Abrumado por el recrudecimiento de los migrantes que cruzan la peligrosa jungla del Darién, Panamá anticipó que tomará medidas concretas al considerar que los demás países — incluyendo a la vecina Colombia — hacen poco por detener ese flujo que califica de “inhumano”.
El gobierno no informó cuáles serán esas acciones en un comunicado divulgado el jueves, aunque la directora del Servicio Nacional de Migración, Samira Gozaine, dijo la víspera que es el momento de establecer “normas y reglas” e incluso dejó entrever la posibilidad de cierres fronterizos. Las medidas se anunciarán la próxima semana, en momentos en que los tránsitos por esa zona fronteriza ya supera los 300.000, según cifras oficiales.
“Hemos rebasado la capacidad de atenderlos”, afirmó el ministro de Seguridad, Juan Manuel Pino. Recalcó que a pesar de todos los esfuerzos y reuniones que ha sostenido Panamá con los países involucrados “no ha sido posible lograr un alto”.
NUEVA ESTRATEGIA
Parte de la estrategia del gobierno incluye la campaña mediática “Darién no es una ruta, es una jungla”, que busca desincentivar el flujo migratorio y que describe la realidad a la que se enfrentan los migrantes que emprenden la peligrosa travesía que ha cobrado la vida de muchas personas.
Además de ríos caudalosos y turbulentos, montañas traicioneras, insectos y culebras, los migrantes también se exponen a los asaltos y la violencia de los traficantes de personas. Es una migración que también está exponiendo la vida de miles de niños.
“Y no me digan que no se puede cerrar la frontera para conversar (sobre) formas regulares de paso”, señaló Gozaine. “Es posible, pero genera (o exige) acción”.
Cada día ingresan entre 2,500 y 3,000 personas al Darién. La mayoría son migrantes venezolanos, ecuatorianos, haitianos, de África y en los últimos meses se ha reportado un incremento de chinos. En 2022 el número total de migrantes que cruzaron la jungla fue de 248,000, una cifra que ya fue rebasada el mes pasado.
En abril, Colombia, Panamá y Estados Unidos anunciaron una campaña conjunta para enfrentar las redes de tráfico ilegal de personas que operan en la porosa frontera colombo-panameña en un intento por acabar con el flujo migratorio en 60 días.
UN MILLAR DE AGENTES
Más de un mes y medio después, Panamá comenzó un operativo con más de un millar de agentes de seguridad, migración y personal judicial en el Darién. Pero el tránsito no se ha detenido.
El paso de migrantes por el Darién lleva más de dos décadas, pero el fenómeno se disparó en los últimos años. Pino dijo que Panamá ha manejado responsable y humanitariamente la situación y gastado en años recientes más de 60 millones de dólares en la atención de todas esas personas.
Otra preocupación del gobierno panameño es el impacto ambiental del tránsito de migrantes por la selva. “Darién es un pulmón natural que está siendo devastado y ya existe un serio problema ambiental”, dijo el comunicado. El Parque Nacional Darién es el mayor parque natural de Centroamérica y se extiende más allá de la frontera con Colombia.