AP
Washington
El secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA) realizó 34 viajes de trabajo con una empleada con la que mantuvo una prolongada relación íntima, según registros de viajes descubiertos por The Associated Press.
Los hechos se conocen en momentos en que se espera que una investigación externa concluya este mes para determinar si el romance de Luis Almagro con una empleada mexicana de la OEA dos décadas menor que él violó el código de ética de la organización con sede en Washington.
Los viajes juntos, todos menos uno entre julio de 2018 y diciembre de 2019, incluyeron una visita de cuatro días a Oxford, Inglaterra, para dar una charla sobre América Latina, una conferencia de editores de periódicos en Cartagena, Colombia, y un viaje a Miami para recibir el premio “Executive Mastermind Latino”.
Los detalles de los viajes se encontraron en informes públicos que aparecen sepultados en el sitio web de la organización. Se trata de reportes que se le pidió al secretario general que presentara trimestralmente ante el Consejo Permanente de la OEA como parte de una iniciativa de ahorro y transparencia aprobada por los gobiernos regionales en 2016.
No está claro el costo de los viajes para la OEA, que padece una profunda crisis presupuestaria desde hace años. Pero al menos 21 de los 34 viajes fueron pagados en parte por la organización y el resto por los organizadores de los eventos a los que asistieron los dos, o no se especificó. En total, ambos viajaron 15 veces juntos sin ningún otro miembro del personal de la OEA presente, según los registros.
Almagro, a través de un portavoz, rechazó una solicitud de la AP para una entrevista y no explicó por qué los dos hacían tantos viajes de trabajo juntos, pero negó comportamientos indebidos.
“El secretario general respalda todas las declaraciones anteriores emitidas sobre este asunto de que no se violó ninguna regla de la OEA en ningún momento debido a las medidas que él y su equipo tomaron para garantizar que se cumpliera con todas las normas”, dijo el vocero Gonzalo Espariz, en una declaración escrita.
El año pasado, AP fue la primera en informar que la OEA estaba investigando el romance entre Almagro y su subalterna, hasta ese momento un secreto a voces dentro de la organización integrada por 34 países del hemisferio occidental.
El informe llevó a la administración del presidente Joe Biden, el mayor donante de la OEA, a pedir una investigación externa sobre posible mala conducta. Unas semanas más tarde, el Consejo Permanente de la OEA contrató al bufete de abogados de Washington, Miller & Chevalier Chartered para que realizara la investigación y entregara sus conclusiones a fines de marzo.
Almagro, de 59 años, niega haber infringido alguna regla. Asegura que no era el supervisor de la mujer, que nunca la benefició de ninguna manera y que su larga relación era consensuada.
“Quiero en definitiva confirmar, reconfirmar y superconfirmarles que existía esa relación” durante tres años, dijo Almagro en noviembre sin revelar el nombre de la persona. “Nada de esto puede hacer cambiar mi visión de las instituciones y su funcionamiento y la responsabilidad que tenemos respecto a las mismas”.
En biografías publicadas en la web y en fotos de hasta hace un año, algunas de ellas publicadas en cuentas sociales de la OEA, la mujer aparece como “asesora” y a veces como “asesora principal” del secretario general. La mujer, cuyo nombre AP no publica a pedido de la OEA, se encuentra desde junio de licencia sin goce de sueldo por solicitud de ella, según la OEA. Ella no respondió a las solicitudes de comentarios de AP.
En cuestión están las pautas de ética de la OEA que prohíben a los miembros del personal tener relaciones íntimas con colegas a los que supervisan o de una manera que interfiera “con el desempeño de sus funciones o que perjudique a otros en el lugar de trabajo”.
Almagro pareciera que no ha presentado ningún informe en 2020 y 2021, un período que coincidió con lo peor de la pandemia de COVID-19, cuando gran parte de los viajes estuvieron suspendidos en todo el mundo.
Pero la pareja, cuya relación, según Almagro, está terminada desde entonces, parece haber hecho su último viaje junta en febrero de 2022 a New Haven, Connecticut, para un evento de liderazgo latinoamericano en la Universidad de Yale.
Espariz se negó a explicar por qué Almagro no presentó informes de viaje de 2020 y 2021, y si hubo viajes adicionales con la mujer.
Estados Unidos, que ha contribuido con aproximadamente la mitad de los 100 millones de dólares de fondos de la organización en 2022, se negó a comentar sobre los viajes. Pero la administración de Biden ha expresado en repetidas ocasiones que toma en serio las denuncias de violaciones éticas en la OEA y que apoya una revisión justa e imparcial de los hechos.
Almagro fue elegido para liderar la OEA en 2015 después de haberse desempeñado como canciller en el gobierno de izquierda de Uruguay. Una vez instalado, rápidamente se alió con Estados Unidos en su posición de oposición a Cuba y al gobierno socialista de Venezuela, e incluso una vez se hizo eco de la afirmación del presidente Donald J. Trump de que no descartaría el uso de la fuerza militar para derrocar al presidente venezolano, Nicolás Maduro.
Almagro fue reelegido en 2020 con el apoyo de 23 de los 34 estados miembros, incluido Estados Unidos, superando así los cuestionamientos sobre su estilo de liderazgo.
Pero más recientemente, a medida que la izquierda ha recuperado el poder en América Latina, se han incrementado los llamados para que sea destituido.
Pocas semanas después de que AP informara sobre el romance entre Almagro y la funcionaria, en octubre de 2022, miembros del llamado Grupo de Puebla emitieron un comunicado pidiendo su destitución. Firmado por expresidentes y líderes políticos de 16 países latinoamericanos, el documento critica su conducta “amoral”, incluido el despido del líder del organismo de control de los derechos humanos y su intervención luego de elecciones en Bolivia que llevaron a la renuncia del presidente Evo Morales.