En el corazón y la periferia de Santo Domingo, donde el bullicio es la banda sonora constante, en ocasiones surgen ruidos caóticos que quebrantan la vida cotidiana de sus ciudadanos y la tornan en una pesadilla que a vaces se hace insostenible.
Este es el caso que están viviendo numerosas familias en el sector Bella Vista, atrapadas en sus propios hogares, sufriendo los estragos de potentes compresores de aire operando, desde hace seis meses, de 7:00 de la manana hasta casi las 8:00 de la noche.
Estos equipos, que han convertido los hogares de estas familias en una fuente de problemas que agrieta su tranquilidad, están instalados en la parte trasera, del lado de la calle Recodo, del edificio Barbour, número 287, situado en la confluencia de la avendia Rómulo Bentancourt y la calle Pedro A. Bobea.
Desde inicio de este año, para muchas familias en el entorno donde están instalados estos compresores, este problema les ha arruinado, en variadas formas, su situación de salud.
Entonces, buscando una solución a este caso, el pasado 21 de abril presentaron una denuncia ante el Ministerio de Medio Ambiente, que poco después envió inspectores allí y, tras comprobar el problema, dio plazo de 10 días a los responsables para que eliminaran el ruido.
Conforme con los denunciantes, que pidieron reservas de sus nombres, la medida de Medio Ambiente, que en principio vigiló su cumplimiento, fue desacatada. Ante esto, el ente de gobierno envió a un fiscal, pero tampoco tuvo efecto. Todo sigue igual. Sin solución a la vista.
El problema ha continuado y, ahora, al serio inconveniente que representan estos compresores, se agrega la aparente inacción de las autoridades, que deja a estas familias en un limbo de desesperación.
Un zumbido que enferma
Este molestoso ruido se convierte en un contaminante ambiental con serias repercusiones para la salud del vecindario afectado.
Una visita al lugar dio valor de fuerza a la denuncia, comprobándose que no se trata de un ruido de fondo ocasional, sino un asunto constante, una vibración que penetra muros y ventanas y anula la tranquilidad.
No fue posible determinar el nivel de decibeles generados por estos ruidos, pero hablando con vecinos en el espacio próximo al edificio Barbour estos manfientan que el asunto se ha convertido en un factor de estrés crónico.
Y están bastante preocupados, porque conociendo de algunos efectos que ya pesan sobre ellos, están centrados en su salud.
Algunos han notado cambios, como imposibilidad de conciliar o mantener el sueño, sentimientos de fatiga, irritabilidad y baja concentración para unir ideas y pensamientos.
Estar expuesto de manera continua a este ruido melestoso a veces pone nerviosos, estresados y depresivos a algunos, sólo de pensar como en los primeros seis meses de este año su acostumbrado estado de sosiego ha sufrido tantas alteraciones, hasta el extremo de pensar en irse a vivir a otro lugar.
Algo que también comentan es que el ruido es tan alto que les provoca zumbidos en los oídos, cosa que amenaza su audición.
Es así como se está detriorando la calidad de vida de tantas familias en esta parte de Bella Vista.
Aparte de los problemas de salud expuestos, el ruido constante destruye la paz en sus hogares, imposibilitando el descanso y la comunicación.
La aparente inacción de Medio Ambiente ha agravado la situación a gente trabajadora y de buen vivir que, en su desesperación, optaron primero por el camino burocrático y civilizado en busca de respuesta de la autoridad competente.
Papel de Medio Ambiente
La regulación del ruido en el país se rige por la Ley No. 287-04 sobre Prevención, Supresión y Limitación de Ruidos Nocivos y Molestos que Producen Contaminación Sonora, Fue modificada por la Ley No. 90-19.
Además, existe la Ley General de Medio Ambiente y Recursos Naturales No. 64-00 que aborda la contaminación ambiental en general, incluyendo la sonora.
El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales es el órgano competente para la aplicación y control de estas normativas.
Infracciones
Se consideran infracciones la producción o emisión de ruidos que superen los límites establecidos en las normas ambientales.
Las sanciones pueden variar, pero incluyen multas que van desde varios salarios mínimos legales, y en caso de reincidencia, pueden ser más severas.
La Ley No. 90-19 especifica que las sanciones quedan regidas por lo instituido en el Código Procesal Penal.