El ocho de marzo de 2024, después de una persecución que mantuvo semi paralizada por más de cuatro meses al municipio de Cambita, en San Cristóbal, resultó abatido José Antonio Figueroa “Kiko la Quema”, a quien las autoridades le atribuían el monopolio del microtráfico en la zona.
A casi tres meses de la desaparición de Kiko la Quema, la atomización del microtráfico persiste en Cambita, aunque con un panorama distinto.
“La venta de droga es como una serpiente de siete cabezas. Le cortaron una, a Kiko la Quema, pero le quedan seis, y están montando puntos de drogas por todas partes”, dijo un señor, mientras compraba productos agrícolas en el mercado de Cambita Garabitos.
Esta localidad agrícola, una de las principales productoras de aguacates, cacao, café, limones, chinolas, ñames, mangos y otros, donde nacen importantes ríos, tiene turismo de montañas y dos presas, desarrolla sus actividades con normalidad.
En la calle principal, de unos 10 kilómetros y que atraviesa a Cambita Sterling, Cambita Pueblecito y Cambita Garabitos, por donde se desplazaban a gran velocidad y a todas horas, comandos armados de policías y militares, en busca del fugitivo, en la actualidad recobró su objetivo de que circulen los hombres y mujeres de trabajo, estudiantes y visitantes.
El martes, Listín Diario visitó la zona y fue testigo de una naturaleza generosa, que da verdor a kilómetros de montañas y caudal a los ríos que se mantienen secos casi todo el año, en la llanura. Camionetas con plátanos, aguacates, que suben y bajan por las vías dan dinamismo económico a este municipio.
HABLAN CON RECELO
Aquí todos siguen defendiendo el modo de operar de quien fuera Kiko la Quema, aunque no quieren que sus nombres y fotografías salgan publicadas.
“Él era como un arma de doble filo. Con la venta de drogas dañaba a los que la consumían, pero a los ladrones los marcaba y los metía presos. Esto estaba mal, pero ahora hay ladrones, vendedores de drogas y poca persecución”, dijo una joven.
Esta población reconoce que el tráfico de estupefacientes es un mal generalizado, no obstante, quieren que haya un mayor control.
“Han surgido unos ladroncitos, que antes no se atrevían a robar en las casas porque Kiko los marcaba, cogía un galón plástico y los prendía y le dejaba caer eso”, dijo una mujer que justificaba la tortura del desaparecido narcotraficante.
Mientras el alcalde reelecto de Cambita, José Remijo Peña Villar (Frydin), dijo que la situación en este municipio es más normal; sin embargo, indicó que es difícil eliminar el microtráfico porque es un mal generalizado.
En otro orden, dijo que entiende la necesidad de la construcción de un mercado, pero que ese es un terreno privado, por lo que trata de conseguir que sea de utilidad pública, a fin de establecer un nuevo mercado en condiciones adecuadas.
SUCESO
Kiko la Quema estuvo siendo buscado por la Policía Nacional durante cinco meses por integrar una banda caracterizado por cometer homicidos, robos, secuestros, sicario, microtráfico, tráfico de armas, lavados de activo, entre otros delitos.
El narcotraficante fue enterrado en el cementerio municipal de Camita el Pueblito la tarde del sábado 9 de marzo por familiares, amigos y cientos de personas de la comunidad, tras ser abatido la noche del viernes 8 de marzo a manos de oficiales policiales.
El día después, el municipio de Cambita Garabitos de la provincia San Cristóbal amaneció en tranquilidad, luego de que la noche del viernes, agentes policiales abatieran a tiros al delincuente “más buscado” del país: El mejor conocido como Kiko la Quema.
En esa ocasión, el pueblo se observó cómo algunos agentes policiales circulaban en motocicletas. A casi tres meses del suceso, aún persiste el microtráfico, pero en menor medida.