La segunda hija del profesor Juan Bosch, fruto de su primer matrimonio con la señora Isabel García, falleció ayer, el mismo día en que se cumplieron 60 años del golpe de Estado contra su padre, acaecido el 25 de septiembre de 1963.
Sus restos son velados desde las 6:00 de la tarde de ayer en la Funeraria Blandino de la avenida Abraham Lincoln del Distrito Nacional y serán sepultados hoy, a las 11:00 d la mañana, en el cementerio Jardín Memorial.
Carolina nació en marzo de 1938 Puerto Rico, en el primer exilio de su padre.
Luego regresó con su madre y su hermano mayor a vivir en Santo Domingo. Ella conoció a su padre cuando tenía 27 años, cuando él regresó de Cuba tras el derrocamiento del dictador Rafael Leonidas Trujillo.
La dama fue miembro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), fundado por su padre.
Cómo creció sin su padre
Carolina tuvo un encuentro tardío con Bosch, a sus 27 años de edad, debido a la sombra del tirano Rafael Leonidas Trujillo, que se cernía sobre la República Dominicana, donde cualquier vínculo con un enemigo del régimen era peligroso.
“Cuando lo vi no podía hablar, no me salía la voz. Para mí era un sueño hecho realidad, un sueño de toda la vida”, contó Carolina Bosch García en una entrevista para el medio “Dominicana en Miami”.
La vida de los seres queridos del profesor Bosch estuvo marcada por la incertidumbre y el temor constante.
“En mi infancia y adolescencia fue muy duro, porque Juan Bosch era como decir lo peor, por ser enemigo de Trujillo, declarado a muerte. Se tuvo que ir del país y no pudo entrar hasta después de su muerte”, recordó con voz pausada, a quien tuvo en su primer matrimonio con la señora Isabel García.
“No era fácil ser la hija de Juan Bosch en esa época“, confesó con nostalgia durante la entrevista hace seis años por ese medio.
Ser identificada como la descendiente de un hombre que se atrevió a desafiar a Trujillo era un estigma que cargaba en silencio.
Recordando esas difíciles circunstancias, ella añadió: “Fueron tantas situaciones negativas ser hija de Juan Bosch en esa época, que preferí olvidarlas. Fueron muchas, que no quiero ni recordarlas, me hacen mucho daño”.
La razón detrás de este largo período sin contacto con el escritor y político fue claro y dicho por ella misma: “Era enemigo de Trujillo y todo el que era enemigo de Trujillo, estaba condenado a muerte. Si llegaba cerca de República Dominicana lo desaparecían. En varias ocasiones intentaron matarlo y en varias ocasiones lo lloramos como muerto”.
Cuando finalmente se encontraron, el impacto fue inmenso. Ella confesó con emoción: “Cuando lo vi no podía hablar, no me salía la voz. Para mí era un sueño hecho realidad, un sueño de toda la vida”.
Carolina lo describió como un hombre noble y apasionado, con un corazón generoso y un espíritu fuerte.
“Para mí fue algo que yo no soñé que lo iba a conocer nunca. Me costó acostumbrarme”, dijo en ese momento.
Desde que logró conocerlo, estableció una conexión inquebrantable con su padre. “Tenía un temperamento fuerte, pero al mismo tiempo era cariñoso y tierno. Le encantaban los niños”, recordó con una sonrisa.
Sin embargo, a pesar de la alegría de conocerlo y sentirse orgullosa de su padre, había algo agridulce. Confesó que le hubiese gustado que estuviera fuera de la política para tener más tiempo con él.
“Hubiese sido solo mío. Un padre que me pasé la vida entera añorando, tenía que compartirlo con todo el mundo. No era que me sentía mal, pero sentía que me robaban el tiempo”, compartió con sinceridad.
Uno de los aspectos más destacados de Juan Bosch fue su pasión por la literatura y su hija rememoró sobre esa faceta de su padre.
“No podíamos tener nada de él. Para mí fue uno de los mejores escritores. Tenía una facilidad para crear”, dijo con admiración. “La escritura fue su refugio y su legado, una forma de expresar sus ideas y preocupaciones, especialmente en relación con la vida en el campo, una temática que le apasionaba debido a las raíces campesinas de su familia”, expresó.
“Sus libros fueron su única fortuna”, concluyó diciendo. Esto, porque su padre no dejo fortuna.