Sesenta y un días han pasado y aún resuena en la memoria de Bajos de Haina la impactante madrugada del 8 de abril, cuando el techo de la discoteca Jet Set se desplomó, un suceso que dejó una huella imborrable en el municipio.
Y es que despertar cada mañana ya no es lo mismo; ese abrazo, esos besos, los ‘buenos días’, las risas y el aroma del café caliente se han desvanecido, debido al inmenso vacío que atribuyen los residentes a los 25 sueños enterrados, víctimas de la tragedia.
Hoy, decenas de familias de Haina apenas aprenden a vivir con la ausencia de esa madre, padre, hermanos, abuelos y tíos. Esposas sin sus cónyuges, padres sin hijos y otros sin amigos.
En cada rincón de El Centro, El Distrito, Villa Penca, Villa Lisa, La Proyecto, Kilómetro 18, Bella Vista, Barrio Chino, La Duarte, barrios que alguna vez fueron sinónimo de alegría y que vieron crecer a las víctimas del Jet Set, la nostalgia se siente profundamente y la tristeza por esas vidas perdidas está a flor de piel.

En estas comunidades habita el silencio. No se escucha siquiera a los vecinos hablar en un tono elevado y las fiestas han menguado después del hecho, declaran residentes.
El recuerdo
Las calles del sector Villa Penca y La Proyecto lloran la ausencia de las hermanas Lucía de la Cruz y Ruth Dilania de la Cruz, quienes perdieron la vida junto a sus esposos, Joel Manuel Santana Pion y Juan Manuel Santana Olivier, respectivamente, dejando en la orfandad a cinco hijas.
Paola Montero, de 21 años, fue sobrina de las hermanas De la Cruz.
Cuenta que desde lo sucedido su familia no ha sido la misma. “Mis tías nos hacían el coro a nosotros, eran la alegría de la familia. Ya no es lo mismo celebrar el Día de las Madres, las navidades o cualquier festejo sin ellas”, dijo con palabras cargadas de una marcada añoranza.

Abram Santana Castillo reside en Villa Penca y fue sobrino de Pion; al hablar de su tío lo hizo con admiración y contó que para salir hacia delante su familia se aferra a Dios.
“Mi tío nunca estaba enojado, era gracioso, siempre andaba en chercha y sin ningún rasgo negativo; por eso “estamos muy dolidos y vivimos las secuelas”, expresó el joven, quien se encontraba laborando en el negocio familiar.
Una hija del sector El Centro se ha ido. Ella es Juana Vásquez, apodada Marisol, a quien sus vecinos siempre la recordarán como “el alma de la fiesta”.
Llena de nostalgia y con la piel engranujada, Ana Rosario, quien fue amiga de Marisol, cuenta que todavía no cree lo que ha sucedido.
“Marisol siempre andaba bonita. Ya cumple dos meses de su partida y yo aún estoy esperando que ella pase por aquí bien bonita con su vestido”, manifestó Rosario, conteniendo las lágrimas y con un nudo en la garganta.
Entretanto, las calles del sector El Distrito viven la ausencia de la maestra Andrea Florentino. LISTÍN DIARIO conversó con Ana Ferrer, quien fue amiga de la docente.
Mientras compartía algunos detalles de la amistad que mantuvo con Florentino, miraba fijamente desde su hogar el colorido mural en memoria de las víctimas de la tragedia del Jet Set que residían en la comunidad de Haina.
Esta obra de arte ubicada en una pared de casi 40 metros en la intersección de las calles Américo Lugo y Sánchez Ramírez, del sector El Distrito, cuenta una historia.

“A diario vienen personas a mirar las fotografías de los fallecidos y eso causa mucha tristeza porque en este pueblo todo el mundo se conoce”, dijo, al dar a denotar que el sitio se ha convertido en un museo para esas almas que han fallecido.
Contó a este diario que lo más difícil de esa pérdida fue saber la forma en que murió su amiga en aquella fiesta. “No es lo mismo morir por enfermedad que ser aplastado por escombros”, exclamó consternada.
Pero, para no pensar en esa trágica muerte, señaló que siempre trata de recordarla como ese ser que irradiaba alegría.
“Fue una mujer dinámica que nació para ayudar y servir a la comunidad”, dijo sobre la personalidad de la educadora.
Otras víctimas del Jet Set
Aquella noche de abril marcó la historia de 25 personas del municipio Bajos de Haina que asistieron a la fiesta del merenguero Rubby Pérez y no regresaron para contarlo.
Estos son los hermanos Luis Emilio y Milagros Guillén, además de su esposo Andrés Pichardo.
Las parejas de esposos, Homero Astacio y Gloria García; Isabel Betania Cabrera y Héctor Bienvenido Peguero (Jaca), Damaris Altagracia Montás, Rosa Herminia Pérez de Jesús, Clasrisleiny Peguero Castro, Aroel Nolasco Contreras, Ramón Santana y Enrique Blanco (Tony).
Ramón Teodoro Jiménez, Marylenny Pilarte, Luca Massimo Lemolo, Andrea Medina y el emblemático merenguero Rubby Pérez.
Estas son las 25 almas perdidas de ese municipio.