La disputa de los tres principales aspirantes presidenciales por representar los liderazgos del expresidente Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez, remonta a los dominicanos al violento rompimiento ideológico y personal escenificado hasta su muerte, por las dos influyentes figuras políticas de finales del siglo pasado.
La primera piedra la lanzó el presidente Luis Abinader, quien aprovechó un masivo encuentro de su precamapaña en La Romana, por el gobernante Partido Revolucionario Moderno (PRM) para hacer un símil con Bosch y Peña Gómez en comparación con su obra de gobierno.
De inmediato el expresidente Leonel Fernández, candidato del opositor Fuerza del Pueblo, y el candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Abel Martínez, refutaron las expresiones de semejanzas sugeridas por el presidente Abinader. Las redes sociales se sumaron al debate en ambas direcciones.
Liderazgo compartido
Bosch compartió con Peña Gómez el liderazgo del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), luego de marchar al exilio tras el golpe militar que lo derrocó en septiembre de 1963 bajo el fantasma del comunismo.
El exmandatario regresó al país después de la Revolución de 1965 y fue derrotado por Joaquín Balaguer en las elecciones de 1966. Abandonó nuevamente el país y cuando regresó con su Tesis de la Dictadura con Respaldo Popular debajo del brazo, ya había planteado la abstención del PRD en las elecciones municipales de 1968 y las presidenciales de 1970.
El partido que había fundado en Cuba en 1939 cayó en un punto de ebullición y escepticismo, hasta 1973 cuando se avecinaban las elecciones de 1974 sin planteamientos a la población.
Rompimiento definitivo
Para entonces Bosch no había podido resistir la presión de la corriente electorera encabezada por el cada vez más influyente secretario general Peña Gómez y se marchó del PRD para fundar el PLD el 15 de diciembre de 1973. Jamás los dos líderes se reconciliarían, pese a que coincidieron en esporádicas actividades.
Bosch abrazó la ideología marxista, ni leninista ni maoísta. Su propósito declarado fue construir una organización que tuviera como objetivo completar la obra de Juan Pablo Duarte, con una férrea disciplina y los principios del centralismo democrático, que al final modelaron el boschismo.
El exmandatario consideró que el PRD había cumplido su misión histórica y criticó incisivamente a Peña Gómez y los dirigentes de esa organización por ser electoreros y únicamente preocuparse sus intereses personales y no servir al partido para servir al país.
Los ataques entre Bosch y Peña Gómez, quien asumió los postulados de la socialdemocracia, pasaron en numerosas ocasiones de lo ideológico a lo personal, y cuando el PRD llegó al poder en 1978, los peledeístas se convirtieron en sus principales detractores con el “Álbum de la Corrupción”.
Bosch, quien falleció en 2001 nunca volvió a ganar el poder, pese a que y Peña Gómez no logró llegar a la presidencia de la República. Sus partidos se convirtieron en los dos grandes rivales de la política nacional hasta esta nueva etapa, donde todo cambió.
Boschismo y peñagomismo
En las elecciones de 2016 el socialdemócrata PRD, de Miguel Vargas, se alió al PLD y la reelección de Danilo Medina, cuando se produjo la gran división que dio origen al peñagomista PRM. El PRD volvió en 2020 aliado con el boschista PLD, que ya se había dividido en 2019, cuando surgió el boschista Fuerza del Pueblo, liderado por Fernández.
En las elecciones de 2020 el boschista Fuerza del Pueblo concretó un acuerdo parcial con el peñagomista PRM y Abinader, el cual a la postre ganó las elecciones al PLD.
En este proceso preparativo para las elecciones de 2024 se formó una alianza electoral en la que confluyen los boschistas PLD y FP, y los peñagomistas PRD, de Miguel Vargas, y el Bloque Institucional Socialdemócrata (BIS), de José Francisco Peña Guaba, hijo de Peña Gómez. Este último partido había apoyado al PLD desde las elecciones del 2000, que ganó el PRD con Hipólito Mejía, pero luego pasó a apoyar a FP y Leonel Fernández en 2020.
Todos estos movimientos de alianzas y tratativas alrededor del PLD, PRD, PRM y FP sugieren un hilo conductor labrado por los liderazgos de Bosch y Peña Gómez, en las últimas tres décadas, que ha sido incapaz de estructurar un modelo económico, político y social que permita conjurar necesidades básicas de la población, como alimentación, educación, agua potable, salud, vivienda, energía eléctrica y transporte.