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Alberto Pla Monfort, el español que “abraza” la idea de que se elimine ya el trabajo infantil

A Alberto Pla Monfort lo conmueve el rostro de un niño desamparado. “Un niño desolado es un fracaso de la humanidad”. Conocer esta opinión del comunicador social español le da respuesta al interés que ha mostrado en aportar a la erradicación del trabajo infantil en República Dominicana.

Su experiencia en la fotografía y en los audiovisuales, sus conocimientos profesionales en la Comunicación Social y en la Psicología, así como su compromiso con una población tan vulnerable como la niñez han sido la base sobre la que ha sustentado la producción del documental ‘El libro de los abrazos’.

Se trata de una película que narra la historia desde los inicios de la Fundación La Merced, de República Dominicana, un proyecto educativo que muestra el esfuerzo realizado contra el trabajo infantil. Es un ‘film’ que invita a la humanidad a unirse con el fin de aportar para que ningún niño sea víctima del trabajo infantil.

Con su lema ‘Cambiemos el mundo, hagámoslo juntos’, Alberto Pla como protagonista de la historia de hoy de LISTÍN DIARIO, deja más que claro que todo el mundo puede contribuir para que los niños y las niñas vivan su infancia, estudien y disfruten de lo hermosa que es esta etapa.

“En la película documental, de 35 minutos de duración, mostramos el problema que existe en República Dominicana sobre el trabajo infantil. Un tema que ha causado un gran debate en medios de comunicación a partir de su presentación. Y lo digo porque no todos ven el problema. Y existe”. Es consciente de sus argumentos.

Alberto afianza aun más su parecer sobre el vulnerable tema. “No es el propósito del documental analizar cuántos niños trabajan en la calle, por qué y para qué, aunque indiscutiblemente, se tratan estos puntos. El documental va más allá, encontrando en el proyecto de Fundación La Merced una solución a tantos niños desamparados y cómo, juntos, podemos hacer una República Dominicana libre de trabajo infantil”. Lo explica ofreciendo el detalle de que todo se narra a través de los 17 años de historia de la entidad. “Se hace con una mirada optimista y positiva.

¿Qué lo mueve a defender a la población infantil?

Esta fue una de las preguntas que a la distancia se le hizo al productor español. Sin titubeo, respondió: “El sentimiento de injusticia que me produce ver a un niño trabajando en la calle. Este mismo sentimiento que le lleva a Freddy Ginebra, a Elsa Núñez, a Sor Pilar, al padre Tomás o a Alberto Jiménez, actual director de la fundación, a defender a esta población”. No se toma el mérito para él solo.

“Mira, mucha gente puede pararse con su coche en un semáforo, ver cómo los niños limpian su vidrio o limpian botas en cualquier calle. Puedo entender que la gente piense que el problema es demasiado grave o complejo para encontrar una solución y no haga nada. Precisamente, por esto mismo es importante difundir esta película: no hace falta irse a la calle a ofrecer ayuda a los niños, ya existe un proyecto que, por suerte, los asiste. Hay que hacerse donante de Fundación La Merced. Es casi una obligación moral”. Con esta expresión le implorara a la población el deber que tiene de contribuir a que se erradique el trabajo infantil.

El dueño de la historia de hoy, es tajante cuando admite: “Esta película no la he hecho para que sigamos indolentes ante la tristeza de un niño o una niña, si no para sumar a muchos más a la causa. Se puede”. Está confiado.

Su niñez

Tal vez por haber tenido una hermosa infancia y guardar de ella gratos recuerdos en La Cala (Benidorm), un lugar de veraneo en la Costa Blanca alicantina, España, es que a Alberto lo mueve trabajar en pro de la infancia. Tuvo la oportunidad de darse un chapuzón en una playa, más no la necesidad de trabajar en ella recogiendo basura para ganar su propio sustento. Compartía sus aventuras de verano con sus amigos, pero no tuvo que aguantar el calor del asfalto en sus pies caminando calle arriba y calle abajo vendiendo frutos, chuchería o limpiando vidrios. Hoy también tiene la dicha de ser el padre de Enrique y de Mateo.

“Que un niño trabaje en la calle responde a un problema de pobreza y desigualdad”

¿Qué hace falta para que la población infantil latinoamericana no sea víctima del trabajo infantil? Es una de las preguntas que, con mucha propiedad responde Alberto Pla. “Recursos y oportunidades. El que un niño termine trabajando en la calle responde a un problema de pobreza y desigualdad. Ningún niño o ninguna niña deberían trabajar en la calle”. Con desconcierto lo deja saber el comunicador español que produjo la película ‘El libro de los abrazos’ para la Fundación La Merced.

Desde su óptica, debe haber leyes que respalden la protección del menor, y si existen, entonces; que se cumplan. “Policías y militares informados para que cuando vean un niño limpiando botas les pregunten por qué no están en la escuela y no ofrecerse a que se las limpien. Recursos educativos y ayudas para que las familias puedan llevar a sus hijos a la escuela: la educación es un derecho. Todo ello junto a un sistema fuerte social, oportunidades laborales, asistencia sanitaria digna y de calidad… en el fondo es un todo, pero principalmente; sensibilización, derechos y oportunidades”. La ausencia de estas necesidades motiva su impotencia.

¿Qué lo lleva a escribir el guion y dirigir ‘El libro de los abrazos’?

El proyecto de miel de A esta interrogante responde con gran emoción. “He podido rodar muchos documentales en África, Latinoamérica, Asia y Europa. He visto muchos proyectos de cooperación, pero no es habitual escuchar a alguien hablar con tanta pasión y convencimiento como lo hace el padre Tomás. Él me confirmó que lo teníamos que hacer y lo logramos”. En República Dominicana el documental que contó con el respaldo de Manos Unidos, se rodó en el mes de junio. El 11 de septiembre será en España.

Alberto elogia el interés que también han mostrado en este audiovisual, artistas como Freddy Ginebra o Elsa Núñez, y personalidades como el embajador de España en República Dominicana o la Primera Dama, Raquel Arbaje, así como madrinas, padrinos y diferentes empresarios que se unen en un abrazo desde el compromiso y la fe para apoyar a la niñez dominicana en este bello proyecto en Santo Domingo Oeste. “Éste es de los proyectos que personalmente, más me ha impactado por el compromiso de la sociedad dominicana en diferentes esferas sociales”. Esto lo hace feliz.

Sobre su desempeño en el cine, el dueño de esta historia comenta: “Como tal, lo descubrí un poco tarde, soy de la generación de ir al videoclub a alquilar películas. Recuerdo de pequeño acompañar a mi hermana mayor, Ángela, y pasarme horas revisando los carteles de los VHS y decidir ‘¡esta!’. Star Wars fue la primera película que me impactó. ¡Recordando estas cosas me siento viejo!”. Lo detalla exclamando: “¡Cuánto han cambiado las cosas”!

Muy familiar

El cariño y calidez que Alberto Pla Monfort recibió de su familia, puede que también haya influido en su pasión por defender la niñez. Nacido en Valencia (1985), a orillas del Mar Mediterráneo, este hombre se sensibiliza ante los problemas sociales que aqueja a los más pequeños.

Casado con Elena, con quien tiene a sus dos hijos; Enrique, de seis meses y Mateo, de dos años, el productor no pierde la oportunidad de recordar que de pequeño fue travieso y que disfrutó de esa etapa a la que todo menor tiene derecho. Siempre he sido un niño muy inquieto y con mucha imaginación. Me encantaba jugar, construir con lego y probar las primeras videoconsolas que nos abrieron a un mundo digital completamente nuevo en los 90”. Es el único varón de tres hermanos. Sus hermanas son Miriam, que es psicóloga y Ángela, que también es periodista.

“Me gustaba ir a la escuela aunque nunca tuve en mi cabeza estudiar hasta cumplir más o menos 16 años. Tan inquieto era que mi familia decidió enviarme a estudiar con 14 años a Glenstal Abbey School, una especie de castillo de Harry Potter de los monjes benedictinos en Limerick, Irlanda. Menos mal que había un español, José, con el que podía compartir alguna fechoría adolescente y evitar estar hablando todo el día en inglés”. Aquello sin duda fue una experiencia vital en su vida.

Gracias a su madre descubrió los libros infantiles; ‘El viaje de Doble-P’, ‘Fray Perico y su borrico’ o ‘El Principito’. “Aquello me transportaba a un mundo que, para un niño tan inquieto como yo, me entusiasmaba”. Ahí puede que haya nacido su interés por defender el derecho de niños y niñas como los de República Dominicana donde el trabajo infantil sigue siendo un desafío.

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