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Política monetaria y Sun Tzu

El manejo de la política monetaria del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), a raíz de la pandemia del COVID-19, seguida de la guerra en Ucrania y más recientemente, los conflictos del medio oriente, puede considerarse “El Arte de la Prudencia Monetaria”, que será referencia obligatoria para el futuro.

Oportunamente y después de la caída del crecimiento (-6.7%) en 2020, el BCRD comenzó a reducir su TPM hasta un 3%, con facilidades de liquidez, y eso fue determinante para disparar el crecimiento a 12.3% en el 2021, el más alto de LAC (Crecimiento real del 4.9%).

A raíz de la fuerte inversión y demanda privada por las bajas tasas de interés y facilidades crediticias, que contracto con una oferta global restringida debido a la pandemia, resurgió la inflación, que se recrudeció con la invasión rusa a Ucrania en marzo del 2022 (petróleo a US$130 el barril).

A principios del 2022, la inflación dominicana registró 9.63%, en Estados Unidos, acostumbrados a tasas de 2%, se disparó a 9.34%, en algunos países europeos superó el 11% y LAC un 16%.

El BCRD comenzó a subir sus tasas de interés a partir de noviembre del 2021 hasta alcanzar un 8.5%. Obviamente, el crecimiento cayó a 4.9% en el 2022 pero la inflación comenzó a ceder.

El 2023 arrancó lento, con inflación aun alta. En la medida que la inflación bajaba por la caída de la demanda y de los precios, el BCRD comenzó a reducir la TPM gradualmente.

Eso, unido a más de 154 mil millones colocados en meses recientes en el sistema financiero, para prestar a tasas del 9%, revirtió la tendencia de un crecimiento ralentizado a uno que retoma su dinámica tradicional.

En conclusión, la TPM ha bajado de 8.50% a 7%. La inflación de 9.63% a 4.35% y el crecimiento repunta, con 3.1% y 3.6%, en septiembre y octubre respectivamente, muy diferentes a enero-junio cuando la economía crecía por debajo del 2%. Noviembre y diciembre serán aún mejores.

Definitivamente, desde el 2020 al 2023, jamás el BCRD, desde su creación en 1947, ha tenido que enfrentar los retos de una mortal pandemia y de varias guerras que han sacudido los cimientos de todas las economías del mundo. Y lo ha hecho con notable éxito.

Excluimos la crisis bancaria del 2023, y otras anteriores por tratarse de problemas internos de la economía.

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