Negociaciones interminables en los pasillos del Congreso y entre bastidores, pero por ahora en vano: los republicanos no han avanzado este jueves en la búsqueda de un nuevo presidente de la Cámara de Representantes.
El candidato al puesto Steve Scalise anunció por la noche el retiro de su candidatura, mientras que la institución, paralizada desde hace más de una semana, se hundía aun más en la crisis.
“Ha sido todo un viaje, y aún queda mucho camino por recorrer. Acabo de comunicar a mis colegas que voy a retirar mi candidatura como presidente a designar”, dijo Scalise cuando pareció claro que no lograría los 217 votos necesarios para llegar al cargo.
El Congreso tiene dos cámaras: el Senado, donde los demócratas del presidente Joe Biden tienen la mayoría, y la Cámara de Representantes, controlada por los republicanas e inmersa en un caos sin precedentes.
Destitución histórica
Su presidente anterior, Kevin McCarthy, fue destituido el 3 de octubre debido a disputas entre congresistas republicanos moderados y los partidarios del expresidente Donald Trump.
Su salida ha dejado a la luz las enormes fracturas entre los conservadores estadounidenses, cuando falta un año para las elecciones presidenciales de 2024.
Y sumió a esta cámara, supuestamente una de las más poderosas del mundo, en un punto muerto.
Estados Unidos no puede votar a favor de una nueva ayuda para Israel, un aliado histórico, en plena guerra con el movimiento islamista palestino Hamás en la Franja de Gaza. Ni una nueva partida de fondos para Ucrania, que los legisladores llevan semanas debatiendo.
Tampoco puede votar sobre un nuevo presupuesto para el estado federal pese a que el último expira dentro de pocas semanas, lo que deja de nuevo a la primera potencia económica mundial en peligro de parálisis administrativa.
“Volver a casa”
Se manejaron dos candidatos para presidir la Cámara: uno del ala moderada del partido y el otro cercano a Trump. Las dos facciones opuestas se enfrentaron en una votación informal el miércoles.
Scalise, el ganador, esperaba poder someter a votación su candidatura inmediatamente en sesión plenaria en el hemiciclo, un paso necesario, pero una decena de conservadores aseguraron que se opondrían a ella por varios motivos: sus posiciones presupuestarias, el hecho de que padece cáncer o un discurso pronunciado hace dos décadas sobre un exjefe del Ku Klux Klan.
“Steve es un hombre que tiene graves problemas a causa de su cáncer”, había declarado más temprano Trump en una entrevista, y aseguró que haría mejor evitando “el estrés” que implica el cargo.
¿Cuánto durará el bloqueo?, ¿horas?, ¿días?, ¿semanas? Nadie lo sabe, y en el partido reina la confusión.
“¿Por qué no nos vamos todos a casa y nos reunimos de nuevo la semana que viene?”, sugirió la congresista trumpista Marjorie Taylor Greene el jueves por la tarde.
El Partido Demócrata de Joe Biden es minoritario en la Cámara y, por lo tanto, asiste como espectador a las caóticas negociaciones. Pero, en teoría, podría alcanzar una alianza con los republicanos moderados para poner fin a esta situación.