Agencia AFP
Pittsburgh, Estados Unidos
Cuando falta menos de una semana para un debate con Donald Trump, Kamala Harris viaja este jueves a Pensilvania, quizá el estado más crucial en unas elecciones presidenciales que prometen ser muy reñidas.
El expresidente republicano, que estuvo en este estado el miércoles en un acto público, acudirá este jueves a un club de Nueva York para detallar su programa económico.
Sus abogados, entre tanto, volvieron a los tribunales en Washington debido la causa federal abierta contra él por presuntamente haber intentado alterar los resultados de las elecciones de 2020.
La vicepresidenta y candidata demócrata visita Pittsburgh, una de las mayores ciudades del estado de Pensilvania y la histórica capital del acero de Estados Unidos.
Se espera que Pensilvania sea su campamento base para preparar el debate del 10 de septiembre con Donald Trump, que tendrá lugar en Filadelfia y será retransmitido por la cadena ABC.
Micrófonos
La cadena reveló el miércoles las reglas de este duelo de 90 minutos, fruto de arduas negociaciones entre ambos bandos.
Serán las mismas que durante el debate de junio entre Donald Trump y el presidente Joe Biden, cuyo pésimo desempeño le hizo perder el apoyo de los demócratas y forzó su salida de la carrera electoral el 21 de julio.
El próximo martes, Harris y Trump debatirán de pie, sin notas ni público. Comenzará a las 21H00 hora local y sus únicas herramientas serán un bolígrafo, papel y una botella de agua.
Los candidatos dispondrán de dos minutos cada uno para responder a las preguntas de los periodistas y un minuto adicional para detalles y aclaraciones.
Se cortará el micrófono del candidato cuando no le corresponda hablar y se cronometrarán las intervenciones.
El equipo de campaña de Kamala Harris había presionado para que los micrófonos permanecieran abiertos en todo momento, calculando que esto perjudicaría a Trump, propenso a hacer declaraciones intempestivas.
El miércoles, durante una reunión-debate en Pensilvania de la cadena Fox News, Donald Trump acusó a ABC de ser parcial y afirmó sin pruebas que Kamala Harris recibiría las preguntas con antelación.
“Son realmente malos y creo que mucha gente verá lo malos que son, lo injustos que son”, lamentó el republicano de 78 años.
Amenaza social
En Pensilvania, la vicepresidenta tendrá muy presente la polémica sobre la compra de la siderúrgica estadounidense US Steel.
La Casa Blanca se dispone a bloquear la adquisición lanzada por la japonesa Nippon Steel por 14,000 millones de dólares, suspendida de momento por falta de autorización de los reguladores.
Pero la empresa, con sede en Pittsburgh, advierte que un bloqueo podría conllevar el despido de miles de empleados.
El lunes la candidata demócrata de 59 años dijo que quería mantener al grupo bajo control estadounidense.
El expresidente Donald Trump también prometió oponerse a esta operación.
El tema es muy delicado en un estado donde el republicano ganó por un estrecho margen en 2016 y el actual presidente demócrata se impuso en 2020 también por pocos votos.
Muchos obreros de este estado del noreste del país, en declive industrial, dieron la espalda a los demócratas para unirse a Donald Trump.
Kamala Harris espera beneficiarse de los grandes proyectos de reindustrialización lanzados por Joe Biden y el apoyo de los sindicatos para recuperarlos.
También con la popularidad de su candidato a vicepresidente, el gobernador de Minnesota Tim Walz, que celebrará un mitin el jueves en Pensilvania.
La vicepresidenta está mejor posicionada que Joe Biden en las encuestas sobre la intención de voto a nivel nacional, pero todavía se halla codo con codo con Donald Trump en los estados más disputados.
“Esta carrera será reñida hasta el último minuto. No prestemos demasiada atención a las encuestas, porque no somos los favoritos”, advirtió de nuevo el miércoles en New Hampshire (este).