Haber nacido sin sus brazos no fue un impedimento para Wellington de Jesús Pérez, quien utilizando solo sus pies desempeña su labor como control máster en la emisora Radio Luz, tras haberse graduado de la carrera de Comunicación Social en el 2023.
Desde su silla manipula todos los equipos de trabajo, organizándolos de manera tal que sea más fácil y accesibles para él, con el teclado y el mouse debajo de su escritorio, y la consola y el monitor encima.
Asimismo, también con sus piernas y ayudándose con sus hombros y el mentón, este control máster coloca la cámara y ordena los micrófonos del panel, prepara sus transmisiones y todo el quehacer de su rol.
Sin embargo, conseguir empleo en sus áreas de estudio es un caso complicado para las personas con alguna discapacidad.
Wellington de Jesús cuenta que este trabajo fue fruto de una oportunidad combinada con un conocido, quien lo llevó y presentó en la emisora. Él demostró de qué era capaz y el resto es historia.
Cuenta que fueron muchos los curriculums que envió vía correo electrónico; sin embargo, nunca recibía respuestas.
Pérez se graduó en febrero del pasado año 2023, en la licenciatura de Comunicación Social modalidad Producción Audiovisual, tras haber recibido una beca completa en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) por parte del entonces rector de esta casa de estudios superiores, monseñor Agripino Núñez.
Pérez expresa que tuvo la motivación de estudiar esta carrera porque “siempre ha querido llamar la atención de personas que sí son, entre comillas, completos”.
“A mí, mami me toma como ejemplo, porque he visto muchas personas que se limitan teniéndolo todo y yo que vengo de una familia de escasos recursos y con mi condición, yo traté de echar hacia adelante y demostrarle a las personas que no importan las circunstancias, ni la situación, que uno puede cuando se lo propone”, narró.
Pérez exhortó a las personas que tienen alguna condición física y que al igual que él tienen el deseo de entrar al mundo laboral “que vayan a la misma empresa, le demuestre que sí se puede, que aunque la empresa no esté habilitada para personas con una condición, uno tiene que poner de su parte y adaptarse”.
SUS AÑOS DE ESTUDIO
Tras muchos rechazos por parte de las escuelas por su condición y el temor de que no pudiera desempeñar sus funciones de estudiantes por faltarle sus brazos, Wellington continuaba insistiéndole a sus familiares en su deseo y capacidad de estudiar, aprender y prepararse.
A los 9 años, una persona lo apadrinó para que estudiara en el colegio Juan 23. Cuenta que durante sus años de estudios, tanto en el colegio como en la universidad trataron de apoyarlo y facilitarle las cosas; por ejemplo, le colocaban un escritorio en vez de una butaca, y otras acciones que hacían sus estadios más agradables.
“No tuve ese obstáculo como tuve al principio en la escuela. Me aceptaron como una persona, vamos a decir, normal; nunca me pusieron una dificultad, ni vamos a tratarlo diferente, me trataron siempre como una persona normal y me ponían las comodidades para que se me hicieran las cosas más fáciles”, narra sobre su tiempo en la PUCMM.