El flujo de pasajeros que salen principalmente hacia ciudades de Estados Unidos se ha incrementado en los últimos días por el Aeropuerto Internacional de Las Américas (AILA) y con ello las quejas de pasajeros de que las líneas aéreas están sobrevendiendo los boletos aéreos, por lo que no figuran con reservaciones en el sistema informático a la hora de dejar el país.
Luego de concluir las fiestas navideñas en el país, el flujo de pasajeros, principalmente dominicanos ausentes, se ha incrementado considerablemente con su regreso a ciudades de Estados Unidos para reintegrarse a sus respectivas labores cotidianas.
Con la salida masiva de nacionales y extranjeros, también surgen los problemas, pues a muchos pasajeros cuando se presentan a los mostradores de las líneas aéreas, les comunican que su nombre no aparece en la computadora con reservación para salir del país.
Los viajeros que muchas veces prefieren mantenerse en el anonimato explican que el personal de las aerolíneas, como es el caso de American Airlines y JetBlue, les ofrece la opción de colocarlos en lista de espera, para y con suerte, poder viajar a su destino.
Después de agotar ese proceso, tirados en los pasillos del aeropuerto y sin resultados positivos porque tienen que esperar largas horas y hasta días enteros vagando en la terminal, toman la decisión de tener que hacer gastos adicionales, adquiriendo otro boleto aéreo en una línea aérea diferente para regresar. A esto se suma los gastos adicionales en que incurren en el aeropuerto como alimentos y servicios.
Los pasajeros acusan a las aerolíneas de sobrevender los tickets aéreos y de tal manera que la capacidad de asiento de reduce y muchos viajeros con reservación previamente no pueden viajar, a pesar de haber hecho sus reservaciones con tiempo suficiente.
“Yo tengo más de 12 horas que me colocaron en lista de espera para supuestamente viajar a Nueva York con mi nieto, pero todavía no tenemos nada seguro porque me dicen que el vuelo está completamente lleno”, comentó una señora en compañía de su nieto de cinco años.
Según se pudo observar en el área de salida, los vuelos con destino a ciudades norteamericanas están despegando del AILA con un promedio de 95 al 100 por ciento de su factor ocupacional.
Aeropuertos Dominicanos Siglo XXI (Aerodom) informó, preliminarmente, que durante el pasado mes de diciembre ingresaron al país por la terminal de Las Américas cerca de 400,000 pasajeros con motivo de las navidades.
Postura de la JAC
Mientras el presidente de la Junta de Aviación Civil JAC, José Marte Piantini, declaró que el organismo no cuenta con un marco regulador para enfrentar los casos de violaciones de las normas y de maltratos a los pasajeros en que incurren algunas líneas aéreas estadounidenses que operan en el país.
Marte Piantini explicó que el organismo no cuenta con una herramienta de regulación que le permita sancionar a las líneas aéreas que infrinjan las normas y las regulaciones contra los usuarios del transporte aéreo en República Dominicana, a pesar de que señaló que el organismo si ha amonestado a varias aerolíneas por esa actitud.
El funcionario aseguro, no obstante, que él ha sido el único presidente de ese organismo que ha enfrentado con firmeza y valentía a las aerolíneas estadounidenses, cuando se han recibido denuncias sobre maltratos y violaciones de los derechos de los pasajeros.
Indicó que en varias ocasiones la JAC ha amonestado a líneas aéreas extranjeras cuando han incurrido en algunas violaciones e incumplimientos respecto a los derechos de los usuarios.
Explico, asimismo, que en el AILA funciona una estafeta de servicio al usuario de la JAC, donde los pasajeros pueden presentar sus reclamos y quejas cuando son maltratados de una u otra manera por el personal de las aerolíneas estadounidenses que operan vuelos regulares por esa terminal aeroportuaria.
Editorial
En su editorial de ayer titulado “Pésimos servicios de dos aerolíneas”, Listín Diario expone las múltiples vicisitudes que sufren a diario los pasajeros de las aerolíneas American Airlines y Jet Blue, debido a que las deficiencias y negligencias en el servicio, desbordan ya los límites de lo aceptable y lo comprensible.
“Retrasos que a veces sobrepasan las diez horas de espera, sin justificaciones ni explicaciones convincentes; sobreventas de asientos o inesperados cobros adicionales por equipajes, más los frecuentes extravíos o violaciones de maletas, forman parte de la cadena de dificultades”, indica la nota editorial.
Cita que cualquiera de esas anomalías representa para los pasajeros pérdida de tiempo y de dinero incompensables, además de afectar sus estados de ánimo al sentirse maltratados o desconsiderados.
Plantea que algunas reyertas han tenido lugar en los aeropuertos por causas como estas, en el paroxismo de los sufrimientos y la indignación que experimentan los pasajeros al sentirse defraudados o burlados.
“Persistentemente, estos episodios se originan con estas dos aerolíneas norteamericanas, cuyos servicios a bordo, para colmo, han declinado estrepitosamente en todos los sentidos, en la calidad, más que nada”, precisó.
El Editorial indica que pese a la frecuencia con que ocurren, las autoridades aeronáuticas no han sido capaces de someterlas al rigor del cumplimiento de sus responsabilidades frente a los pasajeros y, con ello, prohíjan impunidad.