, y sin ceder al no hay nada más que hacer“, señaló.
“Siempre podemos volver a empezar, el Señor siempre nos invita a volver a ponernos en juego porque Él abre nuevas posibilidades”, afirmó el papa Francisco.
La lectura de la Biblia para este jueves
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
1 Cor 3, 18-23
Hermanos: Que nadie se engañe: si alguno se tiene a sí mismo por sabio según los criterios de este mundo, que se haga ignorante para llegar a ser verdaderamente sabio. Porque la sabiduría de este mundo es ignorancia ante Dios, como dice la Escritura: Dios hace que los sabios caigan en la trampa de su propia astucia. También dice: El Señor conoce los pensamientos de los sabios y los tiene por vanos.
Así pues, que nadie se gloríe de pertenecer a ningún hombre, ya que todo les pertenece a ustedes: Pablo, Apolo y Pedro, el mundo, la vida y la muerte, lo presente y lo futuro: todo es de ustedes; ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios.
El evangelio para el jueves, 5 de septiembre de 2024
Lectura del santo evangelio según san Lucas. Lc 5, 1-11 En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra y sentado en la barca, enseñaba a la multitud. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar”. Simón replicó: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra echaré las redes”. Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: “¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!” Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro, al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús le dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Luego llevaron las barcas a tierra y dejándolo todo, lo siguieron.
Fuente: Cronista