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Aún por definirse el control de la Cámara de Representantes y sus implicaciones para la agenda de Trump

Voz de america

A medida de que se realiza el recuento final de los votos en Estados Unidos, se decide quién dominará la Cámara de Representantes. Los republicanos se disponen a tener un gobierno unificado en la Casa Blanca, el Senado y la Cámara, según las estimaciones.

WASHINGTON — 

La mayoría en la Cámara de Representantes de Estados Unidos aun pendía de un hilo el miércoles, oscilando entre un control republicano que daría inicio a una nueva era de gobierno unificado del Partido Republicano en Washington o pasaría a manos de los demócratas como una última línea de resistencia a la agenda de Donald Trump durante su segundo mandato.

Unos pocos escaños, o incluso uno solo, determinarán el resultado. Los recuentos finales tardarán un poco, lo que probablemente extienda la decisión hasta la próxima semana.

Después de que los republicanos se abrieron paso hacia una mayoría en el Senado federal al sumar escaños en Virginia Occidental, Ohio y Montana, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, pronosticó que la cámara baja haría lo propio.

“Los republicanos se disponen a tener un gobierno unificado en la Casa Blanca, el Senado y la Cámara”, dijo Johnson el miércoles.

Trump, quien ganó el Colegio Electoral y el voto popular en su contienda frente a la vicepresidenta Kamala Harris, ha consolidado un creciente poder en torno a su movimiento “Hagamos grande a Estados Unidos otra vez” (MAGA, por sus siglas en inglés), otorgándole su apoyo a políticos recién llegados a Washington y abriendo la puerta para su propio regreso a la Casa Blanca.

Johnson dijo que los legisladores republicanos alistan una “ambiciosa” agenda de 100 días en conjunto con Trump, quien ha dicho que ha “pensado mucho” en su legado.

Recortes fiscales, reforzar la frontera sur y ponerle un “soplete” a las regulaciones federales son los temas prioritarios de la agenda en el caso de que el Partido Republicano se quede con la Casa Blanca y las dos cámaras del Congreso. El mismo Trump ha prometido deportaciones a gran escala y represalias contra quienes percibe como enemigos. Y los republicanos quieren sacar a las agencias federales de Washington y colocar a partidarios entre las filas del gobierno con ayuda de grupos externos que, según Johnson, mantendrán al gobierno federal “a raya”.

Pero después de apenas un año en el cargo, Johnson ha tenido dificultades para presidir la Cámara, y el nuevo Congreso no sería diferente. La representante Marjorie Taylor Greene y el representante Matt Gaetz, entre otros, encabezan a un grupo de conservadores de línea dura que a menudo se han enfrentado a la cúpula del partido en lo que ha sido una de las legislaturas más caóticas de los últimos tiempos.

Si la escasa mayoría de cuatro escaños de Johnson se llegara a reducir aún más, el recinto podría llegar a un punto muerto.

El líder de la minoría demócrata, Hakeem Jeffries, dijo que la mayoría en la cámara baja “sigue en el aire”.

Después de que los demócratas vencieron a dos representantes republicanos en su estado natal, Nueva York, Jeffries dijo que el camino hacia la mayoría ahora depende de sumar bancas en Arizona, Oregón, Iowa y California, donde aún no se anuncian ganadores debido al estrecho margen en las contiendas.

“Debemos contar cada voto”, dijo Jeffries.

Las contiendas en la Cámara seguían siendo codo a codo, sin que ninguno de los dos partidos tenga un camino claro hacia la mayoría. Muy rara vez, si acaso, las dos cámaras del Congreso han cambiado de partido en direcciones opuestas.

Cada lado gana y pierde algunos escaños, incluido a través del proceso de redistribución de distritos, el cual restableció bancas en Carolina del Norte, Luisiana y Alabama.

Gran parte del resultado depende del oeste, particularmente en California, donde se disputan varios escaños de la Cámara y siguen contabilizándose los votos que llegarán hasta una semana después de la jornada electoral. También se sigue de cerca a las apretadas contiendas en torno al “punto azul” en Omaha, Nebraska, y en la región más remota de Alaska.

En el Senado, los republicanos lograron avances en todo el país de la mano de Trump, arrebatándole tres escaños a los demócratas y conservando los suyos frente a los desafíos demócratas que no lograron desbancar a Ted Cruz en Texas ni a Rick Scott en Florida.

En Virginia Occidental, el acaudalado gobernador del estado Jim Justice se quedó con el escaño vacante del senador retirado Joe Manchin. Los republicanos vencieron al demócrata Sherrod Brown en Ohio con el vendedor de autos de lujo Bernie Moreno. Y el republicano Tim Sheehy se impuso al senador demócrata Jon Tester en Montana.

Los demócratas evitaron una debacle al rescatar triunfos en los estados del “muro azul”. La representante Elissa Slotkin ganó un escaño abierto en el Senado en Michigan, y la senadora Tammy Baldwin fue reelegida en Wisconsin. La carrera en Pensilvania entre el senador demócrata Bob Casey y el republicano Dave McCormick aún estaba sin decidir.

Los republicanos del Senado tienen la posibilidad de lograr su mayoría más amplia en años, una muestra del trabajo del líder de la mayoría en el Senado Mitch McConnell, quien el miércoles se negó a responder preguntas sobre sus anteriores y fuertes críticas a Trump y dijo que consideraba que los resultados electorales fueron un referéndum sobre el gobierno del presidente Joe Biden.

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