Marcos Díaz no asimila cómo la Lidom no termina de implementar un programa de dopaje cuando solo los jugadores de sus circuitos vinculado a la MLB están expuestos a pruebas y los casos se repiten.
Pero más le llama la atención es cómo si el país es signatario de la Convención Mundial contra el Dopaje en el Deporte desde su creación en 2005 a la fecha el Gobierno no ha dado ese paso para tomar el “toro por los cuernos” cuando es un mandato.
Díaz, quien preside la Convención Mundial contra el Dopaje en el Deporte de la UNESCO, sugiere en entrevista con DL cómo la liga de béisbol dominicana puede implementar un programa en un tramo de cuatro años.
En un primer año sería entrenar, capacitar a través de seminarios a los actores para concienciar sobre el tema; luego se aplicarían pruebas aleatorias para determinar el tamaño del problema sin revelar los nombres y entre un tercer o cuarto año ya se sancionaría a los infractores.
“Si tú como liga das el paso hacia adelante será muy bien visto porque sin nadie imponértelo tú estás dando muestra de que proteges a tus atletas, su salud y todas las consecuencias que trae el uso del dopaje. Segundo, protege la credibilidad de tu liga y no dicen ‘esa es una liga sucia, una liga tramposa, ahí no se regula nada’”, dijo Díaz.
“La responsabilidad (de que no se aplique) recae de quien trata políticas pública públicas, eso es el Gobierno, de protección, de regulación al negocio del béisbol, así como se protegen los contratos, el que no se explote a un joven de cierta edad se debe regular el dopaje en el béisbol”, dijo Díaz.
Puso el ejemplo en el Caribe de la liga venezolana, que apeló a la agencia antipodaje de dicho país para implementar un programa exitoso y hoy su liga no tiene la sospecha con las marcas que allí se establecen.