Emmanuel Macron y Marine Le Pen repetirán en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas su duelo de 2017, después de que la primera ronda de este domingo dejara al presidente saliente con un margen de ventaja algo mayor al previsto por las encuestas.
El anuncio de los resultados coincidió con llamamientos de la mayoría de los candidatos derrotados para establecer un nuevo “cordón sanitario” y evitar que la ultraderechista Le Pen alcance la jefatura del Estado en la segunda vuelta del 24 de abril.
El liberal Macron logró entre un 28 y un 29 % de los votos, según las proyecciones sobre los primeros votos escrutados, mientras que su rival obtuvo entre el 23 y el 24 %, lo que supone el mejor resultado de la historia de la ultraderecha en una primera vuelta presidencial.
Tras conocer los resultados, ambos se apresuraron a pedir el apoyo de quienes no les han votado, ante la perspectiva de una segunda ronda que los sondeos anticipan que será mucho más reñida que la de 2017.
Macron tendió la mano “a todos” y se mostró dispuesto a “inventar algo nuevo para unir convicciones y sensibilidades diversas” de cara a la segunda vuelta, según dijo en su intervención entre el ruidoso entusiasmo de sus seguidores.
Insistió en que su proyecto es “el único” que puede responder a los retos que afronta el país, como la defensa del poder adquisitivo de los ciudadanos o la lucha contra el cambio climático.
En cambio, una exultante Le Pen aseguró que el presidente y ella representan “dos visiones diferentes de la sociedad” por lo que hizo un llamamiento a la unidad en torno a sí misma: “Todos los que no han votado a Macron están invitados a sumarse a esta unificación”.
Detrás de los dos vencedores de la primera vuelta quedó el veterano líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon (21 %), que vio frustrado lograr el voto útil de todas las candidaturas de izquierda y ecologistas para intentar llegar a la segunda ronda.
Los principales derrotados fueron los dos grandes partidos tradicionales de la Quinta República, el conservador LR y el socialista PS, que cosecharon los peores resultados de su historia: Valérie Pécresse (LR) se quedó en torno al 5 % y la socialista Anne Hidalgo, alcaldesa de París, se hundió hasta el 2 %
Llamamientos a frenar a la ultraderecha
De cara a la segunda vuelta, Macron recibió casi inmediatamente el apoyo de otros candidatos para frenar a la ultraderecha en la segunda vuelta: Pécresse, Hidalgo, el ecologista Yannick Jadot y el comunista Fabien Roussel dijeron que votarían por él o pidieron directamente a sus seguidores que respalden al presidente.
Le Pen borraría a Francia “de la escena internacional” y “traería el caos”, alertó Pécresse.
“No debéis dar ni un voto a Le Pen”, proclamó por su parte Mélenchon entre las ovaciones de sus seguidores, aunque sin pedir expresamente el voto para Macron.
Le Pen recibió el apoyo del también ultraderechista Éric Zemmour, que tras un ascenso meteórico hace pocos meses se quedó en torno a un 7 %, y también del soberanista Nicolas Dupont-Aignant (2,1 %), que ya le había respaldado hace cinco años.
En 2017, Macron casi dobló en votos a Macron (66-34 %), pero los sondeos realizados hoy entre los electores apuntan a un margen mucho más estrecho dentro de dos semanas: Ipsos da ganador al presidente por un 54-46 %, el mismo margen que OpinionWay, mientras que Ifop estrecha más la ventaja: 51-49 %.
A falta de datos definitivos, las estimaciones apuntan a que la participación de hoy se situó en torno al 72,7 %, la más baja en una primera vuelta presidencial moderna desde el récord de 2002 (71,6 %).