Con algunos incidentes de violencia, miles de chilenos marcharon el domingo para la tradicional romería por los detenidos desaparecidos y ejecutados de la dictadura de Augusto Pinochet, en la víspera del 50 aniversario del golpe de Estado de 1973 contra el presidente socialista Salvador Allende que dio inicio a ese periodo castrense, el cual sigue generando reacciones encontradas en el país sudamericano.
El presidente Gabriel Boric se sumó a los manifestantes en el palacio presidencial de La Moneda, donde algunos encapuchados vestidos de negro lanzaron bengalas y objetos en torno al edificio, derribaron vallas de seguridad y quebraron ventanales, lo que obligó a la policía antidisturbios a lanzar chorros de agua.
El mandatario chileno se metió a la marcha y se juntó con manifestantes que llevaban pancartas con rostros de personas desaparecidas y en que se leía “¿Dónde están?”.
La dictadura de Pinochet (1973-1990) dejó 3.200 asesinados y 1.162 desaparecidos, incluidos niños, según organismos de derechos humanos.
“Participé orgulloso con ellos porque estoy convencido que gracias a su lucha incansable por verdad y justicia es que hoy nosotros estamos aquí”, dijo Boric en redes sociales. “Les debemos mucho como país aún y ese es el sentido profundo del Plan Nacional de Búsqueda” de los desaparecidos.
Boric condenó los hechos de violencia que, según él, protagonizaron grupos pequeños que “buscaron reventar la manifestación” y advirtió que esas personas tendrán que enfrentar a la justicia. Dijo que causaron desmanes en el camino y violentaron tumbas en el cementerio general, punto del homenaje a las víctimas. Al menos tres personas fueron detenidas y tres policías (carabineros) resultaron heridos, dijo el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve.
Monsalve señaló que los hechos de violencia “vulneran la memoria, le faltan el respeto al país” y a aquellos que quieren conmemorar los 50 años del golpe como “un espacio de reflexión, de fortalecimiento de la democracia y de un compromiso férreo y decidido de los derechos humanos”. Lamentó los daños en el palacio presidencial, recordando que “es un monumento nacional de carácter histórico”.
El metro de Santiago también cerró dos de sus líneas tras registrar incidentes.
La jornada también estuvo cargada de simbolismo. Boric realizó previamente un homenaje a la figura de Allende mostrando sus zapatos en la puerta de Morandé 80, una calle que el líder socialista solía utilizar para entrar a La Moneda y por donde fueron sacados sus restos mortales y que fue clausurada durante la dictadura.
“Estos son los zapatos que usó el presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, que hoy son un llamado a mantener viva la #DemocraciaSiempre. El Presidente @GabrielBoric acompaña a su familia a #50AñosdelGolpe”, publicó la Presidencia de Chile en redes sociales.
En la marcha participó la nieta de Salvador Allende, Marcia Tembutti, además del exmagistrado español Baltasar Garzón, quien llegó a Chile para participar en los actos conmemorativo junto con algunos dignatarios extranjeros.
“El Golpe de Estado de 1973 fue un quiebre institucional que rompió los lazos de convivencia y marcó a generaciones de chilenos y chilenas, pero también inspiró a muchos a luchar por la justicia y la libertad. Hoy, rendimos homenaje a las víctimas de ese período oscuro y a todas las personas que han trabajado incansablemente para sanar heridas y construir una sociedad más inclusiva y justa”, afirmó de su lado en una declaración especial del secretario General de la ONU, António Guterres, quien recordó que el aniversario coincide con los 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Pasado el mediodía Boric recibió al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador en La Moneda. El gobernante mexicano llegó desde Colombia — donde participó la víspera junto al presidente Gustavo Petro en un foro sobre drogas — para asistir a un acto de conmemorativo el lunes por los 50 años del golpe contra Allende.
“Le agradezco presidente la solidaridad de vuestro país para todos quienes en esos momentos duros lo estaban pasando mal y que se sigue expresando hasta hoy”, agradeció Boric a López Obrador, en referencia al papel que jugó México, uno de los países que recibió más cantidad de exiliados chilenos en esa época.
López Obrador expresó su admiración por Allende. “Fue un humanista… Él era un pacifista por eso aquello fue un crimen horrendo… Nos dejó muchas lecciones de humanismo, dignidad y democracia”, destacó.
Al pueblo de México y de Chile “los une la historia y la fraternidad y el anhelo de seguir construyendo una auténtica democracia”, concluyó López Obrador.
La marcha del domingo fue convocada por las organizaciones de familiares de detenidos desaparecidos y de ejecutados políticos y otras de derechos humanos para recordar a las víctimas de la dictadura y especialmente a aquellos que, medio siglo después, siguen desaparecidas.
Boric destacó que el Plan Nacional de Búsqueda, programa que lanzó a finales de agosto, tratará de reconstruir el rastro de lo que ocurrió con las 1.162 personas que desaparecieron desde que fueron detenidas y de las cuales aún no hay ningún rastro.
Para Guterres la búsqueda de los desaparecidos “ refleja la necesidad de continuar fortaleciendo la memoria histórica, como forma para unir a la sociedad y enfrentar tareas pendientes y problemas comunes con una mirada de futuro”.
En la noche, miles de mujeres se congregaron en torno a La Moneda vestidas de negro en una vigilia con veladoras, con consignas de “Nunca más”.