”Yo pensé que esos eran los últimos minutos de mi vida. Lo único que yo pensé y le pedí a Dios fue por mis hijos, que yo creo que es por eso que estoy viva, porque oré a Dios para que mis hijos no se quedarán desamparados”, cuenta con voz entrecortada.
María Arielina Hernández trabajaba en el call center de Multimuebles, una empresa establecida en la provincia La Vega, cuyo edificio se desplomó el 18 de enero de este año dejando a seis empleados atrapados; cinco de ellos fueron rescatados mientras que una de sus compañeras falleció.
Cuenta a Listín Diario que esa mañana se encontraba al teléfono con un cliente enviándole el número de cuentas para que hiciera un pago, cuando fue sorprendida por el impacto.
“Yo estaba de espalda, sentada en el escritorio en unos cubículos, y cuando yo me volteo para atrás veo eso que viene; yo me paré y estaba en el suelo con todo tapado, no había claridad, yo tenía incluso alambres encima de mí “, narra.
Ella fue una de las primeras en ser sacada de los escombros, pero el daño fue significativo, permaneció por días en cuidados intensivos.
Ha tenido que ser operada del antebrazo, la columna y en dos ocasiones fue intervenida por complicaciones en la cabeza. La última vez que ingresó a un quirófano fue el 26 de julio cuando la operaron del antebrazo. Hasta hoy no sabe si tendrá que ser sometida a un nuevo procedimiento.
Tiene en su cuerpo una cicatriz de más de 40 puntos, 20 tornillos, 2 barras de hierro en el antebrazo, también 8 clavos, 2 costillas rotas, y por la cirugía de la columna no puede hacer fuerza.
A casi nueve meses del derrube del edificio, necesita medicamentos para poder conciliar el sueño, y está bajo tratamiento psiquiátrico por el fuerte impacto.
“Yo no me puedo subir a un ascensor si estoy sola porque me da miedo, tengo que tener a alguien, y si de pronto se detiene yo me desmonto porque no puedo seguir. Así como si un vehículo va a alta velocidad”, cuenta.
Su vida cambió
Desde el desplome del edificio no ha podido salir con sus hijos por sus múltiples problemas de salud, sus familiares deben ayudarla con sus dos niños de 7 y 11 años, y con su vida cotidiana.
“Yo le dije al señor William, dueño de la empresa, que yo prefería no estar laborando como estoy ahora, porque yo dependo de alguien para hacer las cosas básicas”, explicó.
Sobre el incidente
”Esa mañana estaban en una reunión del corporativo. Las autoridades de Multimuebles le tomaron una foto a la columna y le dijeron a Yésica que se comunicara con los ejecutivos para que nos despacharan porque uno no podía trabajar ahí. Incluso me cuenta que una gente que pasaba por ahí dijeron que eso se estaba derrumbando”, enfatizó.
En la mañana cuando ingresó a la empresa asegura que vio unos haitianos que trabajaban en una de las paredes de la empresa.
María Aurelina pide que su caso no quede impune y que los responsables reciban todo el peso de la ley porque su vida y la de su familia no volverá a ser la misma.