Aguas negras, mal olor y desechos de toda índole circulan por la Cañada del Diablo, cuyo nombre recibe el sector que, cuál si fuera una metáfora, podría explicar la situación que viven las personas de esta comunidad ubicada al sur del municipio cabecera.

Cada vez que estamos ante la presencia de un evento meteorológico, como ciclón, huracán o una tormenta es imposible conciliar el sueño para los residentes en esta zona por temor a las inundaciones. Esta cañada forma parte de las 92 zonas vulnerables de la provincia, aunque la tormenta Franklin no provocó daños en Santiago, el peligro continúa latente.

Tal es el caso de Rafael Antonio Payamps, quien tenía su ropa empacada en sacos y el motor estacionando en el frente de su vivienda en caso de tener que “salir huyendo” por el paso de la tormenta Franklin.

El temor de perder su hogar se ve alimentado considerando que en los cinco años que lleva residiendo allí, ha visto la corriente de la cañada llevarse al menos cuatro casas colindantes a la suya.

Cuenta que unos familiares en el extranjero ofrecieron ayudarle a construir su vivienda en blocks; sin embargo, no aceptó bajo la respuesta de “¿para qué, para que se derrumbe? Yo mejor la dejo así”. “Esto no lo van a arreglar nunca”, expresa Payamps.

Mientras que Charina Batista narra que le “destruyeron” su vivienda mientras ella permanecía dentro de la misma, ya que las autoridades plantean que son invasores.

“Si ellos saben que hay un ciclón por qué cometieron ese abuso de tirarnos para la calle, ni siquiera nos llevaron a un albergue, ¿donde están esos albergues? Aquí estamos en la calle”, denuncia Batista.