Francisco presidió una misa de Año Nuevo a media mañana
AP
Ciudad del Vaticano
El papa Francisco rezó por el paso de su predecesor hacia el cielo y de nuevo expresó su agradecimiento por una vida de servicio a la Iglesia durante sus presentaciones de Año Nuevo, un día después de la muerte del papa emérito Benedicto XVI en el Vaticano.
La Basílica de San Pedro, en la que Francisco presidió una misa de Año Nuevo a media mañana, acogerá los restos mortales de Benedicto a partir del lunes. Se prevé que miles de fieles pasen junto al féretro en el primero de los tres días de capilla ardiente.
Benedicto, de 95 años, falleció el sábado por la mañana en el Vaticano, donde vivía desde su renuncia. Fue el primer papa en dejar el cargo en siglos, para lo cual argumentó que cada vez estaba más frágil.
Francisco parecía cansado y se sentó con la cabeza inclinada al comenzar la misa del primer día del año, una ocasión que la Iglesia católica dedica al tema de la paz.
Por un momento dejó de leer su homilía, centrada en la esperanza y la paz, para rezar en voz alta por Benedicto.
“Hoy encomendamos a nuestra Santa Madre a nuestro amado papa emérito Benedicto XVI, para que lo acompañe en su paso de este mundo a Dios”, agregó.
Posteriormente, Francisco efectuó más declaraciones acerca del pontífice retirado cuando ofreció su felicitación de Año Nuevo a las miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro.
Refiriéndose a la Virgen María, Francisco dijo que “en estas horas, invocamos su intercesión, en particular por el papa emérito Benedicto XVI que, ayer por la mañana, partió de este mundo”.
“Unámonos todos juntos, con un corazón y una alma, en agradecerle a Dios por el regalo de este fiel servidor del Evangelio y de la Iglesia”, declaró Francisco, dirigiéndose desde una ventana del Palacio Apostólico a los peregrinos y turistas.
En la plaza se llevará a cabo el funeral de Benedicto encabezado por Francisco el jueves por la mañana. El rito será sencillo, según indicó el Vaticano, para cumplir con los deseos de Benedicto, quien durante décadas, como cardenal alemán, había ejercido de guardián de la ortodoxia doctrinal de la Iglesia antes de ser elegido para el cargo en 2005.
En los últimos años, Francisco ha aplaudido la sorprendente decisión de su predecesor de convertirse en el primer pontífice en renunciar en 600 años y ha dejado claro que él podría considerar también esa opción.
Renqueante por el dolor de rodilla, el pontífice argentino, de 86 años, llegó a la basílica en una silla de ruedas antes de ocupar su sitio para la misa, que fue oficiada por el secretario de Estado del Vaticano.
Francisco, quien ha criticado repetidamente la guerra en Ucrania y su devastación, recordó a las víctimas del conflicto, que pasan las fiestas de final de año a oscuras, con frío y miedo.
“En este principio de año necesitamos esperanza, igual que la Tierra necesita agua”, declaró en su homilía.
Al dirigirse a los fieles en la Plaza de San Pedro, Francisco mencionó la guerra “intolerable” en Ucrania, que comenzó en febrero del año pasado con la invasión rusa, y en otras partes del mundo.
A pesar de ello, señaló el pontífice, “no perdamos la esperanza” de que la paz prevalecerá. “En todo el mundo, en todos los pueblos, está elevándose un grito: ‘no a la guerra, no al rearme’, sino que los recursos vayan al desarrollo, la salud, la alimentación, la educación, el trabajo”.