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Comienzo de iniciativas promisorias entre RD-Haití

Palabras del general Pedro Santana al general José María Cabral y Luna, antes de la batalla de la Estrelleta del 22 de diciembre de 1855, que libró y ganó: “El que no se muere allá, se muere aquí, coño, y la única vaina permitida es que los haitianos se jodan allá mismo o que salgan juyendo y se vayan a casa del carajo”.

El inconsulto, ilegal y chantajista desvío del río Masacre por Haití, contrario a cuantos despistados estiman una tragedia, considero ofrece en bandeja de oro, promisorias iniciativas de los dos Estados que geográficamente eternamente juntos, pero separados, comparten la antigua colonia La Española, conforme desgloso.

Voy por partes

Concerniente a nuestro país y nuestro presidente Luis Abinader, el desvío del Masacre por Haití, sin previa comunicación protocolar a nuestra Cancillería, como debió civilizadamente haber sido, para tratar el interés de Haití en ese propósito, en primer término, soliviantó el sentido de soberanía de nuestro mandatario, disponiendo cierre total de nuestra frontera, hasta que Haití suspenda su agresión y provocación, en perjuicio de un comercio bilateral que reporta cada año más de US$1,000 mm.

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Por muchos años, siempre externé oral en nuestro espacio televisivo semanal y por artículos en Hoy y El Nacional, mi enorme y constante preocupación por mercados cautivos, sugiriendo al sector empresarial procurar varios nichos cercanos para colocar mercancías, en la gran y pequeña geografía antillana, conociendo que ninguno de los mayores, Puerto Rico, Jamaica y Cuba, carecen de estructuras productivas como RD, y en el arco antillano, ninguna islita produce una mata de lechuga.

Siempre fueron mercados saturados de alimentos por goletas dominicanas, desde la Leonor del judío sefardí jamaiquino Abrahám Cohén al nacer RD el 27 de febrero de 1844, hasta nuestros días, mercados cercanos, con breves cabotajes y mercancías a menores precios.

Es ahora, catapultado por el incidente del Masacre, que nuestro gobernante anuncia la exploración de mercados próximos para colocar todo cuanto vendíamos a Haití, que el país aspira y espera constituya una coherente política, en lo sucesivo, sin vender un pollo ni un huevo a Haití, jamás, y culmina la vaina para siempre.

Es cuanto ya planea la diminuta pero poderosa claque empresarial árabe de Haití, para especular mucho más que comprando a RD, sin importar un comino la inflación que desatará ese proceder prepotente, mercurial y criminal, en perjuicio de la comunidad más económicamente deprimida del hemisferio.

Ese fue el motivo de obstruir el Masacre, como coartada y chantaje para los propósitos mercuriales más orondos, por una voraz y perversa oligarquía árabe que domina la economía haitiana, y acudir al manoseado expediente del victimismo, para concitar el respaldo internacional.

La inconsulta y agresiva decisión de Haití desviar el Masacre, violando e inobservando el Tratado de 1929 entre los dos Estados que permite aprovechar sus aguas, sin desviar su curso normal trazado por la naturaleza en millones de años, ofrece la gran ocasión añorada por todos los dominicanos para que nuestro presidente Abinader brille, con la histórica oportunidad de deshaitianizar al país, saturado por más de dos millones de indocumentados, anunciando procurar mano de obra rural en las caribeñas islas angloparlantes, como sucedió al inicio de la industria azucarera a principios del siglo XX.

El Conep saludó la valiente y valiosa disposición de nuestro gobernante cerrar la frontera hasta que Haití suspenda desviar el Masacre, es una acción demostrativa no solo en defensa de nuestro patrimonio territorial, sino mejor, en respuesta a una inmerecida e irreflexiva actitud de nuestro incordioso y difícil vecino, de proceder mañoso, pérfido, provocativo, irritante, y absolutamente rechazable, conforme el acuerdo de 1929.

Procurar en las islas caribeñas angloparlantes entrenado personal de turismo, desplazando haitianos en ese servicio, que no son pocos.

Cero parturientas haitianas en nuestros centros de salud públicos, procediendo a deportarlas inmediato se presenten a parir.

Siempre he escuchado que luego de un gran problema, surge una solución mayor, es la ocasión para organizar el comercio exportador, sobre todo productos perecederos, huevos, pollos, salami, yogourt, espaguettis, quesos, mantequilla, y otros no perecederos, cemento, varillas, pinturas, alambrón, alambres.

Nuestro gobernante tiene por delante una enorme oportunidad para modificar el anquilosado comercio cautivo con Haití, impulsando las iniciativas que anunció con presteza y contundencia, ante el inconsulto agravio haitiano, modificando integral el universo comercial, con promisorios beneficios para el sector productivo.

Conforme es posible observar y concluir, el desvío del Masacre fue un ardid, un pretexto de la diminuta oligarquía árabe que domina la economía del desventurado país Haití, para fines especulativos más amplios y orondos, y esa afrenta a nuestro país no la resolverá la OEA ni la ONU, sino nosotros.

Una respuesta que escucho frecuente postula nuestro presidente Abinader iniciar disponer desviar el Masacre en los ocho kilómetros discurridos con Haití, y esperar respuesta haitiana.

Por la alevosía haitiana, nuestro país, guiado por nuestro presidente Abinader, superará una alevosía, expresada con el pretexto de desviar el Masacre, para cuestionables propósitos, de los cuales, nuestro país obtendrá anchurosa y promisoria ganancia de causa, y aurífera ocasión para nuestro gobernante descollar, con caudalosas repercusiones mayo 2024.

Nunca como ahora, adquiere superlativa vigencia la expresión a manera de arenga del general Pedro Santana al general José María Cabral y Luna había condensado un universo de verdad y acción hacia el incordioso vecino haitiano.

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