AGENCIA EFE
Ciudad de Guatemala, Guatemala
El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo de León, cumplió este domingo seis meses al frente del país centroamericano, prácticamente maniatado en varios frentes y sin mayor posibilidad de maniobra en el Congreso.
Arévalo de León, del partido progresista Movimiento Semilla, fue investido el pasado 14 de enero tras ganar sorpresivamente las elecciones de 2023, pero a seis meses de su toma de posesión, los murmullos empiezan a crecer en la población.
“La luna de miel se acabó”, argumentó esta semana la escritora Carolina Escobar Sarti en una columna de opinión, donde recordó que es “tiempo de actuar con firmeza” contra la corrupción.
De igual forma, Escobar Sarti también destacó que “muchas cosas se están haciendo bien, pero no se están comunicando bien”.
La principal exigencia
La principal exigencia de la población al nuevo presidente es la salida del cargo de la fiscal general y jefa del Ministerio Público (Fiscalía), Consuelo Porras Argueta, a quien Arévalo de León señaló en septiembre pasado de intentar un “golpe de Estado” en su contra.
Porras Argueta, sancionada por Estados Unidos y la Unión Europea bajo fuertes señalamientos de corrupción y con vigencia en el puesto hasta 2026 de acuerdo a la ley, es ampliamente repudiada por la población, según encuestas y las manifestaciones en su contra durante 2023.
Sin embargo, todos los esfuerzos de Arévalo de León para remover a Porras Argueta han sido en vano: en el Congreso no cuenta con mayoría para modificar la ley y todas las acusaciones penales que ha solicitado el Gobierno en contra de la fiscal general caen en saco roto dentro de la Fiscalía y en el Organismo Judicial.
A ello se suma que la Corte de Constitucionalidad, máximo tribunal del país, ha revocado al menos dos decisiones relevantes del gobernante, restándole cada vez más poder.
Independientemente de ello, el presidente, de 66 años, afirma que sigue con firmeza su lucha contra la corrupción y mantiene ese perfil moderado y calmado que lo llevó sorpresivamente a ganar las elecciones de 2023.
“A lo largo de estos seis meses cada acción que hemos tomado ha sido guiada por la transparencia”, subrayó este domingo en sus canales de comunicación, tras hacer oficial su patrimonio, que no rebasa los 100.000 dólares.
El semestre de Gobierno ha sido priorizado por Arévalo de León para mejorar las relaciones con la comunidad internacional, especialmente con Estados Unidos, y su Administración también ha presumido de la remodelación de 4.000 escuelas, tarea sin cumplir para los Gobiernos de la última década.
No obstante, el presidente sufrió críticas por una posible alianza público privada para la administración del principal aeropuerto guatemalteco, La Aurora, ante una posible sociedad con la cúpula empresarial, ampliamente criticada por su partido, el Movimiento Semilla, en campaña electoral.
INCENDIOS FORESTALES
A ello se suma el desgaste sufrido por el presidente en el manejo de la peor temporada de incendios forestales en la historia de Guatemala, el desmembramiento de una de las principales carreteras del país rumbo a la costa sur y su cuestionado apoyo a la población indígena.
“Hay una deuda grande en la inclusión de pueblos indígenas. Se esperaba un Gobierno bastante plural. Se esperaba la integración de cuadros indígenas en su gabinete que podrían aportar otro tipo de mirada para atender las necesidades de los pueblos”, aseguró esta semana a EFE el líder indígena Josué Chavajay.
Transcurridos seis meses de presidencia, la sombra de Porras Argueta sobrevuela el Gobierno de Arévalo de León. Es precisamente por eso que el reconocido periodista José Rubén Zamora Marroquín, encarcelado desde 2022 por la Fiscalía, le advertía al presidente hace unos meses que debía tomar acciones o su futuro estaría tras las rejas junto al mismo comunicador.
Porras, por su parte, afirmó en mayo pasado que el país vive un “ciclo oscuro” con el Gobierno de Arévalo de León y la vicepresidenta, Karin Herrera, descartando además cualquier opción de renuncia.
