En un sorprendente y rimbombante anunció hecho público ayer, los líderes de las pandillas más violentas de Haití informaron de la suspensión de sus abusos y operaciones criminales contra la población indefensa, dejando un aliento a los ciudadanos para que puedan “moverse libremente” en lugares censurados hasta el momento.
Con todo y eso, esta inesperada movida abrió de inmediato dudas e interrogantes en algunos sectores del atribulado país, al llegar justo cuando la comunidad internacional da pasos firmes para el despliegue de una fuerza multinacional que habrá de ayudar a poner freno a los desmanes de los grupos armados.
Algunos se han aventurado a conjeturar sobre la posibilidad de que se haya producido algún tipo de negociaciones, con algunas concesiones a mano para evitar choques violentos entre las fuerzas de paz y los pandilleros.
La decisión de ayer fue tomada por los líderes pandilleros más influyentes del área metropolitana y Artibonite, entre estos Jimmy Chérizier, alias “Barbecue”, de Bas-Delmas”; Lanmò San Jou, de Croix-des-Bouquets-Malpasse; Krisla Izo, Ti Lapli, de Matissant/Fontamara; Vitélhomme, de Tabare/Torcel/Fort Jacques); Jeff, de Canaan, y Luckson, de Savien/Liancourt).
PREVIENDO LO PEOR
Se cree que esta decisión tuvo en discusión durante algún tiempo y, como efecto de la presión internacional, se llegó a acuerdos para frenar los actos criminales contra la población civil, los saqueos al comercio y los ataques a la fuerza pública.
“Mi nombre es Krisla, represento a Living Together. Pido a la diáspora haitiana que venga al país y gaste donde quiera, incluido Fontamara”, se escucha a un pandillero, a través de un megáfono.
“Queremos que todos estén tranquilos”, declaró, por su parte, Kaporal, el líder de la banda Grand Ravin.
“Miembros de la diáspora, ya no debéis tener miedo. Ahora mismo, las pandillas vivimos juntas”, dijo, en su turno, Chen Mechan.
Por su parte, un hombre que se identificó como Pèse de Bel-Air, líder de la banda Lanmò San Jou, prometió que no habrá dificultades para circular a través del municipio de Croix-des-Bouquets y por la carretera de Malpasse.
Bel-Air dijo esperar que la población se dedique a sus asuntos sin temores. “Todos pueden pasar en paz”, añadió el jefe pandillero
TODOS EN LA MISMA FILA
Los jefes de pandillas de otros departamentos haitianos también siguieron el mismo camino.
El líder de la banda Savien Lucson invitó a los habitantes de Liancourt, Carrefour Peigne y otras localidades a “circular sin dificultades”.
“En nombre de la convivencia, el paso es gratuito en mi sector”, anunció Mikanò, cabecilla de una banda en el muelle de Jérémie.
Mientras, Jeff Gwo Lwa, líder de la pandilla de Canaan, pidió “perdón” por todos los civiles asesinados en su bastión.
Dijo reconocer “haber pecado” con sus actos, por lo que quiere renunciar a los abusos contra la población.
“Todos los miembros de la población pueden dedicarse libremente a sus asuntos”, indicó
JEFF, UN CRIMINAL DE FIELES
Este individuo, Jeff, está acusado de haber matado a tiros a más de una decena de fieles, durante una manifestación que buscaba su desalojo de Canaan.
Se trata de los fieles católicos que habían tomado las calles para parar los ataques de la pandilla de Jeff, obedeciendo a un llamado de su pastor, Marcorel Zidor, bien conocido como “Pastor Marco”.
Por su parte, Iska de Cité-Solei también anunció que quería hacer las paces y renunciar a las prácticas anteriores para facilitar el movimiento de vidas y bienes.
Cuando tocó el turno de “Barbecue”, jefe absoluto en Bas-Delmas, este dijo ser “parte de la convivencia”.
“En nombre de esta agrupación, unimos nuestras voces para renunciar a las malas prácticas”, declaró “Barbecue”, que además lidera la coalición de pandillas conocida como G-9.
El expolicía exhortó a los empresarios de Bas-Delmas a retomar a sus actividades de negocios, sin ningún riesgo o dificultades.
“La convivencia permite que todos se muevan libremente. Si había lugares en riesgo, ahora ya no es así. La PNH ahora puede ir a donde quiera”, afirmó Izo, de Village de Dieu.
UN CAMBIO MUY EXTRAÑO
Lo que no está claro es el motivo de la repentina decisión de estos grupos violentos que, durante años, han sembrado el terror y apoderado de vastas zonas de territorio de Haití, incluyendo la capital, Puerto Príncipe, donde controlan mayor franja que el propio gobierno.
Tras el anuncio sobre su resolución de paz con la población, que implica la suspensión de abusos y crímenes contra su pueblo, aún queda pendiente saber qué pasará con su fuerte arsenal de armas y municiones que, según se afirma, supera en mucho el poder de fuego de las autoridades.