Una alta funcionaria cubana lamentó el martes que Estados Unidos tenga una política migratoria que calificó de “incoherente” y “diferenciada”, al tiempo que exhortó a Washington a cumplir los acuerdos bilaterales en la materia como una forma de enfrentar el incremento de tráfico irregular hacia el vecino país.
Los comentarios de la viceministra de Relaciones Exteriores, Josefina Vidal, se produjeron el mismo día del anunció de la celebración esta semana de una nueva ronda de conversaciones migratorias entre ambas naciones, paralizadas durante cuatro años.
La Cancillería cubana indicó en su cuenta de Twitter que la reunión se realizará en Washington el jueves y que estará encabezada por el viceministro Carlos Fernández de Cossio, en momentos en que se registra un incremento dramático de los arribos de cubanos a la frontera sur de esa nación.
Estados Unidos “está proveyendo económicamente a muchos países de la región para reactivar sus economías, para ayudarlos a generar empleos”, incluso, apoyando proyectos de salud y educación, planteó Vidal a un reducido grupo de periodistas en La Habana. En el caso de Cuba, la política desde Washington es exactamente la contraria, “de máxima presión en el orden económico y por medio de medidas coercitivas”, agregó.
La última ronda de conversaciones, que según los acuerdos entre ambas partes deben realizarse dos veces al año, se produjo en julio de 2018, bajo la administración del entonces presidente Donald Trump, quien dio un giro radical a la política de acercamiento entre ambas naciones iniciada por su predecesor Barack Obama.
Trump incrementó las sanciones contra la isla en todas las esferas desde la cancelación de los permisos para envío de remesas o los cruceros, la persecución a empresas de terceros países que operaran con Cuba, la limitación de los vuelos y hasta el castigo de los buques petroleros destinados a la nación caribeña, presionando por un cambio de modelo político.
Estas medidas y la pandemia contribuyeron a generar una crisis económica en Cuba con desabastecimiento de productos básicos, cortes de luz y las respectivas colas o racionamientos, según las autoridades. La mayoría de los migrantes mencionan razones financieras para viajar a Estados Unidos, otros alegan disidencia política y contar con asilo.
Además, luego de denunciar unos incidentes de salud de sus diplomáticos, Estados Unidos retiró en 2017 al personal de su embajada y paralizó el consulado, por lo que miles de personas quedaron sin concretar los procesos de reunificación familiar o impedidos de viajar a menos que realizaran los trámites de visa a través de Guyana. El nuevo titular de la Casa Blanca, Joe Biden, no flexibilizó las medidas pese a sus promesas de campaña.
“No vemos ningún tipo de justificación para que todas las visas a emigrantes cubanos no se den en La Habana y se obligue a la mayoría de los cubanos a desplazarse con los costos que eso implica”, agregó la viceministra Vidal, quien fuera en su momento la jefa de las negociaciones del histórico acercamiento con Estados Unidos en 2014 y que concluyó con la reapertura de las sedes diplomáticas y el viaje de Obama a la isla.
Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos en los últimos seis meses se produjeron 79.800 detenciones de cubanos —algunas personas podrían intentar varias veces el ingreso— en la frontera terrestre, un poco más del doble de todo el año fiscal –de octubre a septiembre– 2021 y cinco veces más que el 2020.
Vidal reiteró que junto a la paralización consular, Estados Unidos incumple desde hace cinco años el acuerdo de los años 90 por el que se obliga a otorgar 20.000 visas anuales.
También se incrementaron las travesías por mar, sea en rústicas embarcaciones o a manos de traficantes. Desde octubre a la fecha, la Guardia Costera de los Estados Unidos interceptó a 1.257 cubanos, contra 838 del 2021.
Tal como están las cifras la cantidad de salidas es superior a la llamada “crisis de los balseros” de 1994 cuando llegaron por el Estrecho de la Florida unas 30.000 personas y la mitad de los que lo hicieron a través del éxodo del Mariel en 1980, cuando se marcharon unos 124.000 cubanos.
Vidal refirió que históricamente hay picos migratorios –o sea incrementos en las salidas– cuando Estados Unidos incumple los acuerdos, recrudece las sanciones económicas contra la isla y pone trabas para una tramitación más o menos normal de las visas de los ciudadanos isleños
Además, “Estados Unidos está ejerciendo presiones sobre países de la región para que establezcan requerimientos específicos para los viajes de los cubanos en tránsito y lo que adicionalmente genera obstáculos”, manifestó.
La funcionaria rechazó adelantar la agenda que Cuba llevará a la ronda, pero indicó este tema estará entre los mencionados.
En los últimos meses Panamá y Costa Rica, por ejemplo, anunciaron que exigirán a los cubanos visas de tránsito, una posición diferente a la de Nicaragua –aliada de Cuba– que levantó este requerimiento y se convirtió desde noviembre en el nuevo punto de salida de isleños hacia Estados Unidos.
“Para Cuba los acuerdos son importantes”, explicó Vidal, quien exhortó a Estados Unidos a cumplir su parte por el bien de ambas naciones y de toda la región.
Cuba mantuvo en este tiempo reuniones migratorias con países como Canadá, Belice y hace menos de un mes con México, en cuyas fronteras se agolpan los isleños luego de realizar periplos más o menos irregulares –plagados de contrabandistas y rutas peligrosas– con el objetivo de ingresar a Estados Unidos.